Las chicas de la 305

Por Àngels S. Amorós

Ana Alcolea. Las chicas de la 305. Madrid: Anaya, 2022 (Leer y pensar. Selección). 248 pp. A partir de los 14 años.

No estamos formando perfectas amas de casa. […] Aquí queremos que salgan profesionales de todos los ámbitos. Mujeres modernas que estén preparadas para liderar un país moderno como es el nuestro y sus relaciones futuras con Europa.

La década de los años sesenta del pasado siglo XX fue una época especialmente significativa en muchos aspectos y a nivel mundial. Para saber un poco sobre la repercusión de diferentes acontecimientos históricos en España y disfrutar de una muy buena lectura nada mejor que leer Las chicas de la 305, de Ana Alcolea. Esta escritora zaragozana con muchos premios en su haber hace gala de nuevo de un libro para lectores de todas las edades que nos aproxima a las vivencias de un grupo de jóvenes humildes a las que les dan la oportunidad de estudiar en la universidad. Lo que ahora parece trascendental, en aquel momento era un privilegio solo al alcance de muy pocos porque la educación es un derecho universal desde hace no mucho tiempo.

La novela se ambienta justo en el año 1968 donde un total de seis chicas becadas por el gobierno español son una muestra de lo que supuso para unas pocas jóvenes estudiar en un internado lejos de su casa junto a otras chicas de su edad y de procedencia similar. Todas eran de origen humilde y casi todas tenían bastante experiencia en privaciones, pobreza y algún que otro drama familiar. Además, las seis jóvnes comparten una mezcla de miedo, curiosidad y muchas ganas de trascender aunque echan de menos su entorno y a los suyos.

– Si al menos se pudiera ver el mar -exclamó Hortensia.

– O la academia de los militares.

– O las montañas.

– O las palmeras.

– O el río.

Manolita, Marilines, Sofía, Asun, Roberta y Hortensia pertenecen a pueblos pequeños de Navarra, Ourense, Alicante, Segovia, Huesca y Badalona, respectivamente y junto con su tutora Angélica vivirán muchas experiencias en el internado donde se alojan. Su cometido es estudiar en la Universidad Laboral de Zaragoza, una institución de inspiración franquista repartidas en 27 ciudades españolas y cuyo objetivo era combinar la formación profesional y la preparación cultural para colaborar en el desarrollo económico del país. Sin embargo, solamente la de Zaragoza y Cáceres eran para mujeres.

El asesinato de Martin Luther King y de Robert Kennedy, el consultorio radiofónico de Elena Francis, la canción de Massiel en Eurovisión que antes tenía que interpretar Joan Manuel Serrat, la revuelta estudiantil de mayor del 68 en París, la guerra de Vietnam y otros acontecimientos históricos se suceden de forma paralela con las vivencias de estas jóvenes, sus primeros amores, el peso de la religión, las ansias de libertad y su proceso de adaptación. Angélica, su tutora, les propone representar La tempestad, una obra de William Shakespeare que marcará un antes y un después en las vidas de todas ellas ya que se producirá una simbiosis entre ellas y los personajes -masculinos- que interpretarán.

Ana Alcolea es una escritora zaragozana que reparte su tiempo entre su ciudad Zaragoza, Italia y Noruega a en Zaragoza. Después de dedicarse a la docencia durante veintiséis años se dedica en exclusiva a la escritura además de dar charlas en centros de enseñanza sobre literatura y libros. También suele publicar ediciones didácticas de obras de teatro y escribir artículos de investigación literaria. Entre sus reconocimientos destaca el Premio Cervantes Chico 2016, el Premio de las Letras Aragonesas 2019, el Premio Búho 2020 y el Premio de la Fundación José Antonio Labordeta 2021. Su primer libro publicado fue El medallón perdido, y desde entonces han visto la luz más de treinta títulos. Entre ellos, Donde aprenden a volar las gaviotas (Lista de Honor del Premio CCEI), La noche más oscura (Premio Anaya 2011, Premio CCEI 2012, Lista White Ravens 2012), Napoleón puede esperar (Finalista Premios Templis 2013), El abrazo de la sirena (Finalista Premio Ignotus 2020). Varios de sus libros han formado parte de la prestigiosa lista anual de la Fundación Cuatrogatos (Miami), y de OEPLI.

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