CómicEspañaUSA

Plástico nos envuelve en una realidad psicótica

Portada de la obra de Plástico (Norma)

Las enfermedades mentales han sido una fuente de creación constante. En 1960, Alfred Hitchcock ya utilizó este tipo de problemas para asentar su famosa Psicosis. Pues bien, este tipo de afecciones, las psicosis, se produce cuando una persona se aleja de la realidad. De aquí que las personas que sufren esta enfermedad pueden tener falsas creencias sobre lo que sucede (a este hecho se le suele denominar Delirios) o percibir cosas que no existen (lo que se llama alucinaciones). Estas y otras afecciones son complejas y también pueden ser multicausales. Ahora bien, lo que sucede en la realidad dista de lo que nos vamos a encontrar en el mundo de la creación artística.

El mundo del arte, más concretamente el del noveno, suele relacionar afecciones como la psicosis, con la maldad y el asesinato. La obra que comentaremos en esta ocasión, llamada Plástico (Norma), también se suma a esta visión. Este cómic ha visto la luz en nuestro país durante este año, aunque originalmente se publicó en 2017 por Ias editoriales Image y 12-Gauge. En este cómic Doug Wagner (responsable de la narración escrita) centra su interés en un asesino en serie retirado. El personaje resulta chocante, apocado e, incluso, algo bobalicón. No obstante, a las pocas páginas, comprobaremos que esto no es del todo así.

Este juego narrativo está asentado en la confrontación, en el contraste y en el uso paradójico de los elementos semióticos. Todo ello, unido con la narración visual, consigue que la narración -en su conjunto- sea impactante y atrape al lector. Además, existe una fuerte impronta emocional en el guión para lograr que no dejemos de leer la obra. De hecho, la caracterización del protagonista principal y su relación con la coprotagonista tiene cierto carácter dulce por la vinculación con un cuidado psicótico pero cariñoso. Ahora bien, toda la obra se nos presenta como un ejercicio de realidad alternativa. Una especie de estrategia faulkneriana para inmiscuirnos en un mundo extraño y un tanto demencial.

Página interior de la obra

La narración visual, firmada por Daniel Hillyard, está bien construida, es creíble y nítida. En este sentido, podemos afirmar que este autor opta por un planteamiento nítido y realista. Sin ninguna duda estamos ante un trabajo notable que evita emplear la habitual estrategia de la simplificación narrativa. Como decimos, este autor opta por un dibujo realista, donde los detalles logran apoyar, con solvencia, a la narración escrita. Tanto es así que la estrategia narrativa de la confrontación, también la encontraremos en la narración visual. De hecho, la estrategia de usar los dos asientos delanteros de un automóvil para mostrar dos fenómenos simultáneos en algunas viñetas es un buen ejemplo de ello.

Esta estrategia realista funciona mejor en las páginas más emocionales y menos sangrientas. De hecho, yo me atrevería a decir que esto último es lo peor de la narración gráfica, aunque, sin duda, es lo más espectacular. Por otro lado, se opta por una conformación de la narración visual racionalista en la que los centros de las viñetas tienen gran relevancia. Esto le otorga un aire moderno a la obra que la aleja de la moda posmoderna asentada en la fragmentación. Ello, posiblemente, contrasta más -si cabe- con el aspecto psicótico que transita por toda la obra, tanto en su narración, como en su conformación.

Laura Martín, responsable del color de este trabajo, realiza un trabajo soberbio. Las sombras y los matices que se logran son numerosos y le dan cierto aire fílmico a la obra. La colorista evita optar por colores que llamen la atención y se emplea una paleta un tanto apagada. Todo ello apoya más este carácter realista sobre el que hemos hablado repetidas veces.

Plástico es una obra muy bien construida que abunda en los estereotipos sobre la enfermedad mental como si fuera siempre violenta. También presenta esta enfermedad como vinculada al cuidado, pero destaca especialmente lo primero. Sin ninguna duda, la obra está influenciada por la película de Hitchcock y diría que también mantiene una clara referencia a personajes como el Joker. En este sentido, la obra presenta elementos reconocibles, pero, como digo, no podemos afirmar que ayude a conformar un imaginario más realista de la enfermedad mental.

 

Por Juan R. Coca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *