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Los payasos de Rhum & Cia traen al clásico «El diablo cojuelo» y arman un jaleo inolvidable

Por Horacio Otheguy Riveira

Un señor de «noventa y tantos», sentado en la fila 3, se pone de pie con dificultad para aplaudir en el saludo final. «Qué bueno, qué divertido, no se sabe dónde empieza el clásico y dónde terminan las ganas de payasear, qué bueno». Allí, solitario enamorado del teatro (con entrada en el bolsillo para El barberillo de Lavapiés en unos días), el anciano no participó de la queja de quienes estaban en contra de tanto desparpajo que ocultaba la serenidad clásica por la que habían pagado la entrada.

Cuento esta anécdota porque, entusiasta como soy de esta Rhum & Cia, me conmovió la feliz aprobación de un hombre de otro tiempo tan bien encajado en este de la libertad expresiva, la comunicación abierta y sobre todo el gamberrismo fabuloso que conlleva la experiencia de clowns que no tienen piedad a la hora de reírse de sí mismos, del director de la CNTC, Lluís Homar, que les invitó a participar en el clásico. Se burlan también de la palabra CLÁSICO, siempre pronunciada con pompa y altivez «como hace el arrogante Lluís Homar. No, quita, quita, ya no es arrogante, ahora es muy humilde».

Homar, el admirable actor, director y máximo responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, dio continuidad a la línea de la anterior dirección, la de Helena Pimenta, que trajo a este reino a los de Ron Lalá en varias ocasiones, impregnando de humor insólito el sacrosanto ámbito del barroco nacional. Pero en esta ocasión se buscó una evolución mayor, ya que humor hubo de diferente manera en el mismo tablado, pero el circo —siempre mirado con desprecio por los gerifaltes de la cultura— nunca se había asomado por aquí, y jamás se montó un espectáculo tan fuera de serie, fuera de lógica incluso, tan imbuido de locura poética que nada quiere saber con la pomposidad y el estiramiento de los nobles que —en el Madrid que evoca la novela El diablo cojuelo— llenan las calles de bulliciosa alegría popular, y de corrupción e hipocresía en damas y señoritos con apellidos ilustres.

El diablo cojuelo es un demonio socarrón y juerguista recogido en la tradición oral y literaria de Castilla, un travieso de cuidado que han dejado encerrado en una vasija de cristal, y allí que la encuentra el estudiante Cleofás que le libera para que le ayude a salir adelante en los estudios y le enseñe lo que hay bajo los tejados de Madrid. Luis Vélez de Guevara lo deja claro a poco de empezar su novela, ciertamente muy bien dialogada, ya que al hombre también dominaba el arte de la comedia.

Ingeniosos, brillantes, musical y actoralmente muy grandes, recalan en La Comedia para afrontar —Uy, qué miedo— nada menos que Un Clásico, y resulta que la pieza publicada en 1641 se lleva de maravilla con su manera de entender la vida un poco loca para mostrar locuras dadas por cuerdas en la buena sociedad.

[…] —Yo, señor don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, que ya le sé el suyo, o los suyos—dijo el Cojuelo—, porque hemos sido vecinos por esa dama que galanteaba y por quien le ha corrido la justicia esta noche, y de quien después le contaré maravillas, me llamo desta manera porque fuí el primero de los que se levantaron en el rebelión celestial, y de los que cayeron y todo; y como los demás dieron sobre mí, me estropearon, y ansí, quedé más que todos señalado de la mano de Dios y de los pies de todos los diablos, y con este sobrenombre; mas no por eso menos ágil para todas las facciones que se ofrecen en los
países bajos, en cuyas impresas nunca me he quedado atrás, antes me he adelantado a todos; que, camino del infierno, tanto anda el cojo como el viento; aunque nunca he estado más sin reputación que ahora en poder deste vinagre, a quien por trato me entregaron mis propios compañeros, porque los traía al retortero a todos, como dice el refrán de Castilla, y cada momento a los más agudos les daba gato por demonio. Sácame deste Argel de vidro; que yo te pagaré el rescate en muchos gustos, a fe de demonio,
porque me precio de amigo de mi amigo, con mis tachas buenas y malas. —¿Cómo quieres—dijo don Cleofás mudando la cortesía con la familiaridad de la conversación—que yo haga lo que tú no puedes siendo demonio tan mañoso?

—A mí no me es concedido—dijo el Espíritu—, y a ti sí, por ser hombre con el privilegio del baptismo y libre del poder de los conjuros, con quien han hecho pacto los príncipes de la Guinea infernal. Toma un cuadrante de esos y haz pedazos esta redoma; que luego en derramándome me verás visible y palpable…».

A Juan Mayorga le fueron a buscar para que les adaptase la narración, y el escritor —el más pluriempleado de la escena española (1)— acierta con la libertad del lenguaje escogido, respetando episodios y filosofía de Vélez de Guevara. Sin duda, se agradece este antishow en el que se prefieren los elementos descoloridos de una compañía antigua, itinerante, con sus viejas cortinas, su ropa un tanto ajada, a la contra de la luminosidad de los circos con sus lentejuelas y sus trapecios, y el empaque de las representaciones del Siglo de Oro. En esa tendencia deconstructiva elaboran su gracia, como si surgiera de la pobreza de tantos artistas al margen del sistema, recorriendo calles y teatros, pero, eso sí, afrontando como auténticos señores, nada menos que ¡Un Clásico!

Dirección Ester Nadal

Dramaturgia Juan Mayorga, sobre la novela original de Luis Vélez de Guevara (1579-1644)

(1) Mayorga también tiene tres funciones propias en cartel o próximas estrenarse en territorio nacional: Silencio, El Golem y Amistad. A su vez es el director artístico del Teatro de La Abadía. Y se le acaba de otorgar el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2022.

Intérpretes: Joan Arqué, Roger Julià, Xavi Lozano, Jordi Martínez, Mauro Paganini, Piero Steiner

Escenografía La Closca

Iluminación Sylvia Kuchinow

Vestuario Nidia Tusal

Dirección y composición musical Rhum & Cia

Sonido Marc Santa

Coproducción Compañía Nacional de Teatro Clásico y Velvet Events

Espectáculo patrocinado por Loterías y Apuestas del Estado

Colaboradores: Ajuntament de Tiana y Teatre Sagarra – Ajuntament de Santa Coloma de Gramenet

TEATRO DE LA COMEDIA HASTA EL 5 DE JUNIO 2022

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Otras creaciones de Rhum & Cia:

Cinco payasos invaden La Abadía (2017)

Gran Reserva en el Price (2020)

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