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Patricia Highsmith y el cine

Por José Luis Muñoz.

Llama la atención la cantidad de veces que las novelas de Patricia Higshmith fueron adaptadas a la pantalla y la calidad bastante alta de esas películas. Algo parecido a lo que le ocurrió a John Le Carré. Hasta 20 películas inspiradas en las obras de esta genial narradora norteamericana se contabilizan, algunas de las cuales son remakes. Y quien primero la adaptó, en 1951, fue Alfred Hitchcock, el mago del suspense, con Extraños en un tren de la que por cierto se hizo un remake en la India.

Patricia Highsmith fue mucho más querida por el cine europeo que por el norteamericano, y sobre todo por los franceses. ¿Por eso la escritora se estableció en Europa? ¿Fue una especie de premonición? René Clement (A pleno sol), Claude Autant Lara (El asesino), Claude Miller (Hasta el último infierno), Michel Deville (Aguas profundas), Claude Chabrol (El grito de la lechuza y Las ciervas).

De las adaptaciones cinematográficas que se han hecho de la escritora norteamericana me quedo con las dos versiones que se rodaron de El talento de Ripley: A pleno sol de René Clement, con Maurice Ronet, Alain Delon y Marie Laforet, y la homónima de Anthony Minguellha, con Matt Damon, Gweney Paltrow, Jude Law, Cate Blanchet y Philip Seymour Hoffman. Difícil, por no decir imposible, decir cuál de ellas es mejor. Las dos son muy buenas y el plantel de actores, espectacular.

De El amigo americano se hicieron dos versiones, la de Wim Wenders, convertido en film de culto por sus interpretes (Dennis Hopper, Bruno Ganz y el director maldito Nicholas Ray que aparecía con un parche en el ojo), a la que el tiempo ha castigado, y la versión que hizo Liliana Cavani, la directora italiana de El portero de noche, con el título El talento de Ripley, en la que el personaje emblemático de la escritora estaba interpretado por John Malkovich.

De Aguas profundas hay igualmente dos versiones, la que hizo Michel Deville con Isabelle Huppert y Jean Louis Tritignant, y la muy reciente Deep Water, pendiente de estreno, de Adrian Lyne, el director de Nueve semanas y media, con Ben Affleck y la muy de moda Ana de Armas.

De El grito de la lechuza tenemos la película homónima de Claude Chabrol y una película británica del 2009.

Y hay una novela que no es negra y que fue adaptada y merece mencionarse: Carol de Todd Haynes, con Cate Blanchett, que adapta El precio de la sal, una de las más intimistas, que habla de la pulsión lésbica de su autora.

Las temáticas de las novelas de Patricia Highsmith son tan actuales que se siguen adaptando al cine sin descanso desde 1951 a nuestros días, concretamente hasta este año en la que está previsto el estreno de ese remake de Adrian Lyne. La mujer que amaba a los gatos y odiaba a las personas fue afortunada en la gran pantalla, algo que no suele ocurrir con frecuencia con autores que ven como los directores reinterpretan sus novelas y las desvirtúan, sirviéndose de ellas como palanca para hacer su obra.

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