Óscar Hernández-Campano: ” ‘La reina de Ichnusa’ es una reflexión sobre el Estado, el derecho y la soberanía”
PILAR M. MANZANARES.
Hablar de Óscar Hernández-Campano es hacerlo sobre literatura en letras mayúsculas. Desde su iniciación en este arte ha cautivado la mente y los corazones de muchos, ya sea con El viaje de Marcos, Cincuenta años no son nada o El guardián de los secretos, por mencionar solo tres de sus innumerables creaciones. Sus lectores están de enhorabuena, porque el escritor easonense regresa a las librerías con La reina de Ichnusa, una novela que habla de la hipotética independencia de la isla de Cerdeña, de una posibilidad que fue, es y podría ser.
- Dime cuál es el motivo por el que publicas este libro.
El origen de esta novela es el deseo de hacer una reflexión sobre conceptos que están totalmente asentados en la sociedad actual y que se consideran inamovibles como por ejemplo democracia, Estado, derecho, ley, soberanía, y otros más cuestionados como, independencia o libertad en el sentido más amplio. Como autor, además, deseaba hacer un ejercicio de malabarismo intelectual para tratar de comprender los mecanismos que pueden llevar a una persona o a un colectivo a utilizar métodos violentos para conseguir sus objetivos políticos. Soy vasco y he vivido esa cruel realidad en mi entorno desde que tengo memoria. Siempre me pregunté qué podía empujar a la violencia y al ejercicio del terrorismo a personas que convivían en la misma sociedad; por qué alguien podría decidir llevar una vida absolutamente normal en apariencia y después dedicarse en la clandestinidad a llevar a cabo atentados terroristas. Cuando tuve conocimiento de hechos que plasmo en la novela, pensé que había llegado el momento de plantear aquellas preguntas que me rondaban la cabeza desde hacía años en una historia que se moviera entre los márgenes de la realidad y la ficción.
- Cerdeña es el lugar donde se desarrolla la historia ¿Por qué elegir esta isla?
Cuando visité por primera vez la isla de Cerdeña, descubrí una cultura que me era totalmente desconocida. Había vivido en la Italia continental durante mi etapa universitaria y había viajado por el país. Sin embargo, Cerdeña continuaba siendo un lugar apenas esbozado y brumoso para mí. Si supe algo más de aquella isla fue porque el padre de un buen amigo que conocí durante mis estudios era sardo y él había visitado la isla en alguna ocasión. Me contó algunos de los recuerdos que guardaba de ella y su descripción me fascinó. Luego constaté que la isla era una realidad vagamente conocida por la mayor parte de la gente con la que hablaba. Todo el mundo tiene más o menos en la mente los nombres de los monumentos o de los hitos culturales del Bel paese: Roma, Florencia, Nápoles, Venecia o Sicilia son sobradamente conocidos a nivel mundial. Sin embargo, Cerdeña resulta una gran desconocida pese a estar tan cerca. Y al visitarla descubrí todo un mundo nuevo no solo a nivel paisajístico, sino, sobre todo, a nivel cultural. Su lengua, su historia, sus costumbres, sus leyendas, incluso, su variada economía son de una excepcionalidad indudable. Y además existe un anhelo nacionalista que, aunque minoritario, es real. Aquello me llevó a entablar un paralelismo con mi País Vasco natal y con otros territorios que, en el vasto mapa europeo, buscan su propio Estado o un nuevo estatus jurídico que satisfaga sus anhelos y garantice la supervivencia de su lengua y cultura en medio del torrente globalizador y uniformizador en el que nos hallamos. De modo que puedo decir que Cerdeña me eligió a mí para contar esta historia. Fue un amor a primera vista.
- Para quienes son habituales de tu escritura ¿Qué tiene de diferente este libro a los anteriores?
Como autor, siempre he querido escribir sobre aquellos temas que me preocupan, que me inquietan, que me motivan y que me invitan a reflexionar sobre ellos y a compartir estas reflexiones, estos pensamientos o estas dudas con los lectores. Si en otras novelas he hablado de las relaciones interpersonales, de la búsqueda de la propia identidad, de la lucha por el reconocimiento de la propia orientación sexual, de la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos y en especial del colectivo LGTBI, de la fragilidad del medio ambiente y del egoísmo de la sociedad actual, en La reina de Ichnusa quería entablar un diálogo con los lectores sobre el tema de los nacionalismos y de los anhelos independentistas de los llamados pueblos sin estado. Por mi origen, por mi formación académica, por mi trabajo como profesor de Geografía e Historia, y por el tiempo y el lugar donde me ha tocado vivir (los nacionalismos que buscan tener un Estado propio, como los de Cataluña por ejemplo, sin olvidar la pesadilla del terrorismo que Euskadi y toda España vivieron durante tantos años), pensé que era oportuno escribir una novela en la que, a través de una historia narrada en clave de thriller policíaco o político, sazonado con elementos de novela histórica y novela de viajes, pudiera plantear esas cuestiones a las que me he referido.
Y quise hacerlo porque a lo largo de mi vida, he aprendido que las cosas no son blancas o negras, sino que la verdad, como el diablo, suele esconderse en los matices. De modo que sí, efectivamente es un libro diferente a los anteriores. No obstante, es una novela que mantiene mi manera de escribir, mi estilo de narrar y mi compromiso con la literatura seria, reivindicativa e incluso molesta o incómoda. Esto es así porque tengo el convencimiento de que la literatura como arte debe resultar incómoda, sobre todo para el poder, sin renunciar por ello a entretener, enseñar e incluso emocionar.
- Los personajes que desfilan por estas páginas ¿Cuánto tienen de ficción y cuánto de real?
Me vas a permitir que no responda claramente a esta pregunta por lo delicado del tema que ficciono en sus páginas. Puedo afirmar que, prácticamente todos los personajes que aparecen en el libro pueden haber sido reales, así como sus vivencias. En el prólogo de la novela, y también en su epílogo, explico la manera en la que tuve conocimiento de la historia de la protagonista e invito a los lectores a aceptar la posibilidad de que aquello que van a leer probablemente haya sucedido de verdad. Como dicen los italianos, se non è vero è ben trovato, porque como podemos ver en las noticias casi a diario, el espionaje, las fake news y las conspiraciones políticas superan con creces cualquier ficción, de forma que mi novela adquiere aún una verosimilitud mayor en un mundo en el que uno ya no sabe qué es verdad y qué no.
- ¿Cuál es el personaje cuyo marco psicológico te costó más organizar?
Hay dos personajes que requirieron un esfuerzo psicológico mayor por mi parte. Por un lado, el de la protagonista, Eleonora Bas-Serra, una mujer de mediana edad con un trágico periplo vital que decide viajar a Cerdeña tras perder a su único hijo. Su estabilidad psicológica, obviamente afectada por los luctuosos sucesos que le toca vivir, me exigió el esfuerzo de ponerme en la piel de alguien muy diferente a mí. En primer lugar por ser mujer, y en segundo lugar, por tratarse de una persona que lo ha perdido prácticamente todo y a todos en la vida. Fue duro y al mismo tiempo enriquecedor vivir por ella el recorrido que lleva a cabo en la novela como persona, como jurista, como mujer, como madre y como líder accidental aunque pronosticada, de un movimiento independentista.
En segundo lugar, el personaje en cuya piel más me costó habitar fue el de Baquisio Melcis. Este es el líder del comando terrorista que secuestra a Eleonora. Es un hombre que ha vivido en la prisión por haber cometido atentados. Es un convencido de su causa que, sin embargo, se muestra amable, cariñoso, generoso, sociable, tranquilo, sensato y razonable. Es un hombre normal que, para el Estado italiano y para la sociedad en general es un líder terrorista. Darle vida, voz y humanidad a este personaje me exigió un ejercicio que no fue sencillo por haber vivido yo mi infancia y juventud en un contexto en el que los atentados eran habituales. No obstante, como he dicho antes, quería plantear este diálogo, esta reflexión conmigo mismo y con los lectores. En ningún caso se trata de justificar nada, sino de tratar de comprender las causas. Pienso que todo el mundo tiene derecho a explicar sus razones y que solo conociendo y comprendiendo las causas y los motivos de un determinado hecho podemos intentar hacer cambiar una opinión, combatir un prejuicio, contestar a argumentos con mejores razonamientos y, en su caso, hallar los motivos para neutralizarlo.
De hecho, la protagonista, Eleonora, decide transformar esa organización desde dentro haciendo el ejercicio de escuchar e intentar comprender las razones, mostrando además su total desacuerdo con los métodos de sus captores. Ella, plantea desde el principio el requisito sine qua non del abandono de la violencia para aceptar convertirse en la reina que le piden que sea. Creo que este debate, este diálogo, esta reflexión entre las dos maneras de plantear el objetivo de la independencia territorial en este caso, es un diálogo necesario que de haberse llevado a cabo en su momento en otras latitudes, habría ahorrado muchísimo sufrimiento y salvado muchas vidas.
- Sin hacer spoiler ¿Qué parte de la trama fue la más complicada para ti?
Hay dos elementos de de la trama que fueron complicados de hilar tanto por la manera de abordarlos como por la información requerida y por el proceso de documentación requerido por la historia para resultar verosímil. La primera es la que ya he comentado del debate sobre las maneras de llegar a los objetivos que tenían los independentistas sardos. Insisto en que desdoblar la cuestión en dos vías, la pacífica y la violenta, para llegar al mismo objetivo, planteando ese debate entre dos protagonistas, me permitió reproducir las discusiones que yo creo que tuvieron lugar (y la Historia así lo ha ido constatando) en diferentes organizaciones e incluso en partidos políticos que lucharon y persiguen aún hoy conseguir un Estado propio.
La otra cuestión complicada fue la de describir de la forma más correcta y ajustada a la realidad posible la arquitectura institucional y la estructura de la policía y de los cuerpos de seguridad y servicios secretos del Estado que persiguen a estos grupos independentistas y terroristas. No solo porque tuve que investigarlos, sino porque también quería mostrar el lado oscuro del poder legalmente establecido. Hoy está absolutamente en primera plana el asunto del espionaje a los independentistas catalanes y también hemos sido testigos de la llamada guerra sucia. Lo que más genéricamente, y esto viene de lejos, Maquiavelo denominó la razón de estado. Quise mostrar también esa parte del Poder que se deja tentar por la posibilidad de utilizar todos los recursos a su disposición para conseguir unos objetivos considerados legítimos, aunque trasciendan los límites de la legalidad. La reina de Ichnusa es una novela en la que, como autor, he hecho un esfuerzo para dotar de humanidad y de razones a unas decisiones que a priori, sin debate o análisis profundo, calificaríamos o descalificaríamos en un par de líneas. Creo que como escritor era y es mi obligación y mi deseo, mostrar las diferentes aristas de unos y de otros.
- Hablemos del marco argumental, la independencia de la isla de Cerdeña ¿Tuviste que documentarte para orquestar esta base?
Tuve que documentarme mucho, leer libros de historia antigua, de historia reciente, y conocer los diferentes movimientos independentistas, autonomistas e incluso federalistas que ha habido en la política sarda. En cualquier caso, lo que descubrí fue que el recorrido que ha hecho Cerdeña es similar y tiene analogías con los diferentes movimientos nacionalistas o independentistas de otros lugares. Me encontré además con un una tierra en la que existe una lengua propia y única: el sardo; una lengua minorizada que está considerada de forma errónea, incluso por sus propios hablantes, como un dialecto del italiano, cuando es una lengua romance que procede directamente del latín, como el castellano, el francés, el italiano o el catalán, por ejemplo. Descubrí también una tierra con su historia propia, con sus leyendas, con su mitología, con su folklore, con su gastronomía, con su música y con su literatura. Una tierra, en definitiva, con sus traumas y sus dichas sobre la que flota un sentimiento de sumisión y de ciertos rencores por el trato recibido tras la unificación italiana del siglo XIX. De modo que sus características son similares y análogas a las de cualquier otro pueblo en el que una parte del mismo desea la conformación de un Estado propio porque entiende que solo así podrá preservar su lengua y su cultura. La verdad es que aprender sobre esta isla tan desconocida y maravillosa al mismo tiempo fue un reto y un regalo para mí.
- Para ti, ¿cuál es el punto fuerte de esta novela?
Creo que hay varios puntos fuertes en esta novela. Uno de ellos, sin duda, es el de tener un argumento que aborda un tema en cierta medida espinoso como es el del nacionalismo llevado al extremo de los atentados terroristas, dándole la palabra a esos personajes para que nos cuenten por qué deciden actuar como lo hacen. Otro elemento a favor de la novela es el desarrollo de los personajes, que creo que son muy verosímiles, con sus diferentes contradicciones, tan propias de todos nosotros, y con historias realistas, emotivas y cotidianas al mismo tiempo. Y por último, añadiría como factor atractivo el lugar donde se ambienta, la maravillosa isla de Cerdeña, que he intentado acercar a los lectores.
La reina de Ichnusa está escrita para ser una lectura que suponga un desafío a los lectores, un reto. Les ofrezco la posibilidad de entablar un diálogo o de hacer una reflexión sobre temas delicados pero tan presentes que no cabe mirar para otro lado.
Como autor quiero que mi literatura, porque así la concibo, sea interesante, entretenida y emotiva. Todo ello sin dejar de ser comprometida y crítica con la sociedad y el mundo en el que nos ha tocado vivir.
Si al acabar la novela, la lectora o el lector se siente satisfecho, se ha planteado cuestiones y ha aprendido algo que no conocía sobre los temas que trata el libro, me sentiré plenamente satisfecho.
- Eres escritor de novela y también de relatos ¿Dónde sientes que te mueves mejor?
La verdad es que depende del momento y de la historia que quiera contar. Hay temas que requieren una narración más larga y otros que pueden ser planteados y desarrollados en unas pocas páginas. Generalmente me dejo llevar hacia un destino que conozco planteando las cuestiones que deseo mostrar. Más allá de esto, no suelo tener nada planeado y me dejo llevar por la misma historia. Es la narración la que decide cómo de larga quiere ser. Aunque hay historias, como es el caso de La reina de Ichnusa, que desde su mismo planteamiento ya sé que será una novela y que además requiere un arduo proceso de documentación.
Un conjunto de relatos me permite abordar un mismo tema desde diferentes ángulos, como si fueran esbozos o ensayos diferentes. Aunque también he escrito libros de relatos donde cada cuento nada o poco tenía que ver con los demás. En resumen, me siento cómodo con la literatura; me siento cómodo contando historias, me siento cómodo dialogando con los lectores e imaginando situaciones y vidas diferentes a las reales.
- ¿Cuál será el próximo proyecto de Óscar Hernández-Campano?
En estos momentos estoy escribiendo una historia que probablemente será una novela y trata sobre la soledad. Es una historia que nació como un proyecto de relato, pero que, sin embargo, como antes he apuntado, ha ido exigiendo más espacio para poder desarrollar mejor sus diferentes vertientes y sus personajes que, como siempre, exigen un poquito más de protagonismo. Además, tengo un libro de relatos terminado y espero que pueda ver la luz en el próximo año o en el siguiente. Y también hay unas cuantas ideas en mi mente sobre cuestiones que me preocupan, cuestiones que nos afecta a todos y sobre las que me gustaría reflexionar y dialogar con mis lectores.
Me gustaría terminar agradeciendo a todas esas personas, lectoras y lectores que se han sumergido en alguno de mis libros a lo largo de los años (este 2022 se cumplen 30 años de mi primera publicación), y que después me han enviado algún mensaje a través de redes sociales o de correo electrónico para hacerme algún comentario o simplemente para mostrarme su afecto. Que hayan pasado su tiempo leyendo un libro mío es un honor para mí, que no soy un autor demasiado conocido. Por eso siempre pienso que el hecho de que una persona desconocida elija una novela mía o un relato mío de entre el océano de libros disponibles, y que después de leerlo, se ponga en contacto conmigo para compartir sus impresiones es un milagro. Me considero un escritor muy afortunado por poder seguir escribiendo, por poder publicar y por haber sido elegido por las distintas editoriales que han destinado su trabajo y recursos a publicar mis textos. Y afortunado en extremo por contar con un número cada vez mayor de lectoras y lectores fieles que esperan con ilusión cada nuevo libro que publico. Por eso estoy muy feliz por la acogida que está teniendo La reina de Ichnusa.