Chicas en acción, mientras «Los lobos esperan». Una novela de Natasha Friend
Por Horacio Otheguy Riveira
Una muy buena novela para lectores adultos, si bien está dirigida primordialmente a adolescentes. No hay límites cuando el desarrollo narrativo es capaz de abarcar las tres grandes regiones en conflictos. Humanas regiones por las que circulan las chicas en pleno descubrimiento de su cuerpo y su sexualidad; los muchachos bajo rígidos impulsos patriarcales, y los adultos a menudo cómplices en la tradición de obtener placer de cuerpos sin vida, drogados, inanimados…
Para lectores de cualquier edad que empaticen con su propia adolescencia. Esa que no acaba de marcharse para siempre. He aquí el hallazgo de la primera traducción de una autora en la cima de los grandes escritores de novelas juveniles que, en realidad, están dirigidas a quienes les guían y acompañan en su divertida y tensa, ajetreada y tantas veces incomprendida existencia.
A partir de la historia de Nora, 15 años, y tres personajes fundamentales de igual o cercana edad, se tiende una modélica estructura de intriga psicológica y criminal, con amigos en plan investigadores en lugar de detectives o policías en torno a un delito: abusar sexualmente en una organizada «cacería», y tras ello todo el entramado que protege actitudes de jóvenes que, con la excusa del «intocable» deporte universitario, rinden tributo a tradiciones de hombres que portan su cuerpo como un falo al que toda feminidad ha de abrirse, no importa las humillaciones que haya que poner en práctica.
Con mucha acción, desarrollada a través de capítulos con gran poder de síntesis, la novela tiene vida propia, enérgica, envolvente, carismática desde las primeras líneas en una muy eficaz narración que no documenta los abundantes casos reales ocurridos en Estados Unidos en torno a este tema, pero hay mucho de ello en la imaginaria ciudad de Faber, donde se supone que no pasan las cosas que suceden en Nueva York, Chicago o Washington, y la novelista lo hace de tal manera que los hechos abordados son más que suficientes para que en ellos podamos ver reflejada una situación alarmante en el mundo entero.
Protagonistas adolescentes ante las que pueden empatizar lectoras y lectores de su misma quinta, al dar buen recorrido por una vida cotidiana que no conoce fronteras: familia, institutos, amistades, minifalda o no minifalda; familias que aportan mucha información sobre la sexualidad femenina, sin miedo a palabra alguna; familias donde las chicas siguen siendo «bichitos»; los discursos cruzados: sé tú misma, pero no vayas provocando; los primeros besos como un acontecimiento extrasensorial, y la profunda satisfacción al descubrir que hay amigos y amigas de incondicional lealtad.
Le alisó la ropa, con cuidado de no tocar su cuerpo más de lo necesario…
«[…] … la mayor locura era aquella: estar arrodillado en la hierba del campo de golf a la una y veintisiete de la madrugada con dos dedos sobre el cuello de Nora Melchionda —lo más cerca que jamás había estado de ella—, y no poder demostrar lo buen conversador que era. Si ella lo viera jugando a Dragones y Mazmorras y hablando de proezas metamágicas, sabría que podía articular pensamientos claros y coherentes sin acabar con la cara colorada.
Pero aquellos no era Dragones y Mazmorras. Ni de lejos.
—¿Nora? Soy yo. Adam Xu… Del colegio… ¿Me oyes? ¿Nora?
Nada.
Le alisó la ropa, con cuidado de no tocar su cuerpo más de lo necesario. Podría haberlo hecho, por supuesto: no había nadie allí para verlo. Pero jamás habría sido capaz; esa era la diferencia entre Adam y los neandertales a los que había espantado con el bate de béisbol. Adam llevaba enamorado de Nora Melchionda desde que era un chaval flacucho de diez años, antes de que ella tuviera formas definidas, antes de todos los chicos de Faber comenzaran a fijarse en ella. Solo de pensar en aquellos tres tíos levantándole la camiseta a Nora y bajándole la ropa interior, Adam se sentía más desquiciado de lo que se había sentido en su vida. Le daban ganas de lanzarse a la oscuridad enarbolando su bate de béisbol.
Pero no. Tenía que centrarse.
Le sacó el teléfono móvil del bolsillo y sostuvo la pantalla sobre su cara inconsciente. Con cuidado, le levantó los párpados y, cuando el teléfono se desbloqueó, buscó el número de la mejor amiga de Nora.
Soy Adam Xu.
Nora te necesita.
Campo de golf de Faber.
hoyo 9, rápido. […]».
(Las ilustraciones que acompañan este reportaje no figuran en la novela).
*** *** ***
«[…] Conozco a los deportistas.
A veces, las cosas se malinterpretan,
Si la chica se siente herida en sus sentimientos.
Las palabras rebotaban por su cabeza como pelotas de tenis. A mi nadie me ha herido los sentimientos. Me desperté en el campo de golf con un nueve escrito con rotulador en la entrepierna. Yo no he malinterpretado nada.
Unos minutos más tarde (…). Nora abrió la puerta y salió del coche. Cogió su palo de hockey y se colgó la mochila de un hombro. Y después, como si fuera Caperucita roja, se fue saltando alegremente hacia el bosque donde todos los lobos esperaban.»
Escribí un libro no sobre una niña que ha sido violada, sino sobre una niña que, por algún acto fortuito, se salva del trauma de la violación. ¿Qué haría esa chica con su bala esquivada? ¿Qué harían sus amigos? ¿Qué haría su familia? Quería explorar la cultura de la masculinidad tóxica en una ciudad universitaria donde se adora a los atletas masculinos y se les recuerda, en broma, a las chicas de Secundaria que no deben ser «cebo de fraternidad». Quiero encender fuego en el estómago de todos los lectores, porque la historia de Nora no solo es importante para que la lean las niñas y las mujeres, también es importante para que la lean los niños y los hombres.
Natasha Friend nació en Nueva York en 1972. Sus novelas abarcan conflictos y emociones de sus juveniles lectores con la ambición de que quienes les rodean de mayor edad también las lean, de manera de crear un frente común ante los diversos grados de violencia que viven los estudiantes de ambos sexos, especialmente las pertenecientes al sexo femenino en el momento crucial de su crecimiento hormonal y sentimental.
Entre otras obras de Natasha Friend…
En Lush (2006) además de lidiar con el estrés normal de una vida de trece años, Samantha se ve obligada a enfrentar la dura realidad del alcoholismo dentro de su propia familia, de manera que le toca asumir la adicción de su padre y sus efectos devastadores en aquellos a quienes más ama. En My Life in Black and White (2012), se desarrolla una crisis profunda en Lexi, que siempre ha tenido una belleza impresionante que la ha ayudado a consolidar amistades, a tener un novio y la atención de un cazatalentos de modelos. Pero todo cambia la noche en que la cara de Lexi es atravesada por un parabrisas.
Sus títulos en inglés pueden adquirirse en Amazon, mientras esperamos que esta edición de la editorial SM anime a la publicación de una obra sumamente interesante.
Entrevista a Natasha Friend en castellano. Gentileza de su editor Grupo SM (grupo-sm.com)