Calle Odeón de París, “En el café de la juventud perdida” de Patrick Modiano
UNA CALLE, UN LIBRO
Por Antonio Costa Gómez
Calle Odeón de París, “En el café de la juventud perdida” de Patrick Modiano
Íbamos fascinados por la calle Odeon. Queríamos ver donde estaba el café Condé del libro de Modiano. Según sus datos estaba al final de la calle, al lado del Odeón. Pero no vimos ningún café. En el lugar donde pudo estar había una tienda de ropa. Una decepción, como tantas otras decepciones. Pero al menos estábamos allí, justo en ese sitio.
En el café Condé había una especie de tertulia. Acudía un fotógrafo, que les hacía fotos a todos. Acudía un poeta maldito. Acudía el narrador. Pero todos estaban fascinados por Youki, una joven callada que se sentaba en la sombra junto a la puerta. Quería perderse entre las charlas de los demás. Y los fascinaba a todos. Pero un día deja de ir y todos sienten nostalgia de ella. Muchas personas distintas aportan recuerdos escasos sobre ella. El narrador intenta saber qué le ocurrió, por qué dejó de venir. Todos sienten su ausencia, les falta su silencio. Algunos la conocieron brevemente, tuvieron escasas relaciones. No hablaba mucho con nadie.
Los personajes de Modiano son callados, su identidad se pierde en unos pocos datos. Igual que la identidad de París se pierde en datos escasos pero que se llenan de significado. También Modiano es callado. Sabe lo que vale cada palabra. Incluso las anotaciones en los cuadernos, los informes oficiales.
Nosotros vivíamos esos días en la calle Monsieur le Prince, donde un día vivía Rimbaud. Y pasábamos por la calle Odeón y nos fascinaba. Había una tienda de vinos deliciosa. Allí estuvo la verdadera librería Shakespeare, en la cual durmió Hemingway (no la que ahora lleva su nombre frente a Notre Dame). Era intensa y evocadora.
Foto: Consuelo de Arco