La bella revolución: versos y canciones para la lucha animal, de Ángel Padilla

La bella revolución: versos y canciones para la lucha animal, de Ángel Padilla

Amargord, 2022. 162 páginas.

Por Matías Escalera Cordero

Si los caballos entrasen realmente en las bibliotecas en busca de un libro «que diga la verdad» sobre ellos y sobre el resto de los habitantes no humanos del planeta, tal y como el autor postula en el bello frontispicio de este poemario, seguramente elegirían este o uno muy parecido a La bella revolución, de Ángel Padilla, uno de los poetas más intensos, sinceros y batalladores de la causa animal, que hay en la poesía actual.

El poemario se divide en siete secciones. La primera de ellas, titulada NOW, la más extensa, se divide, a su vez, en tres bloques. No me resisto tampoco a reproducir la emocionante aseveración que abre el primero de ellos…

Llegamos de una rosa antigua

de una enunciación antigua de la rosa

llegamos de unos pliegos amarillos

que solo olían a polvo y a muerte

 

Toda una declaración de intenciones sobre lo que la poesía puede hacer por la vida real de lo animal, de lo inocentemente vivo; pero también de la posición que nosotros, los humanos, hemos llegado a adoptar en el transcurso de nuestro tiempo como animales despegados de lo animal. Expulsados de la animalidad por nuestra inteligencia tecnológica.

Así, pues, si hubiese que calificar de modo breve y sucinto la poesía contenida en La bella revolución, habría que destacar cómo cada uno de los poemas contenidos en este libro es «un abrazo al mundo», un abrazo a lo libremente salvaje y originario, y un canto también de esperanza sobre nuestra vuelta, como especie, al seno de la inocencia originaria y a la fraternidad transanimal y transhumana: en realidad, transmundana.

Este poemario es, así, una llamada a la revolución interior y un aviso al animal humano, al tiempo que un canto a todo lo vivo; un canto y un aviso que rechazan, sin embargo, contra todo pronóstico, contra toda tentación de derrota y contra toda oscuridad, la tristeza. La tristeza no forma parte del camino de vuelta al paraíso…

La Bella Revolución,

yo vengo de una madre humana

para contarla

Antes fui hojas amarillas

y fui todas las voces

de todos los poetas

 

El río está contento,

Ayer yo paseaba

por cierto camposanto

También lo vi contento

Yo soy

el ave que enjaulaste

 

Lo que somos, sobre todo,

es lo que hemos olvidado

 

Adelante!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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