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Cine y adaptaciones: Alfred Hitchcock

Por Mónica Balboa.

No es ningún secreto que Alfred Hitchcock era un maestro promocionando sus películas y a sí mismo. El director británico, lejos de esconderse detrás de la cámara, hizo de sus cameos un atractivo más de sus filmes y de su oronda silueta su sello personal.

Quizás la campaña de marketing en la que envolvía su carrera empañó su valía como genio del cine. Durante muchos años fue considerado un director “comercial”, en el peor sentido de la palabra, ninguneado por la crítica y los premios, que no reconocían el valor de su innovadora forma de rodar. Hasta que llegó François Truffaut para encumbrarlo en su libro El cine según Hitchcock. Su admiración por el maestro ya había quedado patente en las críticas que publicaba en la mítica revista Cahiers du cinema. A partir de ahí su leyenda fue creciendo, de modo que aún hoy sus películas son estudiadas plano a plano.

Su carrera como director comenzó en el cine mudo y abarcó cincuenta años, brillando especialmente en su etapa americana, quizá por contar con más medios y encontrarse en su madurez artística. En su afán de encontrar buenas historias, en muchas ocasiones se basó en obras literarias.

Aquí repaso sólo algunas de esas joyas fílmicas.

 

  1. REBECCA, 1940

“Anoche soñé que volvía a Manderley”… Así comienza el primer filme de Alfred Hitchcock en Estados Unidos,  Rebeca  fue su aterrizaje en Hollywood de la mano del productor David O. Selznick y el filme que le dio su único Óscar.

En este cuento gótico,  la audiencia sufre con una protagonista  sin nombre interpretada por  Joan Fontaine. Esta  especie de “Cenicienta” humilde asciende en la escala social al  casarse con Maximilian de Winter, figura que encarna el aristocrático Laurence Olivier.  Pero la felicidad de la pobre chica se verá empañada por la larga sombra de la difunta esposa de su marido, de nombre Rebeca.

La cinta nos dejó una villana icónica del cine, la  señora Danvers (Judith Anderson). Ella es  la celosa guardiana de la memoria de la fallecida Rebeca. Sibilina y amargada como la bruja de un cuento, está empeñada en hacerle la vida imposible a la nueva dueña de la casa.

Y por supuesto Manderley, la mansión en la que habitan,  es una protagonista más, una casa que abruma a la protagonista con una atmósfera hostil,  que guarda en cada rincón la huella de Rebeca. Sin embargo Manderlay nunca existió, los planos generales de la casa se rodaron con maquetas.

La película fue todo un éxito. La novela aún sigue vendiendo ejemplares hoy en día. Y el nombre de Rebeca se puso de moda en España para designar el tipo de chaqueta que Joan Fontaine viste en la película. Más influyente, imposible.

Basada en la novela Rebeca de Daphne du Maurier, 1938

 

  1. EXTRAÑOS EN UN TREN, 1951

La primera novela de Patricia Highsmith fue cazada al vuelo por Hitchcock  que se interesó enseguida por el potente material que desarrollaba, encargando el guion a Raymond Chandler.

Dos personajes que no se conocen de nada  Guy Haines (Farley Granger) y Bruno Antony (Robert Walker), coinciden durante un trayecto  en tren. Dos desconocidos en un encuentro casual,  en lugar de hablar del tiempo, sacan a colación lo fácil que sería perpetrar el “crimen perfecto” intercambiando asesinatos. Es decir que cada uno de ellos se deshaga de la persona que molesta al otro.

Bruno y su conducta amoral, que con otros directores sólo encontraría cabida como villano segundón, adquiere  en este thriller un rol protagonista. Además su propuesta enfermiza fue campo abonado para Hitchcock,  que se creció rodando escenas llenas de magnetismo: la de apertura que nos muestra los zapatos de los protagonistas. El partido de tenis con una única  cabeza inmóvil que no sigue la pelota. O el  magistral plano del estrangulamiento reflejado en las gafas rotas de la víctima.

Aunque Alfred Hitchcock hubiese preferido a William Holden en el papel que interpretó Farley Granger y tuviese sus desencuentros con Raymond Chandler, la película ha aguantado de forma admirable el paso del tiempo, convirtiéndose en  uno de los títulos más interesantes de su filmografía.

Extraños en un tren es  un recital de buen cine que le debemos a  la unión de dos mentes perversas: Patricia Highsmith y Alfred Hitchcock. Lástima que no volviesen a cruzar sus pasos aunque fuese de forma casual en un vagón de tren.

Basado en  Extraños en un tren, Patricia Highsmith , 1950

 

  1. LA VENTANA INDISCRETA, 1954

Alejada  de otras películas de Hitchcock con vistosos exteriores o enclaves internacionales, en La ventana indiscreta toda la acción transcurre en un bloque de pisos aparentemente normal. Y dijo aparentemente, porque un ambiente tan anodino ya sabéis que no habría tenido interés para Hitchcock.  En su segunda colaboración conjunta, Alfred Hitchcock convierte a  James Stewart en un voyeur y el patio de vecinos en un microcosmos que alberga una abigarrada muestra de la sociedad.

En este filme de atmósfera teatral (como ya sucedía en La Soga, también con Stewart), destacan la capacidad de síntesis del maestro Hitchcock para hacernos entender, sin una sola línea de diálogo, quién es el protagonista,  y cuáles son sus circunstancias en los primeros minutos de metraje.

El protagonista es Jeff Jefferies (James Stewart), un fotógrafo con la pierna  escayolada,  que pasa muchas horas mirando por la ventana mientras se recupera de su lesión. Sin pretenderlo, la vigilancia exhaustiva del vecindario pasará a convertirse en una obsesión cuando comience  a sospechar que uno de sus vecinos ha cometido un asesinato.

Para relajar el ambiente y entretener al ocioso Jeff, desfilan por la casa su prometida, interpretada por una Grace Kelly  divina vistiendo los diseños de Edith Head. Y Thelma Ritter en su papel de enfermera.   Ellas le ayudarán a descubrir si el recelo de Jeff es real o imaginario.

La tensión y el suspense van en aumento cuando el protagonista descubre que  él no es el único que puede observar a los demás por  la ventana.

Basada en el cuento It Had to Be Murder, Cornell  Woolrich, 1942

 

  1. PSICOSIS

Psicosis supone un salto en la carrera de Hitchcock, que moderniza la trama para adaptarse a los nuevos tiempos. Corre el año 1960 y Marion Crane (Janet Leigh) es una heroína atípica, una protagonista de dudosa moral capaz de comportarse  como  si fuese un villano masculino, cometiendo adulterio, robando  dinero,  y aún así conseguir el favor del público.

Pero con Psicosis Hitchcock va aún más allá, rompe las reglas de la narración y juega con la  audiencia ofreciéndole algo  que jamás ha visto, la muerte de la estrella en mitad de la película. La escena de la ducha deja al público desarmado. Toda la intensidad que el director británico concentró en esa escena, (que tardó siete días en rodar),  mereció  la pena,  porque con ella  consiguió dinamitar la capacidad de anticipación del espectador, que a  partir de ahí queda en manos de Hitchcock.

El mismo director dijo que “en Psicosis había dirigido a los espectadores, exactamente igual que si tocara el órgano”.

Psicosis es además la película que mayor sensación de triunfo le dio a su director, que alardeaba de su técnica y de la reacción emocional que producía  en los espectadores en cualquier lugar del globo donde se proyectase.  Eso sin contar los grandes beneficios de un filme que rodó en “modo ahorro”  con su equipo de televisión del programa “Hitchcock presenta” y que él mismo produjo.

Tras el asesinato de Marion Crane aún queda otra gran sorpresa que desvelar, pero por si alguien aún no ha visto Psicosis, voy a dejarlo aquí.

Basada en la novela Psicosis , Robert Bloch,  1959

 

  1. LOS PÁJAROS

Los filmes de Hitchcock no serían lo mismo sin sus musas, que fueron numerosas: Grace Kelly, Eva Marie Saint, Kim Novak, Janet Leigh y Tippi Hedren entre otras. Si Hitch tenía fama de no tener demasiado en cuenta a sus estrellas y de soltar perlas como “los actores son ganado”, Hedren se llevó la peor parte en esta película inquietante en la que la madre de Melanie Griffith tuvo que sufrir lo suyo para rodar sus escenas. Famosa es la secuencia en la que la actriz sube a la buhardilla y es atacada por las gaviotas que están asediando la casa. Para rodarla ataron las patas de algunas aves a las ropas de la actriz, motivo suficiente para desarrollar una fobia vitalicia.

De nuevo una novela corta de Daphne du Maurier sirvió de base para la película. Esta autora fue adaptada en tres ocasiones por el mago del suspense, quizás porque sus historias contenían la cantidad justa de misterio que buscaba.

En este caso la tranquila localidad costera de Bodega Bay ve con inquietud cómo las aves desarrollan un comportamiento antinatural que las lleva a atacar a las personas. Una amenaza creciente que va adquiriendo tintes apocalípticos sin llegar a desvelar el motivo de los ataques.

Rod Taylor es el galán de turno y completa el reparto Jessica Tandy mucho antes de convertirse en una venerable anciana con chófer.

Basada en la novela corta Los Pájaros, Daphne du Maurier, 1952

Y hasta aquí este breve repaso a filmes de Alfred Hitchcock basados en obras literarias, pero hay más, así que no dejéis de revisar una filmografía llena de obras maestras.

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