«El viento es salvaje» con Fedra y Medea como trágicas de parodia y cante
Horacio Otheguy Riveira.
La vida entera al paso de chirigotas, ese talento gaditano para sorprender a la realidad tomándola en solfa, a pura guasa profunda que trasciende la epidermis de la risa para volcarse en musical parodia, sin descuidar el mensaje que atraviesa toda tragedia.
Del sentimiento trágico a los hechos más brutales, cuando el viento del levante se eleva salvaje, entonces todo es posible e incluso probable, como que Fedra y Medea se entrecrucen sin nombrarse pero adorándose «más que amigas, hermanas», convertidas en feroces luchadoras por arte de amar a contracorriente, por ferocidad ambiental y muchas otras cosas que al bulto atacan estas cuatro actrices extraordinarias, que con texto y codirección de Ana López Segovia dicen y miman, cantan y bailan como mensajeras de un mundo que se cierra sobre sí mismo.
Así aparecen, calladas y mustias llevando objetos escenográficos como si fueran artículos de limpieza, y a poco de moverse, mirándonos boquiabiertas, arrancan a contarnos los vericuetos de las amigas-hermanas en versos libres o bien medidos, a la manera de los clásicos, de las augustas coplas, de las canciones que evocan a la mala suerte y la buena, la envidia, la inocencia y la mucha torpeza de vivir a golpe de timón.
El viento es salvaje es una recreación de Fedra y Medea, las dos brotadas del talento de Eurípides, experto conocedor y hábil retratista de las pasiones femeninas allá lejos y hace tiempo, nada menos que en el 400 antes de Cristo.
Para una compañía integrada por mujeres, la tentación de bucear en estos seres humanos era casi imposible de resistir. Y allí que fueron estas Niñas de Cádiz que ya navegaron con entusiasmo por el otro clásico de clásicos, primer emperador de la sátira, el gran Aristófanes (Lysístrata: 2500 años no es nada). La diversión está servida porque el humor que despliegan tiene tanto arte escénico que en cada giro, mohín o transformación (en un hombre, en un adolescente…) tienen el reflejo de quienes saben lo que hacen porque hacen lo que aman y van a degüello de tradiciones, ya con muchos años de experiencia.
La variedad de registros les permiten poblar el escenario de gente de andar por casa que se transforma en cuestión de segundos, convirtiéndose todas en personajes de fuste, de allí el creciente ingenio —obra tras obra— del cuarteto actoral con la autora del invento, Ana López Segovia, también actriz y codirectora junto a otro grande del neoesperpento nacional, José Troncoso, una pareja perfecta para que entre carcajadas se filtren dolor, espanto y rutina por donde campea un mundo gris que pega gritos que llegan al cielo, y rebotan para entregarnos sus dolientes cuentos mechados de risas.
Pero no todo es cachondeo irreverente y a la vez mítico, cuentan con un epílogo que es canción muy tierna por la que circula la voz de Nina Simone, otro personaje hermoso, bellamente trágico.
Durante todo el proceso nos hemos dejado guiar por la fascinación que ejercen sobre nosotras estas mujeres que se ven abocadas a cumplir con un destino inexorable, arrastradas por la fatalidad, por una naturaleza genuina y arrasadora de la que no pueden escapar. Hembras míticas que llevan al extremo la emoción y el sentimiento, sin pudor y sin censura. Hemos traído esos mitos hasta nuestro mundo para que respiren nuestro aire, nuestras circunstancias, nuestras costumbres y nuestras maneras de decir y hacer. Nuestra Fedra y nuestra Medea son personajes que viven dentro de una realidad aparentemente gris, anodina. Nada especial hay en sus vidas. Solo cuando surge el conflicto, asumen repentinamente la actitud de la heroína trágica, se colocan bajo la influencia de una fatalidad antigua que terminará destruyendo todo lo que encuentre a su paso. ¿Y cómo se hace eso? ¿Cómo es una tragedia en Cádiz? En nuestra cabeza retumba de manera intuitiva esa frase que hemos escuchado tantas veces desde nuestra infancia: “Lo que está contando es una tragedia, pero te tienes que reír».
Actrices: Alejandra López, Teresa Quintero, Rocío Segovia y Ana López Segovia
Dirección: Ana López Segovia (con la colaboración de José Troncoso)
Ayudante de dirección: Alicia Rodríguez
Texto: Ana López Segovia
Vestuario: Miguel A. Milán
Espacio sonoro: Mariano Marín
Diseño Iluminación: Agustín Maza
Imagen: Susana Martín / Isa Vicente
Asistente de producción: Susana Luque
Producción: Las Niñas de Cádiz
Canciones: Señor de Nervión, de Fran Ortiz Morón, y Wild is the wind, de Nina Simone
Agradecimientos: José Troncoso y Espacio Guindalera
En tiempo presente. Y, aquí y ahora. Fin. . .
… . . . .. . .. … . . Zaratustra. .. pensando, en el goce y las sombras, es Rayuela. De , Cortazar. Fin. Fin. . . .