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Mike Kunkel nos devuelve a la esencia del cómic quiosquero

Portada del recopilatorio Billy Batson y la magia de ¡Shazam!

La colección kodomo de ECC es, sin duda, un lugar donde encontrar pequeñas joyas sin pretensiones y el cómic de que hablaremos hoy es uno de ellos.

Todos conocemos a Shazam. Un superhéroe que reúne los elementos de la mitología griega y que presenta elementos especialmente atractivos para el público más joven. En este sentido, recordemos que todos los niños, en un momento de su vida, desean ser adultos. Y, claro, Billy Batson lo consigue gracias a los poderes.

En esta historieta, Mike Kunkel también hace que su hermana logre obtener los poderes de Shazam, pero a ella, paradójicamente, no le cambia. Pues bien, todo esto nos va conduciendo paulatinamente a una historia entretenida y blanca. Además, también da un giro de guion al personaje de Black Adam convirtiéndolo en otro niño transformado.

Todos estos elementos se entretejen con aspectos presentes en la vida de algunos niños. Shazam, por ello, se acaba convirtiendo en un mecanismo narrativo de escape ante los indeseables momentos. Esto, precisamente, nos devuelve a la esencia comiquera. Ese mecanismo de evasión de la realidad, asentado en los elementos mitológicos que nos ofrecen los cómics de superhéroes.

Cuando lo leí me preguntaba si el trabajo funcionaría, así que se lo ofrecí a algún niño para que me diese su impresión. Efectivamente es un cómic que gusta y que les resulta divertido. Posiblemente su falta de pretensiones, su sencillez y esa manera directa de afrontar la historia, convierte a este cómic en un deleite. Aquellas personas que hubieran disfrutado de los cómics en los quioscos, esas obras sin grandes pretensiones pero bien construidas, sabrán a lo que me refiero.

El apartado gráfico, que también está en manos de Kunkel, utiliza los mismos elementos. Ahora bien, está planteado desde una perspectiva muy secuencial y cercada a las pelis de animación. Cada página tiene multitud de viñetas. Todas ellas sencillas, expresivas y muy actuales. El carácter básico de la narrativa visual está asentado en la diversión, en el disfrute sin aditamentos. Por eso no vamos a toparnos con viñetas con muchos detalles. Pareciera que la idea del autor es hacerles pensar a los niños que pueden hacerlo ellos también o que pueden copiar estas imágenes.

Sin ningún lugar a dudas, estamos ante una obra que merece la pena. Un trabajo pensado para jóvenes lectores que funciona y gusta. ¡Objetivo cumplido!

 

Por Juan R. Coca

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