La “saudade” de Ana Moura brilla en el festival Terral de Málaga
Por Alberto Medina. Decía José Saramago que España y Portugal son dos hermanos siameses unidos por la espalda. Dos países que por avatares del destino tomaron rumbos separados, incluso en el idioma. De hecho, de acuerdo a los lingüistas en el portugués la lengua que menos ha avanzado respecto al latín. El Festival Terral ha dado la oportunidad a los malagueños un poquito de la música que se hace en nuestro país vecino: la cantante de fado Ana Moura. Después del concierto en Málaga, Ana Moura deja tierras españolas para viajar a Hungría en julio y Alemania en noviembre.
La más destacada fadista de su generación presentó algunas canciones de su próximo disco y también deleitó a la audiencia presente en el Teatro Cervantes de Málaga con canciones de sus discos más exitosos como “Moura” o “Desfado”. Ana Moura es una de las protagonistas del Festival Terral, junto con Toquinho, Vicente Amigo, Omar Faruk Tekbilek, Fatoumata Diawara y Puerto Candelaria. El Festival Terral se ha consolidado como una de las mejores propuestas sobre las diferentes músicas que se hacen en el mundo. Sin un género protagonista, han venido todos los veranos a Málaga los mejores artistas nacionales e internacionales en músicas del mundo, new age, pop, rock, electrónica, jazz o blues.
El concierto comenzó con algunas de esas nuevas canciones, como “Vinte Vinte”, una canción que sirve de homenaje a todas las víctimas de la pandemia de la COVID-19. Después vinieron “Agarra em mim”, dedicada a su hija Emilia.
Las almenas del castillo de Lagos de Enrique el Navegante, lugar donde partían las carabelas lusas a conquistar el mundo, sirven de inspiración para el espectáculo de Ana Moura. Ritmos que nos acercaron a las orillas del río Miño como también con las cálidas playas de Angola, de donde es la madre de Ana Moura. Así lo comentaba ella misma. En septiembre saca nuevo disco con nueva discográfica (Embassy of Music), tras una pausa para su maternidad después del disco con Universal, “Moura”.
El concierto comenzó con algunas de esas nuevas canciones, como “Vinte Vinte”, una canción que sirve de homenaje a todas las víctimas de la pandemia de la COVID-19. Después vinieron “Agarra em mim”, dedicada a su hija Emilia; “Jacaranda” inspirada claramente en la kizomba angoleña; y “Andorinha” cuyo videoclip fue grabado en el Algarve, y que significa el renacimiento de la cantante, un canto a la libertad, con cadencias tropicales y futuristas. Después vinieron canciones que tarareamos todos los amantes de Ana Moura y la música portuguesa en general. Los fados de Amalia Rodrigues “Casa da Mariquinhas” y “Valentim” (que versionó con el africano Bonga) se alternaron con éxitos como “Desfado” y “Dia de folga”.
La larga ovación a Ana Moura es una confirmación que a pesar del tiempo tras su último trabajo en estudio (2015), la santarense más internacional, sigue siendo la reina de la canción portuguesa.
Fotos: Daniel Pérez