Esenciales de Culturamas: El silbido al correr del aire
Fulgencio Pimentel publica una obra romántica y literaria firmada por Louka Butzbach
Camus y Casarés fueron una pareja franco-gallega que dejó escrito un interesante epistolario donde se muestra claramente el amor y el erotismo presente entre ambos. Estos elementos han servido de inspiración para construir una obra hermosa, repleta de ese sinsentido propio de las relaciones entre enamorados. Al fin y al cabo, las relaciones entre las personas tienen mucho de inspiradoras y de contradictorias. Las expectativas, las necesidades terminan, de un modo u otro, conformando la realidad que nos circunda.
Louka Butzbach no se limita a esto. Utiliza una estructura narrativa surrealista para ir conformando una obra repleta de metáforas. El progreso, el epicureísmo, el trabajo, el futuro y una curiosa patata, son los elementos que configuran un pequeño mundo que torna en expresión de las posibilidades humanas.
La autora conforma una historia que pivota entre Antonella y Nicolino. Ambos trabajaban y un encuentro fortuito los transforma. Ahora bien, esa transformación no resulta ser sencilla y superficial. Al contrario, conmueve todos los pilares emocionales y psicológicos en los que se asentaba su vida. Una vida sencilla y campestre.
Entre tanto, un objeto, que parece ser una metáfora de la industrialización, transforma esa vida y el pueblo donde vivían. Ante esto ¿qué podemos hacer? Sabemos que la industrialización, el progreso tecnológico, nos puede llegar a destruir. La cuestión no es este hecho, que parece ineludible. La pregunta esencial es la opción que tomaremos cada uno de nosotros. Luchar o aceptar.
Este debate, sin ninguna duda, lo encontramos, de manera recurrente, en la historia de la humanidad. Unos optan por aceptar estos nuevos artefactos, mientras que otros optar por rechazarlos. Sea como sea, nunca volverán a ser iguales los lugares donde nacimos. No obstante, siempre serán hermosos los foliolos de las patatas de Nicolino. Posiblemente, la única respuesta ante este cruce de caminos esté en el surrealismo y en su manera de aprehender el mundo.
El silbido al correr del aire es una obra entusiasmante, hermosa y, como digo, surrealista. Ahora bien, me ha dejado un tanto desconcertado la narración visual. No tanto por la composición de las viñetas, que es sencilla y racional. De hecho, en la mayor parte de las páginas nos encontraremos con la típica estructura de seis viñetas. Lo que me ha resultado chocante es el color utilizado. Las tonalidades empleadas son rojizas, ello hace que la lectura inicial no resulte demasiado agradable, aunque, en seguida, uno de familiariza con la idea.
Por otro lado, las viñetas no son altamente expresivas. Al contrario, son un tanto frías. Esto que, en principio, aleja al lector, resulta ser una opción brillante para lograr que uno termine adentrándose en los entresijos metafísicos que nos propone la creadora.
En definitiva, estamos ante una obra exquisita que está lejos de ser para todos los públicos. Considero que es importante tener sensibilidad literaria y estar acostumbrado a cierto surrealismo, para que la obra termine pudiéndose degustar. Ahora bien, la obra merece estar, desde luego, dentro de nuestros esenciales por todo lo dicho antes. No la dejes pasar.
Por Juan R. Coca