Entrevista a Carlos Battaglini, autor de ‘Me voy de aqui’
REDACCIÓN.
¿Qué pinto yo en este mundo? En Me voy de aquí (Nazarí, 2020), encontramos a gente que parece hacerse la misma pregunta. Buscan su sitio en el caos de la vida. Mediante distintas voces, femeninas y masculinas, Carlos Battaglini desenmascara a unos personajes que respiran dentro de nosotros mismos. Carlos Battaglini (Lanzarote, 1976) se licenció en Ciencias Políticas y Sociología y fue miembro del Servicio Exterior de la UE. Columnista de El País y medios internacionales, abandonó su carrera internacional para volcarse en la literatura.
- Me voy de aquí es tu primer libro de relatos, un debut que varias personas de renombre en el mundo literario como Luisgé Martín o José Ovejero han catalogado como excepcional y muy prometedor. ¿Cómo has digerido este buen recibimiento al tratarse de tu primera incursión en este género?
Un tanto estupefacto y agradecido a partes iguales. Que escritores de la talla de Ovejero o Luisgé Martín hayan mostrado interés en Me voy de aquí y que encima les haya gustado es maravilloso. Tengo que agradecer también los elogios recibidos por otros escritores relevantes como Matías Candeira, Ronaldo Menéndez o Eduardo Laporte. Mención especial para Pilar del Río, que también tuvo muy buenas palabras para el libro. Un millón de gracias a todos por ayudarme a seguir.
- Estamos ante un libro con una prosa lúcida a la vez que creativa cuyos personajes se plantean siempre la misma pregunta: ¿qué pintan ellos en el mundo? ¿Escribiste estos relatos porque se trata de una cuestión muy presente en tu vida?
El existencialismo intermitente nos atañe a todos, y siempre nos acompañará. Aunque he dedicado mucho tiempo de mi vida a saber qué pintaba yo aquí, no tengo todas las respuestas, afortunadamente. El libro es el reflejo de este dilema.
- ¿Crees que la gente puede hallar alguna respuesta a esta pregunta tan compleja? ¿De algún modo los lectores y lectoras de tu obra pueden sentirse identificados con tus personajes?
Un proverbio chino dice algo así que si sabemos todas las respuestas, nos quedamos sin vida. Dicho esto, Me voy de aquí no es un libro de autoayuda ni por asomo, pero contiene vida, humanos y, por tanto, siempre se puede tomar nota de ellos, tanto si les ha ido bien como no.
- Me voy de aquí se compone de diez relatos con distintas voces, femeninas y masculinas. ¿Tienes predilección por algún relato en concreto?
Pregunta complicada y cuya respuesta sea, probablemente, “no”. En este sentido, el título del libro no recae en ningún relato en particular, ya que me parecía que todos merecían la misma atención. Lo que sí podría decir es que de las malas experiencias es de donde surgen las historias con más jugo artístico, así que no hay que desaprovecharlas (risas).
- ¿Existe algún punto de unión entre las distintas historias más allá de la pregunta común que se plantean los personajes?
La insistencia, la fe soterrada que todos tienen en cambiar sus destinos. Levantarse por las mañanas, el mayor ejercicio de optimismo. Son gente que cree, lo sepa o no.
- La gestación de esta obra te ha llevado quince años e incluso relegaste tu carrera diplomática en el Servicio Exterior de la Unión Europea para dedicarte por completo a su escritura. ¿Cómo ha sido este largo proceso creativo y por qué etapas has pasado?
Ha sido un proceso didáctico, duro; colmado de júbilo y frustración, pasiones y hartura, insistencia, obsesión, principio de locura (risas) y un final feliz.
- Tras la escritura de Me voy de aquí incursionaste en la poesía con Otras hogueras, también publicado con la editorial Nazarí. ¿En qué género literario te sientes más cómodo escribiendo y por qué motivo?
Ante todo, me considero un narrador, pero la poesía me acompaña de manera inconsciente y permanente. Por eso quise darle rienda suelta, espacio, en forma de libro; ese es el origen de Otras hogueras. Si alguien me dice que soy un prosista con costuras poéticas, tal vez tendría que darle la razón.
- Vemos que la escritura es tu verdadera pasión y te ha valido varios reconocimientos, como ser finalista en el III Certamen de Relatos Pérez-Taybilí (Toledo) y ser seleccionado por la residencia de artistas ‘Arteles’ (Finlandia). ¿Cuándo descubriste tu vocación literaria y decidiste apostar por ella al 100%?
Es algo sobre lo que he reflexionado los últimos años, y he llegado a la conclusión de que autores como Henry Miller, Capote, Salinger, Cortázar o Faulkner me iban metiendo en este lío genial que es la escritura sin yo darme cuenta. Antes de ellos, Salgari, Angela Sommer-Bodenburg, Agatha Christie y tantos otros y otras, comenzaron a inocularme el virus de las letras desde mi infancia. Hoy en día, estoy felizmente atrapado en un océano de letras.
- ¿Cómo has vivido la promoción de ambos libros durante esta época de pandemia?
Nada debe frenar a un escritor; ni una pandemia, ni un bombardeo, ni una plaga. Es lo que he tenido siempre en la cabeza para llevar lo mejor posible esta época, la cual me ha parecido maravillosa para escribir. Lástima que falleciese tanta gente como para hacer apología de aquellos tiempos. Pero no me puedo quejar en absoluto porque apenas cambié mis hábitos y tuve la suerte de que mis libros se vendieron bien.
- ¿Cuáles son tus referentes literarios y hacia dónde te gustaría enfocar tu carrera como escritor?
Es difícil responder a este pregunta. Suelo decir que Cortázar sobre todo, porque ha sido con un escritor con el que me he sentido siempre acompañado. Pero no puedo dejar de nombrar a Faulkner, Salinger, Carver, Sábato… Tantos y tantas…