Cachorro es una excitante y profunda historia policíaca

Portada de la obra Cachorro

Palomar y Camallonga firman una novela magistral e ineludible.

Aleta ediciones publicó recientemente un cómic negro en el que el misterio y el mundo policial conviven en un cómic trepidante en su narración escrita, pero contenido en su narración visual. Este juego de dos velocidades resulta enormemente eficaz para mantener al lector en tensión y seguir leyendo con asiduidad este fantástico trabajo.

La narración está estructurada como una historia en retrospectiva. El protagonista, Cachorro, va desgranando y contando sus vivencias y sus pesquisas en la resolución de un caso francamente complicado. Dicha complejidad proviene de diversos elementos que, paulatinamente, el lector podrá ir conociendo de la mano del propio Cachorro. Ahora bien, nuestro protagonista es un antihéroe. Un personaje bien construido a través de una serie de experiencias que van conformando el carácter que iremos conociendo.

En este sentido, Cachorro recuerda, en ciertos aspectos, a Rorschach aunque sin llegar los extremos de este último. Por eso es un personaje tan interesante y, por supuesto, la historia que nos cuenta también lo es. Ella está conformada por elementos que nos van a generar diferentes emociones: rabia, cariño e, incluso, cierto enfado. Al fin y al cabo, las personas somos ángeles y demonios capaces de realizar los actos más hermosos y más horrendos.

Pero Jorge Palomar también le deja mucho aire interpretativo al lector. De hecho, si no leemos el epílogo creo que habrá elementos de la obra que nos resulten intrascendentes, pese a que el autor le otorga importancia en la conformación de la historia. Esto implica que este autor plantea una estructura en la que el lector también tiene un papel activo en la interpretación de todo lo que se nos muestra.

La narración visual, a cargo de Paco Camallonga, como dijimos antes, es sumamente contenida. Se centra en la visualización de las caras de los personajes centrales de la obra y en la transmisión de emociones. Son escasas las viñetas que dan contexto espacial o geográfico a la obra. Este mecanismo es interesante, puesto que permite al lector que, además de visualizar la narración, se imagine también multitud de elementos que solamente están presentes en la narración escrita.

La obra está dividida en cinco actos que se corresponden con diferentes momentos temporales, aunque la mayor parte ocurrirá en 1957. Ahora bien, en esta obra el tiempo no importa demasiado. La estrategia de Camallonga logra que la obra tenga cierto carácter atemporal y fresco. Evidentemente, el tiempo es también un elemento que está en la intrahistoria, con capacidad para explicar algunas de las decisiones y comportamientos del personaje principal. Pero, nuevamente, este juego se lo dejan al lector.

En este cómic, cada acto viene precedido por una portada interna. Estas páginas me han parecido enormemente interesantes por la composición y por los colores utilizados. Por otro lado, la composición de las viñetas es relativamente tradicional, puesto que, en buena parte de la obra, se opta por seis viñetas por página. Quedan las viñetas más grandes para dar contexto o emoción a la narración.

Estamos, en definitiva, ante una obra muy bien construida, ágil e interesante. Un trabajo que nos va a obligar a tomar partida interpretando aquellos elementos ausentes que conforman el magma de la misma. Una obra ineludible para los amantes del cómic negro.

 

Por Juan R. Coca

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