‘Diarios y cuadernos’, de Patricia Highsmith

EDUARDO SUÁREZ FERNÁNDEZ MIRANDA.

Sin duda, uno de los acontecimientos literarios de este otoño es la publicación de los Diarios y cuadernos. 1941-1995 de Patricia Highsmith. Durante toda su vida, la escritora norteamericana fue capaz de preservar su intimidad de curiosos y periodistas, lo que le dio fama de misántropa y solitaria. Por ello fue una sorpresa descubrir, tras su muerte, un conjunto de “cincuenta y seis gruesos volúmenes de escritura personal, pulcramente guardados en el fondo del armario para la ropa blanca”, como recuerda en el prólogo Anna von Planta, encargada de seleccionar los pasajes que forman este libro. La propia escritora había considerado su publicación, si nos atenemos a las correcciones, cambios de fechas o comentarios que figuran en los originales.

No podía ser otra que la prestigiosa «Anagrama», quien llevara a cabo la publicación de tan excepcional documento. La relación de la editorial barcelonesa con Patricia Highsmith se remonta a principios de los años ochenta, inicio, también, de la ya mítica colección Panorama de narrativas. Como recuerda Jorge Herralde en su libro Un día en la vida de un editor: “Esta autora [Highsmith] era casi desconocida en España, apenas algún título suyo estaba publicado en alguna colección del gueto policiaco, mientras que en Panorama de narrativas figuraba como gran escritora literaria, sin etiquetas de género”. Para la editorial, el éxito rotundo de la publicación de los primeros títulos de la serie de Tom Ripley “puso fin a las zozobras económicas y se preparó el camino para el paso siguiente: la colección Narrativas hispánicas”.

Los Diarios y cuadernos cubren un periodo temporal de más de medio siglo, por lo que suponen un testimonio único para acercarse a una figura literaria tan esquiva y misteriosa. El libro está dividido en seis periodos temporales: 1921-1940. Los primeros años, un breve texto que habla de los primeros años de la escritora; 1941-1950. Juventud en Nueva York y distintas maneras de escribir; 1951-1962. La vida entre Estados Unidos y Europa; 1963-1966. Inglaterra o el intento de echar raíces; 1967-1980. El regreso a Francia; 1981-1995. Años crepusculares en Suiza.

Por lo tanto, estamos ante unos textos que recorren la vida de Patricia Highsmith, desde “su época de estudiante hasta sus últimos años en Suiza, y nos permiten acompañarla en las dudas juveniles sobre su identidad sexual, en las noches sin fin en el Greenwich Village neoyorquino de los años cuarenta, en los primeros atisbos de su vocación literaria o en el temprano éxito de Extraños en un tren. (…) Una creadora con un mundo interior tormentoso y una mujer dolorosamente humana”.

Diarios y cuadernos reflejan el gran interés de la escritora norteamericana por la literatura. En una entrada de 14 de abril de 1941 podemos leer: “Estoy hambrienta de literatura, de libros, del mismo modo que mi cuerpo estaba hambriento hace uno o dos meses. Estoy hecha de dos apetitos: amor y pensamiento. Entre ambos, pueden llevarme a cualquier parte, ya sabes. He escrito un poema al respecto”.

A lo largo del libro podemos conocer el devenir de la publicación de sus libros. En un párrafo fechado el 4 de agosto de 1952 escribe: “Corgi books de Inglaterra ha comprado [los derechos para la edición de bolsillo de] Extraños por 200 libras. Terese Hayden va a poner en marcha el tratamiento para la adaptación de Sal. Y a Margot le gusta la 3ª novela”.

O las razones de la afición por el alcohol de los escritores: “Tienen que cambiar sus identidades un millón de veces en la escritura. Eso es agotador, pero beber les permite hacerlo de manera automática. Un momento soy rey, el siguiente un asesino, un hastiado diletante, un amante apasionado y despechado”.

La editorial Anagrama ha publicado un libro de más de 1.200 páginas que nos permitirá adentrarnos en la vida y la obra de la poeta de la sospecha, como la definió Graham Green, donde “la sospecha ataca sutil y permanentemente nuestros nervios y tenemos que aprender a vivir con ella”. En definitiva, un autorretrato fascinante.

Para terminar, en una entrevista que concedió Jorge Herralde a la revista Vanity Fair, el 12 de agosto de 2017, contestando a la pregunta del famoso Cuestionario Proust, “¿Quién es su héroe favorito en la ficción?”, el editor barcelonés contestó lo siguiente: “El chifladísimo Kinbote (Pálido fuego, de Nabokov), Chinaski, Ignatius Reilly, Emilio Renzi. Y Tom Ripley, claro”.

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