‘Helena o el mar del verano’, de Julián Ayesta

ELVIRA FERAL.

Helena o el mar del verano es una obra singular a la que le ha sentado muy bien el paso del tiempo. Cuando se publicó en el año 1952, en la Colección Ínsula, recibió malas críticas. En aquella época el realismo no estaba bien visto y el estilo lírico del que hacía uso su autor Julián Ayesta Prendes (Gijón 1919-1996) no le beneficiaba, por lo que solo unos pocos lectores la aplaudieron. Algún crítico llegó a calificar el libro de «ñoño y memo» y a considerar «artificioso» el uso frecuente de la conjunción «y». Veinte años más tarde, algunos de esos críticos elogiaban esos recursos expresivos, destacaban su riqueza descriptiva y en críticas más recientes se la ha considerado un «pequeño milagro».

Con el tiempo Helena y el mar del verano ha logrado ocupar el lugar que le corresponde. Esta novela corta, de 87 páginas, que una vez leída se deja en la mesita de noche para no perderla de vista, ha pasado a estar considerada una de las mejores obras de la narrativa española de posguerra.

La novela se divide en tres partes con tres capítulos cada una excepto la segunda que solo tiene uno. La primera parte (En verano) está narrada en primera persona y el autor adopta una lograda voz infantil en la que el niño protagonista recuerda a Helena, su primer amor. La segunda parte (En invierno) es un monólogo interior en el que el niño ha crecido y habla del pecado mortal, de geometría, de ciencia… En la última parte (En verano otra vez) el protagonista ya es un preadolescente («había empezado a traducir a Virgilio») y ese verano vuelve a ver a Helena.

Ayesta nos emociona en este libro hermoso con las playas de Asturias, la sidra, Gijón, los merenderos, el mar Cantábrico, el sol del norte, los veranos de una familia burguesa, un niño rodeado de padres, tíos y primos. Destaca su tío Arturo quien le sirvió su primer coñac y le dijo: «Eres ya un hombre». De Helena no sabemos mucho pero sí que «huele tibiamente como los nidos de crías» y que lleva «su largo pelo rubio recogido sobre la espalda».

En un principio los capítulos de esta novela se publicaron durante diez años como siete relatos independientes, algunos de ellos como es el caso de Almuerzo en el jardín en la revista literaria Acanto. Aunque el autor nunca los concibió como una unidad hay una clara conexión entre todos ellos. El propio Ayesta, escritor y diplomático, se refirió a su novela como «un relato cordial de un primer amor». El lenguaje es visual y poético y en algunos momentos ensoñador. 

Ayesta ingresó en la carrera diplomática en 1947. Sus destinos fueron el Líbano, Austria, Líbano, Sudán, Egipto y Yugoslavia, entre otros. Ingresó en Falange Española y con diecisiete años participó como voluntario en la guerra civil, en el bando nacional. Su posición política evolucionó hacia el antifranquismo y acabó acercándose al partido socialista.

Es autor de varias obras teatrales y Helena o el mar del verano es su único libro de narrativa. Desde su publicación se ha ido reeditando hasta hoy además de traducirse al francés, griego, alemán, inglés, italiano y holandés.

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