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Las cosas encantadas

Por Àngels S. Amorós

Ana Alonso (texto) y Violeta Montreal (ilustraciones). Las cosas encantadas. Madrid: Editorial Anaya (Pizca de sal), febrero de 2019. 96 pp. A partir de los 10 años.

La magia de los besos

es solo preventiva.

No cura

la enfermedad del tiempo y la memoria.

Los besos hay que usarlos

antes de la tristeza,

no después.

Ana Alonso es una prolífica escritora española para el público infantil y juvenil que además tiene una destacada faceta como poeta tanto para jóvenes como para adultos. Uno de sus últimos libros es Las cosas encantadas donde la autora revisa los cuentos clásicos de siempre a partir de una original premisa. Cada uno de esos cuentos tiene un elemento mágico (ya sea un objeto, verdura o incluso palabras) que no siempre facilita la vida del personaje que lo posee. Desde el espejo de la madrastra de Blancanieves hasta la alfombra mágica de Aladino, pasando por la manzana envenenada, los zapatitos de Cenicienta, unas habichuelas o la frase mágica que abría la cueva llena de tesoros de Alí Babá y los 40 ladrones.

La Bella Durmiente

El lector descubrirá que la magia de estos objetos o palabras poco puede hacer si el personaje no está dotado de una gran personalidad y una confianza ciega en sí mismo. Por ejemplo, el beso de amor que despertó a la Bella Durmiente no le garantizó la felicidad pero sí que hubiese preferido recibir afecto en lugar de pasar la infancia entre advertencias y miedos.

En otras ocasiones, sin embargo, el periplo por el que pasa el protagonista hasta su reparación forma parte de un proceso de enseñanza y maduración para conocer su lugar en el mundo y apreciar lo que se tiene, además de valorar lo conseguido gracias al propio esfuerzo. Como le sucede a Blancanieves tras morder la manzana envenenada.

Tal vez, lo que en realidad no dejó dormir a la princesa no fue el pequeño guisante escondido debajo de tantos colchones y edredones sino lo no dicho, las palabras necesarias que mueven el mundo y que nos definen como humanos. Y la joven, también de sangre real, que se vio obligada a ocultar su belleza bajo una sucia piel de asno se sentía igual de ajena entre ricos vestidos de encajes y pedrería porque todo lo accesorio oculta lo que en realidad somos a los ojos de los demás.

La princesa y el guisante

Las cosas encantadas es un recorrido maravilloso de una gran selección de cuentos tradicionales donde las emociones son más importantes que las acciones y que nos acompañaron en nuestra niñez. Ahora, gracias a las palabras de Ana Alonso y las inspiradoras ilustraciones da todo color de Violeta Montreal, tenemos la oportunidad de volver a ellos desde una óptica distinta. La revisión de los cuentos se hace desde un punto de vista muy actual despojado de todo lo accesorio y desprovisto totalmente de edulcoramientos excesivos. En alguna ocasión algún verso nos deja un poso amargo difícil de olvidar. Cada poema está acompañado por hermosos y originales collage que destacan lo más importante de cada composición. Una visión lúcida y madura de cómo se deben interpretar y trabajar los cuentos tradicionales en la actualidad.

Al final del libro se incluyen una serie de actividades (como suele ser habitual en la colección Pizca de sal) que se pueden llevar a cabo tanto en las aulas como en casa y que están dirigidas a reforzar los referentes aprendidos y a relacionar. Las actividades se organizan en diferentes destrezas: observar; comprender; pensar y relacionar;  investigar; trabajar valores; para desarrollar la creatividad; expresión escrita y comprensión lectora. Estas actividades se muestran en formato apaisado y con los bordes troquelados para quitar del libro y completar con más facilidad.

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