Sobre lo íntimo

JESÚS MILLÁN MUÑOZ.

Carmen G. de la Cueva, en junio del 2021 publico dos artículos sobre Escribir lo íntimo en CTXT en definitiva plantearse que es lo íntimo y la intimidad, lo público y lo privado.

Estos días, supongo que este carrusel durará unas semanas, existe un problema personal y social y político de la vida íntima de un alto cargo político. Por lo cual, si relacionamos, diríamos, estos conceptos-realidades-experiencias-vivencias se plantea-replantea sobre la cuestión de lo privado y lo público, de los íntimo y personal y lo social público.

¿Qué influencia y consecuencias tiene lo íntimo-intimidad en la exterioridad, individual o colectiva?, ¿nos podemos plantear que existe una realidad-concepto de intimidad colectiva, es decir, cada grupo o familia o entidad social, también tiene su intimidad, que solo conocen los miembros del grupo o de ese ente?

Si volvemos a Agustín de Hipona, lo más íntimo de lo íntimo, sería el alma-espíritu inmortal, creado por Dios, y en él habita el mismo Dios, de forma natural o, y sobrenatural –natural en todos los seres humanos, sobrenatural si está el individuo en gracia-.

Si volvemos a las escuelas psicológicas de estos dos últimos siglos, el ser humano, podríamos entender-comprender, tiene-es-existe en una intimidad. Y, dicha intimidad, en parte le es conocida-consciente, en parte, le es inconsciente, por ejemplo, en las corrientes psicoanalíticas. Todo el conglomerado de recuerdos, memorias, traumas, heridas, sentimientos, emociones. Frustraciones…

¿Pero que somos capaces de conocer de la mismidad más profunda de nosotros mismos, de la intimidad más íntima de nosotros mismos, y de todo ello, lo que somos o creemos ser o en donde estamos, con nuestras realidades emocionales y racionales y conceptuales?, ¿no solo es lo que conocemos-entendemos-comprendemos sino también lo desconocido de nosotros mismos?, ¿sino cuánto emitimos hacia el exterior, de forma consciente o inconsciente, de forma de diálogo o de hablar o de queja o de sugerencia o de deseos o de conceptos?, ¿y, de todo ello, de cuánto escribimos, somos capaces de redactar en un papel con letras y signos, electrónicos o en tinta-papel?

Parece ser que el cerebro-encéfalo es un sistema que está siempre funcionando-interrelacionando neuronas, y por tanto, no sé, si es exagerado contrastar-comunicar-relacionar información-conceptos-datos, en forma de emociones o de ideas o de relaciones. Pero de todo ese trabajo, la mayor parte, nos indican, es inconsciente, no somos consciente de ello. Tal es así, que se indica que “ante una situación equis”, antes de que el cerebro-yo sea consciente del propio sujeto, ya la misma mente-cerebro ha tomado una decisión, unos microsegundos antes.

De ahí, la enorme necesidad moral y pedagógica, que cuándo esa “emisión conceptual o emocional llegue al cerebro consciente”, el sujeto consciente se detenga a analizar-matizarla-racionalizarla, para no ser, como un pequeño animal-marioneta, que somos-hacemos lo que nos viene al primer momento. Por eso, la enorme necesidad de un saber ortodoxo, de una moral correcta, y de un quedarse quieto, si es posible, antes de tomar una solución conceptual o respuesta emocional o de actos. Es decir, intentar aprender-aprehender a ser libres, o con el mayor grado de libertad posible.

Con lo cual nos lleva a enormes preguntas-cuestiones, posibilidades-probabilidades… Cierto, es que esta información este siglo, con los avances de la neurología, nos lo aclararán. Pero nos enfrentamos-somos-estamos, diríamos, en una máquina biológica-psicológica que somos, entre el sistema nervioso central y el periférico, que de alguna manera, tiene un cierto grado de autonomía-inconsciencia para el propio sujeto, si no fuese así, el yo-cuerpo-sujeto realiza, funciones, posiblemente a miles, cada minuto, y el se sujeto no es consciente, desde funciones fisiológicas propias y comunes, a posiblemente, interrelaciones entre el mundo exterior y el interior.

Estamos constantemente en un volcán-caleidoscopio-torbellino-huracán-tormenta de datos que combinan un partido eterno entre el interior con el interior, y el interior con el exterior, y el exterior con el interior. De todo ese juego-sinfonía-danza el sujeto capta una parte, proporción, capta conscientemente. La neuropsicología y psiconeurología, nos indicará exactamente, cuánta cantidad y cuánta temática. Todos los días desayunamos y no somos conscientes de todas las funciones que el organismo realiza, solo si tienes un dolo grave, que es un aviso del propio sistema, al sujeto individual para que intente curarse, es una voz de alarma.

Por tanto, redactar-narrar-escribir lo íntimo o la intimidad, es enormemente complejo, porque solo conocemos-entendemos-comprendemos una parte de ello, segundo, porque quizás, no sabríamos interpretarlo correctamente todo, tercero, porque no nos atreveríamos hacerlo en un papel con signos y frases, porque tememos no sea bien interpretado.

El sueño último de esta noche, en lo que he/has mezclado, diríamos distintos planos y temores y vivencias. Usted o yo, nos atreveríamos a escribirlo o redactarlo, para que uno o cien mil personas, pudiesen interpretarlo, aplicasen una heurística-exégesis-hermenéutica –utilizo estos términos, porque algunos lectores o lectoras, de los pocos que tengo, creen que no conozco y no sé utilizar un lenguaje técnico-. Decía, que potenciales ojos-orejas-bocas-labios-lenguas, los interpretasen de un modo o de otro.

La realidad, es que existen aspectos de la intimidad, no nos engañemos, algunos dirían autocensura y heterocensura, que no comunicamos, ni a nosotros mismos, intentamos olvidarlos. Otros, no se los expresamos a casi nadie, dicen, que ni siquiera, a la media manzana-pareja-conyugue, menos aún en el misterio de un papel electrónico que puede volar por el firmamento de bits de información. Pero la finalidad del escritor, del columnista, es esa, expresar lo que la mayoría no se atreven. Diríamos, que el escritor literario columnista o no, su función para la sociedad, es expresar cosas, que todo el mundo puede percibir, pero que pocos, se atreven a narrar en la plaza-aforo del pueblo mundial. Es decir, en un periódico digital.

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