‘Senderos tras la niebla’, de José Piqueras
JOSÉ LUIS MUÑOZ.
Tras dos convocatorias del Black Mountain Bossòst de novela que ganaron obras sobre el lado más oscuro del género (Dinero fácil de Xavier B. Fernández y Diseccionando un instante de Pedro Moret Vegas) el jurado de ese premio, que se falla durante el festival cultural del Valle de Arán, se decantó en la última edición por una novela policial de corte clásico, Senderos tras la niebla del almeriense José Piqueras (Adra, 1987) que no es la primera vez que incursiona en el género (Terral, 2019).
El autor conduce con tino una trama policial ambientada en la ciudad de Granada, en donde residió y por tanto conoce a fondo, protagonizada por el inspector Julio Velázquez que gira en torno a una serie de suicidios por ahogamiento que encienden todas las alarmas de que no sean muertes voluntarias. Además las víctimas, de todas las edades, tienen grabada en la piel la lanza de Longino, el centurión que la clavó en el costado del cuerpo de Cristo, lo que hace sospechar del carácter sectario de los delitos. Julio Velázquez, ayudado por el policía hispano-canadienses Jorge Morrison y la subinspectora Rosa Pulido desentrañarán esos extraños suicidios que no son más que una serie de homicidios perfectamente planificados.
Acierta José Piqueras en el dibujo de su personaje central, ese policía que tiene una problemática relación con su exmujer y su hermano y que no sabe nada de su padre desaparecido hace muchos años, y de los demás personajes que lo acompañan en la investigación. Domina el almeriense los diálogos y sabe cómo mantener el interés del lector desde la primera a la última página con un lenguaje diáfano que se ajusta perfectamente al guion de la novela. Senderos tras la niebla es un relato canónico que sin duda satisfará a los aficionados al género policial procedimental.