«Las banderas no dan calor»: un compromiso teatral con la memoria
Por Antonio Nieto Aguilar
Marzo de 2015. Casa Chejov de Sevilla. Aparecía María en el escenario, interpretada por Adela Castaño, cantando «¡Ay, Carmela!», con una tensa y precaria alegría. Entonces irrumpía Pedro, encarnado por José Carlos Pérez, poniendo fin a una incierta espera… Al finalizar la obra, uno sentía haber ardido como las sillas que María quemó para poder mantenerse con vida; pero también sentía helarse su corazón como la nieve acumulada sobre la chaqueta de Pedro. Comenzaba una aventura…
…Tiempo más tarde, Las banderas no dan calor seguiría creciendo en matices y situaciones. Con premios tanto a su dramaturgia como a sus interpretaciones a las espaldas, la versión larga conocería su estreno absoluto en la ESAD de Sevilla en 2022, y en noviembre del mismo año vuelve a los escenarios de Sevilla, en Viento Sur Teatro. Algo desapacible volverá a pasar en los escenarios, y lo volveremos a agradecer.
Hecha con el mimo y la pulcritud de las historias cocidas a fuego lento; actuada con una consciencia inusual de las palabras y los silencios, Las banderas no dan calor retrata los paisajes interiores de una relación idílica que se desintegra en el contexto de un pueblo serrano andaluz en la posguerra española. La obra realiza un triple esfuerzo con los personajes de María y Pedro al esbozar sus esperanzas truncadas, sus relaciones con la realidad caminando en direcciones opuestas y la contienda que se libra en sus fueros internos: una escisión dentro de una escisión, enmarcado en un panorama de quebranto y crueldad. Lejos de tremendismos, el texto se sitúa pudorosamente en un plano donde aún Pedro y María puedan entenderse, —lo intenta a cada milisegundo, agónicamente— preguntándose siempre por la posibilidad de re-encuentro, y lejos de juzgar a sus personajes, les inquiere de forma empática por el sentido que cada uno otorga a lo que es la libertad, a lo que es el amor, y a lo que el país ha hecho de sus existencias. Es como si preguntara a Pedro y María: ‘¿Qué sentido tiene para vosotros el compromiso político?’, previamente a plantar toda semilla de sospecha o duda, y dicha pregunta no hace sino re-actualizarse a cada paso de la historia. La obra quiere saber, en definitiva, de la autotestimonialidad de Pedro y María.
Personajes como trasuntos de un tiempo que fue, como arquetipos de un exilio interior. El sentir de una España irrespirable que ya no les pertenecía, porque ya no era habitable. Lenguaje y tempo prácticamente inseparables del de su autora, la dramaturga morisca María Marín, de la reivindicación de una memoria histórica que restablezca un sentido de la justicia, en medio de los relatos hegemónicos siempre reescritos por los vencedores, como diría Walter Benjamin. En una España que usa su bandera como arma arrojadiza contra las periferias y la idea de ‘lo otro’ o ‘lo-que-me-es-otro’, Las Banderas no dan calor deviene en un ejercicio de integración crítico; en una obra dialógica necesaria, cuya voz sutil y al borde de lo silente, paradójicamente, es capaz de relatar lo estrepitoso. De un discurrir sereno pero firme, que desesperará a los necesitados de efectismos y certidumbres, supone un reencuentro con nosotros mismos, cuando quedamos solos con nuestros miedos y querencias, y las demás voces callan…
Texto, idea original y dirección artística: María Marín.
Ayudante de dirección: Paula Rubio.
Reparto: Adela Castaño y José Carlos Pérez.
Espacio Sonoro: Manuel Ollero “Piñata”.
Iluminación: Álvaro Quinta.
Diseño Vestuario: Producciones La Zentralita.
Escenografía: Producciones La Zentralita.
LAS BANDERAS NO DAN CALOR – VIENTO SUR TEATRO
Fecha: 4, 5 y 6 de noviembre
Hora: 20:00 h.
Lugar: Viento Sur Teatro (C/ San José de Calasanz, 4, 41010 Sevilla)
Venta de entradas: https://entradium.com/es/events/las-banderas-no-dan-calor
Excelente redacción, muy interesante!