“La casa iluminada”, Verso Fuster
Por pedro García Cueto.
Una casa con luz en la poesía de Verso Fuster.
La poeta asturiana Carmen Nuevo Fernández, conocida como Verso Fuster, ahonda en la poesía en su último libro La casa iluminada que ha publicado la estupenda colección de Los libros del Mississippi que lleva con buena dirección Antonio Benicio Huerga.
Verso Fuster ha colaborado en numerosas revistas y le antecede un poemario titulado Del ajuar, la locura, publicado en el año 2003. Ha colaborado con artículo de opinión en “La Nueva España” y ha aparecido en antologías y en revistas poéticas. Con estos mimbres, llega este bello libro que se inicia con el apartado llamado “La misma sangre”, con unos versos del gran poeta granadino Luis Rosales, que dio a luz un poemario maravilloso: La casa encendida. Esta casa de Verso Fuster es también haz de luz, transparencia, sueño, hondura de palabras y de versos.
En el poema “La casa iluminada” vemos cómo el camino que transita la poeta es desde la oscuridad a la luz, en la línea de un San Juan de la Cruz, envuelta su mirada en el misticismo de la noche que busca el alba, como la amada al amado:
Y si te perdieses
continúa con paso firme a través de la noche
hasta hallar
la casa iluminada.
Juro que desde algún lugar
mi sombra se volverá rastro,
mi alma,
piedras muy verdes.
Es el paso de la noche un deseo de aurora, porque en el tránsito de la oscuridad a la luz, vuelve la sombra que entonces es llama que ilumina al mundo. Por ello, la poeta sabe que en los confines del tiempo, cuando todo son sombras, hay luz en la oquedad del universo.
Y el amor por el mar de esa Asturias maravillosa donde es el paisaje marino llama, porque las olas son la vida, cuya espuma es la niñez anhelada, el poema se titula “Siempre rugía el mar”: “Rugía el mar bajo nuestros pies pequeños, bajo los vaivenes de espumas frías. / Nos bautizaron junto a las olas de un mar enajenado. / Nuestros primeros juegos fueron emboscadas atrapadas por las espumas, / que incendiaban nuestros ojos abiertos por el asombro”.
La poeta se entrega al tiempo de la niñez, donde la caricia del mar era el mundo entero. Y en el apartado “Madre e hija en Wonderland” palpita el poema “Madre, este poema es libre”, cuya belleza reside en el amor que se da como abrazo, como un racimo de luz: “Madre, no tengas miedo, / la fertilidad son solo soles y estrellas. Y tu belleza, desmesurada. / Y río como un sueño de acordeones en París. / Tu tenacidad y tibieza como una playa muy blanca”.
Y es la madre tejido, hilo fino, que va trenzando la poeta, como si la madeja del afecto fuese un tapiz bien trabado.
Y en el último apartado “Sol negro” vemos esa casa vacía, que fue luz y que fue habitada por el mar, ahora ya todo en ceniza. Dice así en “La morada vacía”: “Duele mirar con ojos de espino la morada vacía al amparo / de la hiedra. / Recorrer las estancias con el duelo de los ángulos cortados, / intuir aún tu presencia como una melodía de geranios luminosos / que esperan la humedad de tus manos”.
Bellísimos versos de Verso Fuster que tejen el tiempo ausente, la persona querida, que son un eco de lo que ya se ha perdido, para que vuelva en el laberinto del tiempo.
Y en “El regreso”, último apartado, el poema “Regresaré para quedarme” es el deseo de vivir para siempre en el tiempo del amor, de no abandonar a quien se ha querido, de envolver la vida en memoria que no es ausencia, porque siempre resucita en el que recuerda: “Regresaré para quedarme en la altura / de tus labios que no son dolientes / que no son herejes, / que no mueren”.
Estamos ante un libro que es una llama, que es un fulgor, con una poesía honda y verdadera, de una poeta que tiembla en los versos y nos llega al corazón. Desde las ausencias a los que quedan, desde el mar amado a la niñez, vive en Verso Fuster poesía honda y verdadera.
TÍTULO: LA CASA ILUMINADA
AUTORA: CARMEN NUEVO FERNÁNDEZ (VERSO FUSTER)
EDITORIAL: LIBROS DEL MISSISSIPPI
AÑO: 2021