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‘Nada se opone a la noche’, Delphine de Vigan

ELVIRA FERAL.

Nada se opone a la noche es un libro valiente, ya que valiente es escarbar en el pasado familiar, contar la desdicha de tener una madre bipolar y relatar una vida protagonizada por ingresos hospitalarios, mudanzas, miedo y esperanza.

En esta novela autobiográfica Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, Francia, 1966) nos acerca a su madre siendo la escritora niña, joven y adulta. Dividida en tres partes, la novela arranca cuando la escritora encontró el cuerpo sin vida de su madre. Lucile Poirier se había suicidado.

Delphine de Vigan nos habla de sus abuelos, de la infancia de su madre, de una abuela que crio a nueve niños de los que dos fallecieron de manera fatídica. Nos dice que no puede escribir sobre la relación que mantuvieron su madre Lucile y su padre Gabriel. Esta época fue uno de los motivos que le llevó a aplazar más de una vez la escritura de este libro porque cree que para Lucile esa época fue «de gran soledad».

Cuando su madre abandonó a su padre tenía veintiséis años y la narradora, seis años. Fue un divorcio que se convirtió en batalla por la custodia de las dos hijas: Delphine de Vigan y su hermana Manon, de dos años. Su madre encontró otra pareja. Ahí empezó una nueva etapa para Lucile. La narradora no se refiere a ella como su madre, tan solo muy pocas veces, sino que la llama por su nombre, Lucile.

Viajamos con la autora por los recuerdos, por cómo se siente escribiendo este libro para el que además de hablar con familiares relee los diarios que escribió de joven con todo detalle como «si tuviera que conservar la huella de todo aquello». Un proceso de documentación que completó leyendo los diarios de Lucile, analizando sus dibujos y algunas grabaciones familiares en súper ocho.

Le caracteriza a Delphine de Vigan el valor de hurgar en la propia vida y en la de los familiares más próximos, como ya hizo con gran éxito Karl Ove Knausgard, además de adentrarse con maestría verbal en el sinuoso camino de la intimidad.   

Es interesante descubrir cómo las herramientas de las que dispone un escritor cuando se enfrenta a hablar de su vida y de los que le rodean son limitadas. La narradora nos dice que le gustaría escribir más cosas sobre su hermana pequeña pero le parece que es imposible «sin arriesgarme a traicionarla». «La escritura no da acceso a nada», añade. Delphine de Vigan reconoce que se ha metido en una tarea nada fácil y sueña con el momento en que ponga fin a esta novela y pueda escribir ficción, hacer digresiones.

Tras quince años de estabilidad y de vivir los mejores años de su vida trabajando como asistente social, Lucile recayó y en este momento llegan las últimas páginas de la novela en las que la autora revive los últimos veinte años de la vida de su madre y como ejerció de abuela «ansiosa y ultraprotectora».

También nos ofrece la carta desgarradora de despedida que la madre dejó a sus dos hijas y llega a la conclusión en el final del libro de que nadie puede impedir un suicidio.

Nada se opone a la noche fue el libro más galardonado y más vendido en Francia en 2012. Delphine de Vigan es autora de otras novelas, entre las que destaca Basada en hechos reales, galardonada con el premio Renaudot y que fue llevada al cine por Roman Polanski.

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