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‘Una virtud perversa’, tres bodas y tres funerales

REDACCIÓN.

Somos animales sociales, o al menos esto es algo que hemos escuchado desde nuestra infancia. Desde niños aprendemos a relacionarnos con los demás y a incluirlos en nuestra vida. Una virtud perversa plantea qué ocurriría si una persona no pudiese tocar a nadie por miedo a hacerle daño. Alessa, la protagonista de esta historia, es una finestra y posee un don que puede amplificar el poder de su pareja. ¿El problema? Cada vez que Alessa toca a alguien, lo mata. Emily Thiede utilizó a este personaje para explorar la importancia de la interacción humana y el tacto. La autora siempre se ha sentido fascinada por este tema y quiso analizar lo que sentiría una joven que es elegida para proteger a su gente, pero que se encuentra aislada para evitar dañar a nadie.

Dante, un chico que piensa que los dioses lo han abandonado, es el otro protagonista de Una virtud perversa. Dante está enfadado con el mundo y prefiere estar solo. ¿Pueden una chica que teme el contacto y un joven que cree no necesitarlo formar una relación y ayudarse mutuamente? Ha llegado el momento de descubrirlo. La interacción entre estos dos personajes, que, poco a poco, comienzan a sentir atracción el uno por el otro, tiene como consecuencia diálogos repletos de bromas que le proporcionan a la novela un toque cálido. Sin embargo, su autora quiso ir un paso más allá e incluir dentro de la obra una reflexión sobre un tema muy importante para ella.

En una entrevista con Virginia Living, explicó: «De forma accidental, Una virtud perversa se ha convertido en una especie de metáfora sobre mi experiencia con el TDAH. Quiero que los lectores se queden con la sensación de que a veces necesitamos hacer las cosas de una manera diferente a la mayoría para tener éxito y que no debemos sentirnos unos fracasados por no actuar como los demás, porque ser diferente no es una debilidad».

A la hora de planificar la escritura de Una virtud perversa, Emily Thiede investigó la costa de Amalfi y vio gran cantidad de programas de viajes. Una vez realizado un análisis previo, afinó los detalles preguntando a gente cercana (los padres de la autora viajan a menudo a Italia y uno de sus amigos más cercanos vive en Roma). Así logró captar a la perfección el espíritu del país para transmitirlo a su novela. Además, la autora inventó tradiciones, una historia y un sistema mágico y político de una manera brillante. Alessa es la figura más publica de una sociedad que espera que la joven renuncie a su nombre, su familia y sus amigos por salvarlos. Este hecho aumenta aún más el sentimiento de aislamiento que siente la protagonista.

En conclusión, Una virtud perversa es una novela ambientada en un entorno inspirado en la costa de Amalfi que combina romance, acción y una profunda reflexión sobre el sacrificio y la soledad. Emily Thiede ha dado vida a una obra encantadora en la que una sensación de fatalidad inminente parece seguir a sus personajes. Sin embargo, la historia de amor y las diferentes bromas entre los protagonistas dotan a la novela de un toque de esperanza que consigue equilibrar la trama y darle una gran agilidad a la lectura. 

  • La autora

Emily Thiede pasó su infancia soñando despierta y leyendo subida a árboles. Fue maestra en la escuela pública, y ahora imparte clases de escritura creativa, está en el consejo de Writer House, una asociación benéfica, y ha ejercido como mentora de nuevos escritores en Pitch Wars. A Emily le encanta rescatar gatitos y perderse en los bosques de Virginia, donde vive con su familia. Una virtud perversa es su primera novela. La puedes encontrar en redes sociales en @ektwrites y visitar su página web: ekthiede.com.

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