Antes del estreno de «La infamia», testimonio de Lydia Cacho en la boca del lobo

Por Horacio Otheguy Riveira

La historia de Caperucita Roja y el lobo feroz tiene muchas vueltas a partir de una narración oral que pudo empezar en el año 1023, pero que se da por firme en la tradición francesa del siglo XVI, y de allí, a toda Europa y más allá. Tiene múltiples versiones en el teatro musical, el cine y la narrativa mundiales, para todas las edades, no todas con el mismo final feliz del cuento para niños a partir de 8 años, ese broche milagroso de un leñador que abre la barriga del temible animal y rescata a Caperucita y a su abuelita.

De allí que estar en la boca del lobo es a menudo una estancia trágica que viene a cuento ahora, ya que la escritora y periodista mexicana, Lydia Cacho —hoy ciudadana española a buen recaudo por sus muchas amenazas de muerte— estuvo en esa bocaza masculina perteneciente a hombres ricos, poderosos, influyentes, padres de familia honorables que, con la imprescindible colaboración de criminales a sueldo, explotan, abusan, violan, matan a menores en una debacle sexual internacional terrorífica, con largo alcance por su extensión a las jóvenes en otros sectores. Algunas consiguieron sobrevivir, y desde luego, la señora Cacho convirtió su salvación en un testimonio internacional.

Desde comienzos de 2003 muchos son los libros de Lydia Cacho que exploran este y otros temas ligados  al imperio de una brutal falocracia, siempre muy bien documentada por investigaciones que incluyen declaraciones de supervivientes.

La actualidad del tema es mundialmente innegable. En el momento en que escribo estas líneas —a 6 días del estreno— se publica en la prensa española un éxito policial: la detención de un hombre con una chica de 16 años con la que tuvo dos hijos, secuestrada desde los 12

La impunidad del poder

El director de elDiario.es, Ignacio Escolar, la entrevista en el III encuentro de Periodismo Iberoamericano. (Foto: Marta Jara).

Lydia Cacho ha luchado durante toda su vida contra la violación de los Derechos Humanos. Una mujer  que ha peleado y pelea por los derechos de la mujer y contra el feminicidio que asola su país, jugándose la vida en cada una de sus investigaciones periodísticas.

Durante estos años ha desafiado y denunciado a mafiosos, políticos o empresarios multimillonarios que atacan, abusan, compran, violan o asesinan a mujeres, niñas y niños mexicanos.

En 2005 presentó el libro Los demonios del Edén, un amplio estudio en el que denunciaba una red internacional de pedofilia y explotación sexual de niños y niñas, de entre cuatro y catorce años de edad, organizada desde Cancún por el empresario hotelero Jean Succar Kuri, que surtía de pornografía infantil a otros poderosos empresarios y políticos mexicanos y extranjeros. A los pocos meses de la publicación, un dispositivo policial “legal” secuestró a la periodista frente a sus oficinas en Cancún. En ese momento arrancó un viaje en coche que duró más de veinticuatro horas en el que cruzó el país sufriendo continuas torturas y amenazas de muerte.

El buen periodismo que hacemos no tiene que ver con la valentía de los profesionales, sino con la necesidad de explicar un país muy complejo entregado a la delincuencia organizada de cuello blanco.

Pero no nos engañemos, esta no es una historia local, es una historia absolutamente universal. Muchos periodistas son secuestrados, torturados y asesinados por ejercer su profesión (en los libros de Don Winslow, se deja constancia, confirmando que sucede en ambos sexos cuando se trata de asuntos políticos ligados al narcotráfico).

El equipo que ha puesto en pie La infamia está convencido de la necesidad de que esta historia se conozca y se difunda. Esta función se ha creado a partir del libro autobiográfico Memorias de una infamia, donde se retrata el secuestro que sufrió la periodista y el modus operandi de un gobierno cómplice de la corrupción y la violencia. Se ha contado con su participación en todo el proceso creativo, desde su colaboración en la escritura de la versión teatral al asesoramiento en los ensayos.

En el escenario se combina la narrativa teatral y la cinematográfica; una cámara seguirá en todo momento a la protagonista ofreciendo al espectador un primer plano de la actriz, de manera de lograr una inmersión mayor en el ámbito psicológico y emocional que propone la acción. Gracias a la pantalla conoceremos a Lydia a través de una narrativa visual inscrita en el documental y, al mismo tiempo, podremos revivir con ella su secuestro en un plano más cinematográfico.

Basado en Memorias de una infamia, de Lydia Cacho, ganadora del Harold Pinter Prize for International Writer Of Courage de Reino Unido.
De izquierda a derecha: Marta Nieto, Lydia Cacho, José Martret y Marina Salas: un equipo entregado con plena conciencia del valioso testimonio que implica su representación.

 

De: Lydia Cacho

Adaptación: Lydia Cacho José Martret

Dirección: José Martret  

Con: Marta Nieto (foto izquierda; 9 diciembre al 2 enero) y Marina Salas (4 al 16 enero)

Diseño de espacio escénico y vestuario: Alessio Meloni

Diseño de iluminación: David Picazo

Diseño de sonido: Sandra Vicente

Diseño de videoescena: Emilio Valenzuela 

Operadora de cámara: Alicia Aguirre Polo

Ayudante de dirección: Pedro Ayose

Fotos: María La Cartelera

Una coproducción de Teatro Español y Producciones Come y Calla

Naves del Español en Matadero / Sala Max Aub (Nave 10)

FUNCIÓN TEATRO ACCESIBLE Viernes 17 de diciembre

AVISO AL PÚBLICO: Las funciones del 9 de diciembre al 2 de enero (excepto la del 21 de diciembre) y la función del 15 de enero serán interpretadas por Marta Nieto. Las funciones del 21 de diciembre y del 4 al 16 de enero (excepto la del 15 de enero) serán interpretadas por Marina Salas.

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