‘Los gatos no tienen casa’, un ejemplo de integración
REDACCIÓN.
Eva Loureiro Vilarelhe (Ferrol, 1976), filóloga portuguesa de formación y especialista en teoría de la literatura y literatura comparada, se dio a conocer como escritora al publicar una trilogía de novelas sobre una saga familiar, colabora mensualmente en la emisora de COPE Ferrol haciendo reseñas de libros y da a conocer su faceta de poeta en su lengua materna a través de su blog personal Gleaming Stars. A finales de este pasado año, bajo el sello de Eolas Ediciones, vio la luz su cuarta novela Los gatos no tienen casa (2021, Colección Narrativa, 220 páginas), en la que trata el tema de la inmigración ilegal de menores.
Con un lenguaje ágil y desenfadado, acorde a la juventud de sus protagonistas, Los gatos no tienen casa narra las peripecias de una pandilla de amigos que decide acoger a un nuevo miembro, diferente en todos los sentidos. No sólo debido al color de su piel o a su lejano país de procedencia, sino también por no haberse criado precisamente entre algodones, como la mayoría de ellos. Los prejuicios, los desencuentros culturales, y hasta los equívocos ocasionados por el desconocimiento del idioma, son cuestionados mediante una creciente amistad que se fragua al calor de la tolerancia y la solidaridad.
Eva Loureiro Vilarelhe saca el máximo partido al fortuito encuentro entre una chica de una ciudad costera gallega y un inmigrante ilegal llegado de adolescente en patera a la Península, atemorizados ambos ante la irrupción nocturna de un jabalí en las calles del centro. Con su cuarta novela publicada —primera bajo el sello de la editorial leonesa Eolas Ediciones, que la refrenda como una autora a tener en cuenta—, rompe una lanza en favor de la armonía entre personas dejándonos un grato sabor de boca. Confiar en que aún resta algo de bondad en el corazón del ser humano insufla un soplo de esperanza en los tiempos que corren. Debería prescribirse su lectura sin receta médica en las farmacias.