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Alzar la voz

Por Àngels S. Amorós

Ana Alonso (texto) y Luis F. Sanz (ilustraciones). Alzar la voz. Madrid: Anaya (Pizca de sal), 2021. 136 pp. A partir de los 12 años.

A mi madre la pusieron a servir cuando tenía diez años, y ni siquiera fue al colegio nunca, pero aprendió a escribir por su cuenta y no pone ni una falta. Ella dice que no quiere eso para sus hijas.

Muchas veces damos por hecho situaciones  que pensamos que siempre han sido así y no solemos reflexionar por lo mucho que han tenido que luchar personas de otro tiempo para que ahora podamos disfrutar de ellas. Dos buenos ejemplos son el derecho al voto femenino y también el derecho a la educación de las niñas.

En Alzar la voz, una de las novedades de la editorial Anaya dentro de la colección Pizca de sal, nos pone en perspectiva gracias a la mirada de cuatro mujeres que decidieron no rendirse y plantar cara a las circunstancias que, por el hecho de ser mujeres, las limitaron. El título hace referencia a la voz, pero naturalmente se trata de una metáfora porque no solamente son suficientes las palabras para hacerse oír y conseguir cambios, pero sí que es necesario compartir discursos y pensamientos para lograr la unión que es la que nos da fuerza.

A través de cuatro mujeres jóvenes que pertenecen a diferentes generaciones se puede observar la evolución de los derechos femeninos, la igualdad y el empoderamiento sin dejar de lado que, a pesar del tiempo pasado y de las victorias, la lucha continua. Anita es una adolescente en los años 20 de una España llena de privaciones y hambre que le queda poco para empezar una guerra civil. A pesar de ello, la chica sabe que lo mejor que le puede pasar es aprender un oficio para ser independiente, y lo consigue trabajando de modista. Su hija Ana María también confía en la educación para ser libre, completa y feliz. Sin embargo, son los años 40 y las cosas todavía vienen mal dadas para las mujeres; aunque ella no se amilana e incluso se toma a bien que una profesora la llame Quijota por su gran afición a la lectura y más tarde consigue dejar su León natal para estudiar pedagogía en Madrid.

Mucho más tarde, en los años 90, la hija de Ana María llamada Ana y decide ponerse en contacto con una escritora vía correo electrónico para intentar superar una agresión sexual que sufrió en una discoteca donde la sorpresa y el miedo le impidieron reaccionar. Entre la humillación, el dolor  y el sentimiento de culpa los poemas que le hace llegar a la escritora son una manera de poner voz a lo que siente y a construir la identidad de mujer. En el momento actual conocemos a Celia, una gran lectora que se pone en contacto con Ana que es una escritora conocida y a la que la joven le envía los poemas que ha escrito para superar el ciberacoso que sufre porque su aspecto físico no encaja en los estereotipos de belleza.

He hecho lo que me decías, he hablado con mis padres. Han informado a la policía. Es lo que había que hacer, tienes razón. […] Mirar para otro lado y esperar a que todo pase no iba a funcionar. La tutora está contenta de que haya dado el paso.

Claro que eso no ha mejorado mucho la forma en que me mira la gente del instituto. Ahora sí que me he convertido en una especie de apestada social.

De este modo, asistimos a la construcción identitaria de cuatro mujeres que pertenecen a diferentes generaciones y que están relacionadas. No es suficiente el paso del tiempo para curar las heridas sino que hay que hacer públicas las injusticias para dar ejemplo de que se debe y se puede luchar contra ellas. La vida de estas cuatro jóvenes se van alternando poco a poco y una de ellas, Ana, es un guiño a la autora del libro Ana Alonso y el resto de mujeres se inspiran en algunas mujeres de su propia familia, excepto Celia.

Al final del libro se incluye un dossier que propone un taller para escribir autoficción o la modalidad de escritura que combina elementos autobiográficos con otros ficticios. A partir de una serie de consignas y con teoría bastante concisa pero suficiente, los jóvenes de forma autónoma o también los docentes, pueden trabajar tanto en casa como en las aulas de forma creativa a través de  6 minitalleres que trabajan la poesía, el monólogo  interior, etc. Un libro que recomendamos leer y también trabajar para sacarle el máximo partido.

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