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Hoy recordamos: SKiP

Portada de la obra SKiP

El surrealismo pictórico convertido en un excelente cómic

En ocasiones nos encontramos con obras llamativas, exuberantes, mágicas… Trabajos ineludibles para disfrutar y contemplar. Esto es SKiP, un trabajo difícil de clasificar y, si cabe, todavía más difícil de comparar con otras obras. La razón está, fundamentalmente, en dos aspectos críticos: su carácter surrealista y su estructura narrativa. Veamos a qué me refiero.

Molly Mendoza nos cuenta el tránsito de dos compañeros de viaje, por un mundo indefinido e indefinible. Este viaje, todos los son de un modo u otro, termina convirtiéndose en una herramienta de autoconocimiento. Mendoza, sin grandes explicaciones, nos hace transitar por la historia de la humanidad, por sus transformaciones y progresos. En cada paso, el personaje principal (Bloom) irá enfrentándose a diversas realidades en compañía de Gloopy.

Bloom parece un indígena, lo cual nos conduce a esa humanidad pretérita, y Gloopy bien podría ser un elemento de nuestra fantasía. Precisamente la fantasía, optimista y soñadora nos abre la puerta a la utopía a la posibilidad de mundos futuros. El problema es si estas posibilidades son o no peligrosas, si las vamos a aceptar, en definitiva, si nos generan miedo.

Todo esto es SKiP, un salto al mundo de lo imposible. Mendoza nos sitúa en un banco, en el final del mundo, y pide que nos tiremos a un mundo surrealista donde todo y nada es posible. Este surrealismo permite, con sencillez, establecer una crítica social a algunas decisiones colectivas que hemos ido tomando. Al mismo tiempo, también facilita la posibilidad de aceptar mundos paradójicos e indefinidos.

SKiP destaca, por encima de todo, por ser una obra de arte. Cada página es una recreación de una galería pictórica con la que disfrutaremos. Todo ello circundado por una visión emocional de la realidad y fragmentaria. Todo muy al estilo posmoderno. Incluso, como veremos, la escritora opta por emplear un lenguaje inclusivo.

Sin ninguna duda, esta obra la incorporaríamos, sin ninguna duda, dentro de los Esenciales de Culturamas. El problema es que fue publicada hace unos años. Ahora bien, la falta de novedad de esta obra no es ningún impedimento para hablar de ella. Su calidad así lo constata.

Molly Mendoza es una joven artista estadounidense cuya principal preocupación pictórica es la de mostrar los entresijos emocionales que nos afectan a las personas. En este sentido es una creadora centrada en expresar visualmente, las emociones más profundas. Ello hace que su obra sea sumamente especial.

En definitiva, estamos ante una obra especial. Un trabajo imprescindible para los amantes del arte. SKiP es una obra que no podemos dejar de aplaudir y, por supuesto, este aplauso también va dirigido a la editorial que se ha arriesgado y ha puesto en el mercado (en ocasiones anodino y reiterativo) un libro tan especial y emocionante. Hablamos, por supuesto, de Dibbuks.

 

Por Juan R. Coca

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