“Proclamación”, de Ismael Istambul
Por Isabel Alamar.
Los primeros versos de Proclamación (Los Libros del Mississippi, 2021) ya son toda una declaración de intenciones por parte de Ismael Istambul, quien nos sumerge de lleno en el Carpe Diem, actualizándolo con un lenguaje fresco e innovador.
El poeta quiere que sintamos y vivamos la vida al límite antes de que llegue a su fin. Y para ello efectúa una proclamación en toda regla acerca de sentirnos vivos y con la confianza ciega de lograr el ansiado objetivo de la felicidad.
Vivir en todo momento como nos proponen los versos del poema “Confianza primera” con ardor y espontaneidad aceptando los embates de la existencia como si siempre fuera la primera vez:
Siempre, siempre
con el ardor de la primera vez,
el primer minuto,
el primer beso,
el primer sexo.
(…)
Siempre, siempre
en perfecto equilibrio:
ardor primero
y confianza eterna.
Seguidamente, en otros versos, el autor explorará otros subtemas no menos interesantes como el de interrogarse a sí mismo sobre las posibilidades del lenguaje. Y nos deja entrever sus dudas acerca de si éste llega a reflejar bien sus sentimientos mediante continuas reflexiones o preocupaciones existencialistas:
¿Cómo domar en un verso
el cabalgar desbocado,
este descarrilar
del espíritu y del cuerpo,
de la razón y de la conciencia?
Maneja el poeta granadino con acierto un lenguaje directo, claro, contundente y, ante todo, sincero, no exento de ciertas dosis de pesimismo, como el que emplea para escribir “La tinaja”, donde afloran verdades ocultas y sentimientos profundos sobre cuál puede ser para cada uno de nosotros el sentido del ser:
Cada día rellenar ese doloroso vacío
Con lo que cada uno quiera,
Con lo que cada uno pueda,
Con lo que tenga a mano.
Asimismo en “Proezas” regresaremos a esta misma temática, haciendo hincapié en el malestar que puede sentir cualquier persona, debido a las múltiples cargas que ha de sobrellevar de trabajo, pérdidas, desengaños…, y a las que ha de saber sobreponerse para no sucumbir:
Esta alerta,
este malestar biológico,
esta cruz en el estómago
frente a la que sobreponerse
cada mañana,
cada instante.
Como nos advierte en su acertado epílogo Miguel Ávila de Cabezas: “quién ha dicho que vivir fuera algo fácil o sencillo”. Está claro que no lo es. Pero, también es cierto que más de una vez, saldremos, afortunadamente victoriosos o renovados, con ansias locas de arriesgar y vivir una vida plena a flor de piel y a esta concepción se aferra Ismael Istambul.
En suma, a lo largo de estas 86 páginas y de los 63 poemas que contiene Proclamación, Ismael Istambul nos señalará el dolor tanto interior como el de la propia vida, ya que no falta algo o mucho de denuncia o crítica social; pero también nos mostrará como en un alarido cuál es para él la posible cura o solución que no es otra que mantenerse en todo momento firme en el combate y hacerlo con el mismo ardor del primer día:
Busco ese embate,
desnuda orilla,
piedras húmedas y arena ….
Ese segundo a tierra descubierta