“EnCantados” organiza conciertos inclusivos para acercar la música a personas sordas

Por Mariano Velasco

La próxima vez que vayan a un concierto de música, si tienen oportunidad, hagan un experimento. Nada peligroso, no se alarmen que no pasa nada. Se llevan un globito en el bolsillo, lo hinchan con cuidado que no se explote, y cuando empiece a cantar su artista favorito se lo ponen en el pecho y lo abrazan. ¡Al globo, no al artista! Sentirán así como que se les amplifica la música y se les transmite a las entrañas o lo que sea que cada cual tenga ahí adentro. ¿Mola, no? Pues más les mola a las personas sordas, que pueden sentir así en su interior esa sensación desconocida de las vibraciones que provoca la canción.

Lo hacen, esta maravilla de los globos, en enCantados, una Asociación sin Ánimo de Lucro que organiza lo que ellas llaman “conciertos inclusivos”, es decir, actuaciones musicales que interpretan mediante Lengua de Signos (LS), lo que se conoce como “signar”, para que puedan ser disfrutados por personas sordas. Además, complementan la actuación con una entrevista con el artista, también signándola, que suben a su canal de Youtube para que el público pueda conocerlo mucho mejor.

Básicamente, se trata de normalizar lo que vienen haciendo hace tiempo artistas como Rozalén, a quien acompaña permanentemente la intérprete de signos Beatriz Romero, y a lo que, gracias a la labor de enCantados, se suman ahora artistas como Ramon Mirabet, Alba Reche, Santa Salut, Mabel Flores o Raquel Lúa, entre otros.

EnCantados es un proyecto de la periodista musical Núria Martorell y la diseñadora-ilustradora Francina Cortés, que ellas definen como “plataforma de comunicación cultural”. “Comenzamos combinando conciertos y entrevistas en las que los fans dejaban sus preguntas. De repente, en un festival conocimos un grupo de gente del colectivo de personas sordas, y entonces nos dimos cuenta de este vacío que existía”, explica con entusiasmo Nuria cuando relata los inicios del proyecto.

La periodista, responsable del guion de los eventos y de las entrevistas, destaca lo valioso y la dificultad del trabajo del intérprete de signos, que no ha de limitarse a traducir, sino que tiene que comprender, interpretar y finalmente trasmitir lo que el artista cuenta en su canción. La dificultad que supone para un intérprete signar una metáfora implica un trabajo que comienza mucho antes de subirse a un escenario. Empieza conociendo al artista, y culmina cuando se logra transmitir la idea, el sentimiento y la emoción a este siempre agradecido público, que celebra su Día Internacional de las Personas Sordas el último domingo de septiembre y que reclama, con ello, una mayor visualización y normalización en todos los aspectos.

Francina se ocupa de la estrategia creativa, de la imagen y el diseño, pero es, sobre todo, la encargada de “mimar” a las personas sordas que asisten a los conciertos. ¡Y vaya si las mima! Las recibe en la entrada del evento, al que acuden con entrada personalizada, las acompaña hasta su ubicación en primera fila, donde pueden ver “sin obstáculos” tanto al artista como al intérprete de signos, les facilita las letras de las canciones… “Les generamos – concluye – un ambiente de tranquilidad y seguridad”.

Aunque la Lengua de Signos pueda parecer extremadamente compleja, no lo es tanto porque “es visual”, explica Eva García Codorniu, intérprete de signos de enCantados. De hecho, los interpretes de signos no solo utilizan el código de signos, sino que se ven obligados a echar mano de más recursos y, sobre todo, de imaginación. “Yo siempre me pregunto: ¿cómo le explicaría esto a mis padres?”, cuenta Eva.

Es que Eva es CODA, término que se hizo popular con la película, así titulada, galardonada en la última edición de los Oscar. CODA es Child of Deaf Adults, hija de padres sordos. Por eso para Eva la Lengua de Signos es “una de mis lenguas maternas”. Pero es sobre todo, dice convencida, “un arte”. “Y dedicarme a esto es para mí haber cumplido un sueño, porque soy – añade con emoción – una apasionada de la música”.

En relación a su trabajo, Eva explica que no consiste solo en interpretar, sino que requiere de cierta sensibilidad para ser capaz de transmitir, además de la letra, el ritmo, la armonía y la melodía. “Y a la vez, por supuesto – matiza – ser fiel al artista”. Para ello ha de existir un contacto previo con los músicos lo más estrecho posible, y así es como trabajan en enCantados. Eva cuenta que a ella le gusta implicarse con los artistas ya desde la prueba de sonido, ver cómo se mueven, cómo trabajan…  “Yo le pregunto al artista: ¨¿qué se te pasó por la cabeza al hacer esta canción?”.

Luego, aclara, hay cositas que se las guarda para ella y que le sirven como info, pero que si el artista no las cuenta, o solo las insinúa mediante una metáfora, tampoco hay que revelarlas. También hay que estar muy despierta, advierte, porque el artista improvisa, “y tú tienes que acoplarte y adaptarte”.

Un evento de enCantados requiere de “al menos un mes de preparación previa”, explica Francina. Sin ir más lejos, el intérprete de signos ha de aprenderse previamente todas la canciones que el artista va a incluir en el repertorio. Aunque a veces, como ella confiesa, las cosas se tuercen por lo que sea, toca improvisar y se sale adelante, viene a decir presumiendo de su habilidad como “solucionadora de problemas”.

En tal sentido agradecen sobre todo la colaboración con artistas que se implican especialmente en temas sociales, como es el caso de Ramon Mirabet, con quien han colaborado en más de una ocasión y del que hablan maravillas, porque “se abre, te cuenta… es oro”, dice Eva. O Alba Reche, de la que recuerda Núria que, ya en la prueba de sonido, se le saltaban las lágrimas de la emoción al verse traducida a Lengua de Signos. Pero su apuesta por artistas con sensibilidad social y con “mensaje” no les impide estar abiertas a todo tipo de estilos. En tal sentido, Francina recuerda algo que le dijo una persona sorda: “gracia a lo que hacéis, he conocido nuevos estilos de música”.

Núria destaca que ahora mismo la Lengua de Signos, entre otras cosas gracias a películas como CODA o a series de televisión en las que se normaliza a personajes sordos, “vive un momento dulce” en el mundo del arte. “Al principio teníamos que programar nosotras los conciertos. Y ahora son los festivales los que se dirigen a nosotras”, aclara satisfecha.

Si hay una palabra que defina bien el trabajo de enCantados es la de “contacto”. Visual, físico, con personas, con globos… como sea pero contacto. A Francina, firme defensora del concepto de “sentirse en equipo y en familia”, le ha sido de gran ayuda su experiencia en reflexología: “soy mucho de tocar y abrazar”, bromea. Núria pone como ejemplo que aunque haya festivales que optan por apartar al intérprete del músico, “nosotras lo que queremos es que estén juntos y que interactúen”. A lo que Eva añade: “yo es que no puedo evitar ponerme a bailar… Me sale”.

Fotografías y vídeo: cortesía de enCantados

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