Forever Young: una creación de Tricicle sin Tricicle pero muy Tricicle
Por Mariano Velasco
El asunto de la vejez se puede abordar de muy diferentes maneras, todas ellas muy válidas: con resignación, con esperanza ante la otra vida (si la hubiere), con agradecimiento por lo experimentado, con tristeza porque la fiesta se acaba, con ternura incluso, por qué no… Y con guasa y musiquita. Así lo hace Tricicle, con un poco de todo ello pero sobre todo con esto último, en Forever Young, una muy divertida comedia musical que abordan bajo la dirección y sin la presencia de los tres genios del humor sobre el escenario. Pero la hacen dirigiendo en cambio, eso sí, a un excelente puñado de actores y actrices que se meten en la piel de unos abuelitos que pasan una desternillante velada en el escenario de un teatro reconvertido en asilo de artistas.
Allí, cuando la pesada de la enfermera que se empeña en enseñarles cancioncillas cursis y alguna que otra con muy mala idea –muy bien cantadas, eso sí– se larga a otros asuntos, los chavales sacan el espíritu rockero e indomable que llevan dentro y, literalmente, la lían parda. Resumiendo el asunto en tres palabras: sexo, drogas y rock’n roll.
Desde el punto de vista musical hay en Forever Young números realmente brillantes (especialmente un genial popurrí de una purrela de canciones), el repertorio es archiconocido de principio a fin, y eso se agradece, y además las canciones están tratadas con mucha gracia en unos casos, con sentimiento en otros y con mucha gestualidad triciclera y gags divertidos en la mayor parte.
Partiendo de la canción que da título al espectáculo, aquel famosísimo Forever Young que popularizó en los ochenta el grupo alemán Alphaville, uno de esos casos de banda de un solo gran éxito, exitazo en este caso, vamos a oír canciones que son parte de la vida de todos, desde el majestuoso I love Rock`n Roll de Joan Jett and Blackhearts, toda una declaración de intenciones de los viejos rockeros para comenzar, pasando por temas como el No Woman no cry de Marley el Rehab de Amy Winehouse, un delicioso Buona sera signorina, un You can leave your hat on de lo más sexy, no podía ser de otra forma, y como medio centenar de temas más que demuestran el excelente gusto musical de estos tres tipos de Tricicle. Qué calladito, jeje, se lo tenían los jodíos.
Los personajes son todos ellos desternillantes, surrealistas y entrañables, habiendo sido de jóvenes lo que se dice un pelín conflictivos, eso también. De todo hay: una indignada que ganó el Festival de Eurovisión en 2035, un radical antisistema pirómano y rapero, una okupa grafitera especialista en Shakespeare, un músico que participó en las trentaytantas giras de despedida de Miguel Ríos… Ya digo que de todo.
Pero no solo hay música y achaques viejunos en Forever Young. La obra bien puede entenderse también como un rotundo y soberano homenaje al teatro hecho desde todo el cariño y la admiración de los que son capaces estos tres maestros de la escena, eso se nota. Tres genios que han dedicado toda su vida a este bello arte de representar personajes y que, esperamos que no, tal vez comiencen a sentirse mayores y se anden también homenajeando a ellos mismos.
Cosa que tiene, por otro lado, fácil arreglo: te libras de la plasta de la enfermera, te lías un porrito y hala… a cantar Forever Young o lo que sea y a disfrutar de la vida, que son dos días. Esa es la actitud.
Guion original: Eric Gedeon
Dirección y adaptación: TRICICLE
Dirección musical: Marc García Rami
Arreglos musicales: Manuel Villalta
Escenografía: Paula Bosch
Diseño de iluminación: Luis Martí
Diseño de sonido: Eudald Gili
Caracterización: Helena Fenoy
Diseño de vestuario: Leo Quintana
Fotografía: Haidé Costa
Locuciones: Joël Mulachs
Producción: Pilar Mir
INTÉRPRETES:
Rai Borrell, Llorenç González, Irene Jódar, Mercè Martínez, Marc Pujol, Lucía Torres y, al piano, Marc García.