Con un nihilismo que busca el cero absoluto, Verhulst persigue, escribiendo, el origen de sus pulsiones, algo que solo al final de este libro descubrirá y que, quizás poniéndolo por escrito, consiga exorcizar y así salvarse.

«Desde la primera página, Verhulst te succiona a ese horrible vacío en el que los traficantes de todas las ciudades reconocen tu naturaleza y se mueve
con soltura en el subsuelo de la metrópolis»

Marjolijn de Cocq, HET PAROOL

«Este libro es una confesión, una declaración de amor, la historia de un autor
que encuentra su camino en sendas oscuras»

Marianne Janssen, LEESKOST

«Uno de esos escritores que sobresale en la descripción de escenas crudas»

Coen Peppenlenbos, TZUM