«No soy lo bastante joven como para saberlo todo»

Entrevista a Ricardo Martínez Llorca, autor del ensayo Para Huir.

 

Culturamas: Sorprende encontrarse frente a un ensayo en el que el autor no llena el texto de citas, de notas a pie de página.

Ricardo Martínez Llorca: No me propuse escribir una tesis académica. El ensayo más puro nace de una reflexión bastante autónoma. Es cierto que uno tiene un bagaje de lecturas que subyace en el libro. Seguro que se puede descubrir algo más concreto, pero el espíritu que subyace, o que intenta subyacer, es más parecido al de los diálogos griegos…

C: Pero, en este caso, el diálogo es con las películas.

R: Exactamente. No concibo el cine como si estuviera en una audición, en una conferencia o, lo que es más terrible, en un mitin. Tengo la impresión de que hay demasiada pasividad en los espectadores. Hay que hacer hablar a las películas, no limitarse al consumo.

C: Incluso la película más banal puede tener contenido.

R: Una buena parte de ese contenido lo carga uno dentro. Aunque conviene renunciar a lugares comunes, a prejuicios, a eso que en francés se denomina ‘ideas recibidas’. Debemos saltar por encima del villano vestido de negro, del solitario vengador o de la belleza de la fotografía y la banda sonora. Limitarnos a valorar lo ya sabido nos impide progresar. La pregunta es: ¿qué puedo aprender, en qué me puede ayudar la película a ser mejor persona? No basta con ver un cuadro de Caravaggio y decir ¡qué bonito claroscuro! Esto nos lo enseñó el historiador de arte Ernst Gombrich.

C: Y para eso no vale con lo previsible.

R: Buscaremos lo inusitado. En realidad, en el libro aparecen pensamientos, ideas, intuiciones que tal vez no fueron intención del productor, del director, de los guionistas que figuraran. Pero están presentes. Si uno es capaz de extraerlas, es porque la película lo permite, permite dar pie a ella. Aunque cuesta creer que entre tantas personas como las que se precisan para acabar una película, y durante tanto tiempo como hace falta para producirla, a nadie se le ocurrieran en algún momento.

C: Sorprende la selección: ¿Cómo es posible que ‘Un lugar en el mundo’ figure junto a ‘Avatar’?

R: ‘Avatar’ es puro conflicto. Desde las mismas intenciones, que pasan por la recaudación, hasta el contenido, que es reivindicación ecologista. Como producto comercial es un éxito; como denuncia un mensaje estupendo; pero como intervención es nula. Vemos la película y pensamos que se contribuye a una lucha, en la que lo siguiente que haremos será pasear con los brazos cruzados. Hace falta algo más que ‘Avatar’ para resolver el conflicto, que tiene que ver con etnocidios y con el cambio climático. Necesitamos ‘Un lugar en el mundo’. Esa película nos muestra cómo podemos afrontar unos temas, que tiene que ver con los que aparecen en ‘Avatar’. Yo veo la película de Aristarain con frecuencia, porque me habla de asuntos que no quiero olvidar y desde una perspectiva que no quiero olvidar.

C: Humana.

R: Sí, humana. O humanista. O humanitaria, en el mejor sentido del humanitarismo: la injusticia no se palía, como sugiere la caridad, que necesita que se mantenga para seguir existiendo como virtud. La injusticia se combate y se combate con todo el cuerpo, que no quiere decir con violencia. Si hay una costumbre que tengo al ver una película, es intentar traducir lo que veo a las dimensiones humanas.

C: Incluso las películas de superhéroes, pues sabemos que procuras verlas todas.

R: Eso tiene que ver con mi adolescencia y no renuncio a ella. Pero sí, incluso esas películas. En el libro se habla del miedo a partir de personajes como Batman o Wolverine. Y el miedo es la emoción que mueve al mundo. Quisiéramos que fuera el amor, pero se el miedo. Ya lo siento. Voy a la sesión infantil para ver esas películas y me siento en las primeras filas. Luego las revisaré con calma.

C: ¿Son tu género favorito?

R: No. Ni siquiera las tendría en cuenta como género. En el cine funciona gloriosamente el realismo social, por ejemplo. Y tan bien como en la novela el género negro. Pero si existe un género por antonomasia es el Western, la historia de un pueblo bajo la presión de un cacique, al que llega un personaje solitario y se encuentra con humildes ayudantes para resolver el conflicto. ‘Raíces profundas’, que es la película elegida, es un paradigma del género. Pero ‘Un lugar en el mundo’ responde al mismo espíritu, y a la vez al del realismo social. No la considero la mejor película de la historia, pero sí mi película favorita. Es como si John Ford hubiera leído a Montaigne y a Noam Chomsky.

C: ¿Es Montaigne el mejor ensayista de la historia?

R: Sería una osadía pronunciarse: no he leído todo ni soy lo bastante joven como para saberlo todo. Pero seguro que es tan interesante como el mejor.

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