“Un sueño revelador”, de Luis Crespo Martínez
Dice con una sonrisa que es un joven con mucha experiencia. A Luis Crespo Martínez le encanta escribir porque le hace sentir que las palabras surgen del corazón y es otra forma de mostrar a los demás lo que lleva dentro. En esa línea sitúa sus tres libros: Cambiar para disfrutar (2018), El ángel que podía verme (2019) y Un sueño revelador (2021).
Es ingeniero y ha estado trabajando como profesor de universidad durante 17 años. Luis ha descubierto que, cuando te apasiona lo que enseñas, transmites esa pasión, y es lo que le ocurre con la reeducación y el coaching. Ahora presenta su tercer libro, Un sueño revelador, donde combina la trama policíaca y el crecimiento personal.
Si le preguntara a un amigo suyo que le definiera en pocas palabras, ¿qué cree que diría de usted?
Transmite paz y energía a la vez. Su seña de identidad es la sonrisa. Sabe escuchar. Es de ese tipo de personas con las que te apetece hablar porque sueles salir mejor de lo que entraste.
Ingeniero, profesor, coach y escritor. ¿Cuál es su verdadera vocación? Si tuviera que dedicarse el resto de su vida a una de estas profesiones, ¿cuál elegiría y por qué?
La ingeniería en la empresa privada ha sido mi profesión y me gusta. He podido compaginarla con la tarea de la docencia universitaria que me encanta. Hace siete años la vida me puso a prueba y decidí escucharla. Aparecieron nuevos retos y cambié mi forma de ver el mundo. Ese cambio ha supuesto mucho beneficio a nivel personal y familiar.
Mi pasión actual es comunicar las ventajas del cambio y del crecimiento personal. Por eso, combinar las facetas de conferenciante, profesor, coach y escritor me permite llegar a más personas.
Todos somos motores del cambio y me encantaría que fuesen los jóvenes los que cambiasen el mundo
¿Qué es lo que le motivó para publicar su primer libro Cambiar para disfrutar (2018)?
Las ganas de transmitir las claves de mi cambio por si podían servir a otras personas. Un día empecé con un capítulo y me pregunté: «¿Podría ser un libro?». Seguí escribiendo y, aunque atravesé un mar de dudas, le di forma, lo acabé y, afortunadamente, me lo publicó una editorial, Batidora Ediciones. Es un ensayo de crecimiento personal, un camino a recorrer a través de una serie de preguntas reflexivas que hacen al lector replantearse ciertos comportamientos que siempre han sido así en su vida, pero que le causan un sufrimiento que podría evitar. Persigue disfrutar en contraposición a sufrir.
Con su segunda novela, El ángel que podía verme (2019), llegó a decir que es un laberinto emocional. ¿Qué quiere transmitir y qué mensaje cree que reciben los lectores cuando se sumergen en sus historias?
Es una novela profunda más allá del entretenimiento que pueda suponer atravesar las experiencias dolorosas a nivel interno del protagonista. Básicamente es una mezcla intensa de emociones humanas en las que no somos tan distintos como creemos. Recorre el crecimiento interior de una persona perdida y ahogada entre sus emociones. Por eso hace referencia al laberinto emocional, algo demasiado común en nuestra sociedad.
Es un tributo a las personas ciegas que conozco y que me han ayudado tanto en mis proyectos. Son un ejemplo admirable de valentía y superación personal.
Su tercera obra salió a la venta en noviembre de 2021 llamada Un sueño revelador. En esta trama policíaca aborda el tema de la violencia de género y habla de crecimiento personal. ¿Le ha ayudado su trabajo como coach para escribir?
Para mí ha supuesto un paso importante en el género de la novela. La trama y la configuración de los personajes son más elaboradas porque vas creciendo como escritor. Estoy satisfecho con la complicada combinación de novela policíaca y crecimiento personal. Siempre hay una parte de ti en los personajes y en el desarrollo de la historia. Cuando la trama atraviesa experiencias que ya has tenido, resulta más emotivo y más profundo. Quería aportar mi granito de arena para erradicar la lacra social que es la violencia de género.
Los procesos de coaching me han aportado mucho en la creación de los tres libros. Conoces personas que te aportan nuevas experiencias, puntos de vista diferentes y mucho aprendizaje interior.
Desde su experiencia como docente, ¿piensa que los jóvenes consumen más o menos literatura que antes?
Creo que hay que fomentar la lectura en el instituto, pero con libros que atraigan a los alumnos. No conviene forzarlos con títulos porque simplemente aparecen en el programa. Conforme vayan creciendo y se pongan delante de un libro, deberían verlo con la ilusión de descubrir un mundo nuevo. No deberían crecer con el estigma de que la lectura es algo impuesto por el mundo de los adultos. Es posible conseguirlo.
Usted utiliza las redes sociales para promocionar sus trabajos, pero hay muchos detractores y también otros tantos que están a favor. A nivel profesional, ¿cree que son positivas o más bien negativas?
Las redes sociales son un avance tecnológico, y depende del uso y el tiempo dedicados. Son un hecho. Puedes tomar una decisión: aislarte de ellas, caer en su abismo infinito o hacer un uso razonable. Uno de sus problemas es que, muchas veces, nos refugiamos en ellas demasiado tiempo para evitar quedarnos en silencio con nosotros mismos.
Creo que pueden ser positivas para el crecimiento profesional porque permiten llegar a mucha gente en muchos lugares. Es mágico cómo acercan a personas de diferentes continentes o culturas.
Por último, ¿tiene ya en mente algún otro proyecto que pueda contarnos?
El mundo de la escritura me ha cautivado. No tengo un nuevo libro en marcha, todavía, pero creo que llegará pronto porque escribir y crear me genera multitud de emociones positivas. Es fascinante cuando los personajes me hablan y me sugieren cambios en la novela.
Mi principal propósito de año nuevo es incrementar mi número de horas de voluntariado en institutos con clases de inteligencia emocional y psicología positiva. Todos somos motores del cambio y me encantaría que fuesen los jóvenes los que cambiasen el mundo.