Cross Over 1: dinámica, espectacular y con una mirada al interior de los cómics

Portada de Cross Over 1

Donny Cates firma un guion trepidante y repleto de otras referencias comiqueras.

Un “cross over” es un tipo de cómic donde convergen otros personajes y otras historias. Habitualmente este tipo de mecanismos narrativos forman parte de una estrategia con fines comerciales. Es decir, un personaje poco conocido suele aparecer en las historias de otro más conocido y, así, los lectores del segundo conocen al primero y éste incrementa sus lectores potenciales. Evidentemente, toda obra tiene como objetivo último llegar al público. ¡Por supuesto! Pero la obra de la que nos ocupamos hoy no es un “cross over” en el sentido indicado antes. Donny Cates crea una historia que la propia editorial lo presenta como el “cross over” definitivo y que parece querer convertirse en un gran evento comiquero.

La narración escrita parte de la idea de que en nuestra realidad se produce un fenómeno que transforma el mundo en el que vivimos. A raíz de este proceso, la realidad comiquera y la realidad humana convergen de manera caótica y descontrolada. He aquí el gran “cross over” en el que se asienta la historia. Una historia que, por otro lado, también se asienta en la idea convencional de que lo extraño termina, de un modo u otro, siendo rechazado por aquellas personas que no tienen capacidad de empatía o que tienen demasiado miedo. A raíz de ello, los humanos y los personajes de cómic comienzan a interactuar en una historia chocante y sorprendente. Cates, con el objetivo de ayudar al lector, va haciendo breves presentaciones de los diferentes personajes de cómic insertos en los diálogos de los personajes. Este mecanismo, en unas ocasiones funciona bien y hace que la narración sea natural y fluida. En cambio, en otros momentos, dificulta la propia historia y parece que la incorporación de personajes sea un tanto accesoria.

Página interior del volumen

No obstante, la potencia de la idea inicial mantiene cierto frescor durante este primer volumen. Evidentemente quedamos a la espera de ver la evolución de toda la historia, aunque en ocasiones la idea da la sensación de agotamiento. Además, Cates conforma una narración que, debido a la intención de mostrar ese carácter constante de convergencia de historias, se vuelve confusa en algunos momentos.

Por suerte, la historia de los protagonistas principales es interesante y sustenta las pequeñas debilidades que afectan a la narración. Tanto es así que, a medida que avanzamos en la lectura se diluye la idea inicial del “cross over”. En este sentido Cross Over termina pareciendo más un cómic de acción y aventuras en la que aparecen diferentes personajes de otros cómics, que otra cosa. Posiblemente esta sea la gran virtud del guionista.

La historia principal tiene un enorme potencial. Los dos personajes fundamentales tienen tras de sí historias profundas y complejas. Por ello, la incorporación de constantes personajes de otra realidad alternativa podría afectar negativamente al tronco narrativo principal. Por ello parece que Cates opta por controlar mucho la idea principal y evitar que la narración se resienta. A esta idea también le ayuda mucho la estrategia empleada por Geoff Shaw quien, de un modo sencillo y elegante, ayuda sobremanera a Cates para lograr que la obra funcione a la perfección. Este trabajo se complementa gracias al uso del color empleado por Dee Cunniffe. En este sentido, este trabajo supera, en relación a la construcción de la historia, a obras semejantes escritas, por poner un ejemplo, por Grant Morrison. Estoy hablando del conocido Multiverso, donde la manera de estructurar la convergencia de historias consiste en hacer capítulos independientes. En esta ocasión el atrevimiento es mayor y la estrategia es más arriesgada.

Como acabo de decir, la narración gráfica es, a mi juicio, lo mejor de la obra y logra dar estructura y solidez al conjunto. No se me entienda mal, por favor. La idea de Cates es sensacional, desde luego, pero el trabajo de Shaw me ha entusiasmado. Es comercial, sin duda, pero logra transmitir y va mutando con la narración escrita pasando de un entorno oscuro, inquietante y adulto, a uno más brillante, comiquero y juvenil.

 

Por Juan R. Coca

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