Una obra elegante editada, como debe de ser, en formato de lujo
ECC vuelve a editar una obra clásica, selecta y con un dibujo magistral
Enrico Marini es un destacado narrador visual europeo. Sus aportaciones a las obras de carácter histórico le han granjeado un amplio reconocimiento por su trabajo. Este maestro reconoció, en una entrevista a RTVE, que ha estado influenciado por otros destacados narradores gráfico como Alfonso Pons o Jordi Bernet. Ahora bien, un autor de la talla de Marini tarde o temprano sería “tentado” por la gran industria estadounidense. Así que en 2017 participó en la elaboración de una obra destacada sobre Batman. Trabajo que ha sido reconocido por el premio al mejor dibujante internacional en la segunda edición de los premios Carlos Giménez.
Esta obra, titulada Batman El príncipe oscuro, acaba de ver la luz en la colección Deluxe de la editorial. Este hecho es la escusa perfecta para volver a hablar de una obra realmente distinguible y repleta de matices. En este trabajo Marini se ocupa tanto de la narración escrita, como de la visual. Ello permite componer una obra de enorme sutileza y repleta de detalles invisibles que la han convertido en un trabajo esencial para los sibaritas del mundo comiquero. Expliquemos todo esto.
Cuando uno lee El príncipe oscuro rápida y superficialmente, puede caer en la sensación de estar ante una obra más sobre Batman. Ahora bien, toda la obra es una especie de trampantojo. El lector es llevado por líneas convencionales, por entornos conocidos y reconocibles. Así, nos encontramos con un erotismo reprimido, una violencia contenida, un detective que no descubre nada… Una obra que nos recordará a multitud de otros trabajos previos, pero este difiere de ellos.
Una de las principales diferencias está en que estamos ante una obra profundamente romántica. Ello es debido a que esta obra ensalza los elementos emocionales, frente a los objetivos. A su vez, apuesta por la imaginación como elemento expositivo y narrativo. Tanto es así, que la conformación de la cueva icónica del personaje de Batman o, incluso, un Bar importante para la narración, presentan elementos realmente imaginativos y simbólicos. Ello unido a una búsqueda de lo sublime en la narración visual. Además, también apuesta por los elementos oníricos. Estos aspectos los une Marini al paisaje creado por él de una Gotham también onírica.
El trabajo de Marini es una sorpresa silenciosa que enlaza con otro gran narrador maltratado por algunos críticos y lectores: Azzarello. Ambos utilizan, constantemente, el recurso a otras obras literarias o culturales previas que crean un imaginario que trasciende la obra en sí y aporta una significación silenciosa u oculta en sus páginas.
La configuración de las viñetas se mueve entre unas páginas tradicionales, no clásicas, pero sí con un regusto a lo tradicional. Junto a ellas veremos páginas donde una imagen destaca por encima de las otras. Esto le da relevancia a esa imagen, la cual suele estar vinculada a elementos paisajísticos. Por último, están las páginas dobles donde el paisaje adquiere esa significación onírica de la que hemos hablado antes.
Los colores también son sutiles, elegantes, se funden con naturalidad con un dibujo repleto de matices y detalles. Un trabajo de enorme calidad donde veremos a Joker en su máxima expresión, rompedor, actual e inteligente. Ante él un Bruce Wayne superado, oscuro, repleto de conflictos internos. Entre los dos… un regalo. Una ofrenda que, como toda sorpresa, puede representar al Mundo o a la Nada.
Por Juan R. Coca