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Joe Hill nos cuenta sucesos de la revolución estadounidense, a su manera

Portada de Los perros del mar.

Seguramente, a todos nos suena el nombre de Joe Hill. Una firma ineludible del mundo del terror. De hecho, hace un par de años Netflix comenzó a emitir una serie basada en su afamada obra Locke and Key. Hill ha logrado, además, tener su propio línea editorial DC, denominada Hill House Cómics. Las obras de Hill House Cómic están siendo publicada por ECC dentro de su sello DC Black Label. En otra ocasión ya os hablamos de Inmersión, y, en esta ocasión, os queremos hablar de una obra con cierto aire histórico: Los perros del mar.

La obra nos muestra la capacidad creativa de Hill, ya que nos plantea, desde un primer momento, una especie de juego de mesa. En sus primeras páginas nos muestra un elenco de los personajes con los que nos vamos a encontrar durante la historia. Cada personaje va acompañado de una especie de explicación sobre cada uno de ellos. La lectura de esto ya nos hace oler que el afamado creador va a jugar con nosotros.

Este juego también lo vamos a encontrar en la propia concepción de la obra. Es decir, la historia está narrada de un modo propio de las historietas. Por esta razón, nos vamos a topar con un conjunto de historias breves entrelazas y con gran continuidad. En este sentido resulta evidente que la historia ha sido confeccionada de modo continuo, pero ha sido fragmentada intencionalmente. Esto es, no existe una clara diferencia entre las historias internas (algo que sí se nota en las historias publicadas en revistas, como se hacía antaño), aunque sí se nos va a mostrar este aspecto. Otro nuevo juego de Hill.

Pero bueno… todavía no hemos hablado de la historia. Como dijimos tiene algo de histórico, puesto que nos sitúa a finales del siglo XVIII y la narración se asienta en la contienda entre los británicos y los estadounidenses. En este momento, las batallas navales tuvieron gran importancia y ahí es, precisamente, donde nos va a situar este cómic. El gran problema que se insinúa en la obra proviene del poderío de la armada naval británica. Ante eso ¿qué hacer?

Benjamin Tallmadge, con el objetivo de acabar con la armada, opta por introducir, en secreto, a unos seres muy especiales en esta armada. Mientras tanto, Tallmadge lo iremos encontrando en las páginas como un narrador inusual de algunos aspectos de la historia. Entre tanto, la historia nos va a ir confundiendo para despistarnos y que no tengamos claro donde está la solución del enigma.

Portada de Locke and Key.

Este juego constante y estas reminiscencias del pasado hacen que la obra resulte especialmente interesante. Ahora, la obra no tiene demasiada profundidad y podría resultar insatisfactoria para los seguidores de Joe Hill. Al ir adentrándome en la obra había aspectos que parecían pretender recordar a su afamado Locke and Key (puedes leer más sobre esta obra aquí), por su clasicismo y creatividad. No obstante, desde luego, no lo logra. Por otro lado, la obra también intenta impactar a través del uso de recursos terroríficos, pero se aleja sustancialmente de obras tan destacadas e impresionantes como, por ejemplo, La capa (publicada en un integral por Planeta). En definitiva, una obra que se queda en un punto medio entre los dos aspectos esenciales de este creador: la creatividad y el terror. Lo que sucede es que, en este caso, la virtud no está en el punto medio.

La narración visual está a cargo de Dan McDaid, quien cumple notablemente con su cometido. La obra está estructurada superponiendo muchas de las viñetas. Esto complementa la intención de confusión de la narración escrita. Este creador transmite dinamismo y logra sensación de inquietud en el lector. Ahora bien, la narración visual no resulta especialmente llamativa o brillante. Es buena, sin duda. Pero no es excelente.

 

Por Juan R. Coca

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