«She-Ra y las princesas del poder»: Una nueva era de amor y esperanza
Por Max Reyes.
Tal como señala Paul Thomas en su ensayo “She-Ra and the Princesses of Power as Queer Monomyth”, She-Ra y las princesas del poder, cumple con la estructura clásica del viaje de héroe (heroína, en este caso) ideada por J. Campbell en su libro homónimo, pero con ciertos matices. El monomito está presente a lo largo de la serie, pero lo que la convierte en algo especial en su enfoque queer, feminista e inclusivo, mucho más acertado en nuestros tiempos que la serie original.
She-Ra nació en 1985 como una serie spin-off de la aclamada Masters of the Universe, siendo una producción similar dirigida a un público femenino. Este reinicio, a pesar de conservar gran parte de los personajes, evoluciona esas ideas en una serie independiente, atractiva por si sola para todo tipo de públicos.
La animación nos traslada al mundo de Etheria, donde Adora, una soldado de la malvada Horda descubre una misteriosa espada que la transformará en la legendaria guerrera She-Ra. La espada le revelará la verdad sobre los planes del ejército, lo que la llevará a abandonarlo todo, incluida a Gatia, su mejor amiga desde la infancia, y a su misteriosa institutriz, Tejesombras, lo más cercano que ha tenido a una madre. Tras unirse a la Rebelión, conocerá al resto de personajes, entre los que destacan la princesa Destello y su aventurero amigo Arco, además del resto de princesas de Etheria, que terminarán ayudándola para derrotar a la Horda de una vez por todas.
Adora acaba cumpliendo diversos papeles a lo largo de la serie (amiga, amante y símbolo de la esperanza) que ejemplifican el cuidado puesto en el desarrollo de los personajes y las relaciones entre ellos, mostrando cada uno varias facetas, que los convierten en un acercamiento mucho más humano y realista que el presentado en muchas obras de fantasía.
En She-Ra se exploran relaciones de abuso, amistad y amor que evolucionan a lo largo de la serie, convirtiendo a sus protagonistas en seres con miedos y esperanzas. Siguiendo sus emociones (y la razón), consiguen crear lazos con aquellos que los rodean, transformándolos en una mejor versión de sí mismos al concluir la historia.
Esta escala de grises de sentimientos recalca también en la dualidad de los héroes y villanos. A estos últimos se les trata siempre desde la empatía, conociendo sus propias motivaciones, que se traduce en un punto de compresión de la propia audiencia hacia ellos.
A pesar del maravilloso desarrollo narrativo que presenta She-Ra, su punto más relevante (y positivo) sería la representación inclusiva. En la serie se muestran con naturalidad relaciones homosexuales, personajes LGTBA+, racializados…, demostrando al mundo de una manera preciosa que hay algo más que personas blancas y heterosexuales.
En cuanto a las princesas, es de agradecer la diversidad de cuerpos y estilos que presentan, demostrando a las niñas que ellas también tienen el derecho a ser princesas (sea lo que sea que vean en el espejo) y cumplir esa fantasía. Es absolutamente valiente por parte de ND Stevenson, el hecho de incluir incluso a una de ellas con autismo y que esto sea una parte valiosa de su ser.
El equipo creativo de la serie tomó estas decisiones por un motivo muy simple: ellos también son diversos y querían verse reflejados en una serie de animación. En la época que ellos fueron niños, sus protagonistas eran mucho más homogéneos, siempre atados a los roles de género y cánones de belleza.
Esperemos que todo este esfuerzo presentado por She-Ra se traduzca en unas nuevas generaciones capaces de sentir orgullo y tolerancia hacia todas aquellas diferencias que se salen del molde de lo “normal” y poder vivir en el mundo donde el amor y el respeto impere sobre todo.
Quisiera acabar este artículo agradeciendo expresamente a ND Stevenson por su gran trabajo y por reflejar, por primera vez, un mundo, que, aunque sin espadas mágicas y princesas, se asemeja a lo que es mi día a día y mi entorno, es decir, mi realidad y las muchos otros.
«Vales más de lo que puedes dar a otras personas. Tú también mereces amor ». Mara a Adora en Corazón (Parte 1)