Matilda, el musical: historias de niños que también gustan… si eres mayor
Por Mariano Velasco
Siempre pensé que Roald Dahl tenía la increíble habilidad de hacernos creer a todos como tontos que escribía para niños cuando en realidad lo hacía para adultos. La historia de la niña Matilda, que ahora se representa en Madrid en formato de musical, es, como casi todas la suyas supuestamente infantiles, una aventura de niñas y niños en la que los peques podrán verse reflejados o no, pero que Dahl consigue que se disfrute y guste incluso más… “si eres mayor”, como dice la letra de la canción que cantan los niños en Matilda. Porque los espectadores mayorcitos nos reconoceremos fácilmente, con nuestras manías y nuestros defectos, en según qué personajes de sus disparatadas historias. Y no quiero mirar a ningún padre/madre (servidor incluido), en el caso de Matilda, el musical.
Pues eso, que si algo distingue de manera muy especial a los textos de Roald Dahl es esa habilidad para caricaturizar y ridiculizar personajes adultos tan estrafalarios como exagerados pero que a la vez poseen una enorme fuerza dramática como para ponerse a tirar de la historia ellos solitos. Era el caso del Willy Wonka en Charly y la fábrica de chocolate, de los padres de Matilda (¡vaya dos piezas!) y sobre todo –ahí quería yo llegar– el de la señorita Trunchbull, la dire del cole de Matilda.
Tal vez por eso, una vez vista la función nos percatamos de que su comienzo, cuando el susodicho personaje de marras todavía no nos ha sido presentado, resulta mucho menos entretenido que el resto de la obra, y que es a partir de que aparece en escena con su arrolladora presencia la señorita Trunchbull cuando aquello cobra verdadero interés y cuando la historia fluye con la agilidad con la que debe fluir un buen musical, como es el caso, arropado eso sí de principio a fin por un espectacular decorado.
Porque además de llevar a los niños por la calle de la amargura desde que comparece con su moño y sus ademanes de ir de sobrada, la mala malísima de la directora se hace con el protagonismo y ocupa el escenario de tal manera que, si exceptuamos algunos de los más espectaculares números de baile, que ahí no, el dichoso personaje, desagradable como pocos pero que en el fondo, muy en el fondo, casi se hace querer de lo bien construido que luce, está metido en toditos los fregaos, en los mejores momentos de la obra y, por supuesto, en las escenas más desternillantes.
Personaje que, como sucede con la mayor parte de los de su calaña, acaba convirtiéndose en un arma de doble filo para el actor o actriz que lo representa. Y ha de subrayarse que aquí, en Matilda el musical, el resultado no baja del calificativo de “sobresaliente”, por no decir directamente “espectacular”, porque el actor al que le ha caído en gracia el papelito lo borda a la perfección. Sí, he dicho “actor”: Oriol Burés.
Y ahora sí, con la “jefa” capitaneando la escena manda que te manda, dando caña a toda asquerosa criatura infantiloide que se le ponga por delante, es cuando el resto del elenco, con los niños y niñas a la cabeza, todos ellos magníficos y con espectaculares números de baile, lucen como iluminados por el palmito y por el vozarrón con los que la Trunchbull llena la escena. Especialmente por esto último, el vozarrón, sorprendentemente dotado como está este intérprete de fuerza y claridad vocal por igual, algo que se agradece especialmente en un musical.
Bastante fiel a la novela, en el musical no podían faltar algunos de los pasajes más recordados por quienes hayan leído a Dahl, como el del obligado atracón de la deliciosa tarta de chocolate, la valiente gamberrada de la salamandra o, el mejor y muy bien resuelto en el musical, el “lanzamiento de martillo” que acaba con una de las pobres niñas despedida de las coletas en dirección al asiento veintitantos de la fila tres del segundo anfiteatro del Nuevo Teatro Alcalá.
¿Y adivinan qué simpático y adorable personaje aparece al frente de todas y cada una de estas escenas? ¡La señorita Trunchbull, claro! Que no sé si entre los niños del público también, me temo que no, pero que, si se hiciera una rápida encuesta a la salida del teatro entre el público adulto seguro que acabaría siendo elegido, con toda seguridad, como el personaje de Matilda preferido para irse uno de cañas con él. Cosas estas que suceden, qué le vamos a hacer, sobre todo… si eres mayor.
Matilda, el musical
https://www.musicalmatilda.es/
De Roald Dahl
Adaptación y dirección: David Serrano
Nuevo Teatro Alcalá