“Y además…”, de Antonio Carbonell
Por Marina Tapia.
FRAGMENTOS DE CLARIDAD
Llena de entusiasmo, os invito a que leáis Y además… (Dauro) de Antonio Carbonell, un bellísimo poemario que nos deja con el deseo de adentrarnos completamente en la espesura de esas palabras acomodadas como pistas delicadas o huellas entre sus páginas. Este es un libro que aborda el dolor, la revisión del pasado, las pérdidas, el amor o la muerte, desde la sutileza y los detalles, que presenta diversas instantáneas de la vida sin caer en una narratividad plana. Insisto, ha sido todo un regalo este volumen que me ha hecho sentir, nuevamente, que la poesía realizada con pasión, entrega y cuidado se asemeja a un instrumento bien afinado, capaz de emitir la música más envolvente y precisa. Una melodía con los compases justos, con los silencios necesarios, con la dosis exacta de emotividad y reflexión.
En el primer conjunto de poemas del libro, titulado “De un tiempo a esta parte”, la cita de Alejandra Pizarnik (“cada palabra dice lo que dice / y además más y otra cosa”) se puede leer como un manifiesto al mostrarnos que las verdades son poliédricas, que el lenguaje está hecho de cortinas a descorrer para poder ver el paisaje genuino y, aun así, éste seguirá cambiando. Junto al autor, sentimos que todo lo que nos marca encierra un enigma, una pregunta, que la realidad es compleja a pesar de su apariencia monótona. Potentes y novedosas imágenes son utilizadas por Antonio Carbonell como la del soplador de vidrio que observa el cristal mutando al ser tallado al aire, o aquella terca gota de agua que puede dar alivio lo mismo que servir como medio de tortura. En esta parte, el poeta se acerca y se aleja para observar mejor, para reflexionar, lanza las preguntas necesarias, mira de lejos su pasado sumando los días que nos restan. Os dejo con un excelente poema de este bloque:
Además de atrapada al vuelo
la prende a un alfiler,
tras el cristal relega sus colores,
quiere para sus ojos
esa perfecta simetría de las alas,
la gracilidad armoniosa que el aire sostuvo.
Con avaricia
acapara para su colección
otro trofeo de valor ilimitado.
Reunidas las mariposas
rastrea en el enigma
de su belleza inexpugnable,
además,
el arte soberbio que posee lo efímero.
El segundo grupo, bajo el título de “Efectos personales”, arrebatará al lector con sus confesiones más rotundas, con su camino por una casa abandonada que conserva la tangible densidad de ciertas manchas, con su paseo entre fotografías, conversaciones por teléfono con un sopor de pausas suspendidas, con sus insomnios, con sus espejos que muestran una sola deuda contraída o con esa poderosa imagen del bumerán incesante. “Restituirá la carcoma el orden del vacío” asegura el Antonio esperanzado, mientras su canción de ahogado bracea por el dolor de lo que no será. De cuántos ropajes puede vestirse la palabra y, las del autor, tienen los destellos irisados del cristal de Murano, tienen el pespunte invisible de los buenos trajes. La voz del autor declara: “frente a los escaparates, / o reflejado en los charcos, / lo que cambia es lo valioso”.
En todo el libro hay un deseo intenso de tratar de definir los matices, las sensaciones sutiles, esos elementos no siempre nítidos de la realidad, de buscar el mundo de lo mínimo. Se nos muestra un ambiente donde cada pieza es una marca íntima, una pequeña revelación.
Y saborearemos lentamente, como un vino delicioso que se extingue en la copa, el último poema con el que el autor cierra el libro. Un texto lleno de ironía dolorosa, de lucidez que da en la diana.
Así asumo mi diferencia:
analizando lo irregular
ajeno al ardid
de reposados parecidos.
Indefinida y concreta
es tan amable la oscuridad,
su reflejo intuido
por mis certezas deformes.
Prefiero el anonimato.
Demasiado increíble
para triunfar en el circo,
inútil ejemplo de nada.
Os invito al disfrute intelectual y emocional que Antonio Carbonell nos regala tan generosamente con su literatura, sí, de la buena.