«Las criadas»: una creación plástica y poética en el círculo infernal de la servidumbre
Por Horacio Otheguy Riveira
Una producción fantástica. Nuevas Criadas, revitalizado Genet, poéticamente intensa tragedia de la segunda posguerra que ya tiene la atemporalidad de un clásico. Una alegría extra la coproducción de Pentación con el Español, una de las grandes empresas privadas de teatro que alterna los fenómenos populares con las propuestas más complejas y exquisitas como la presente, en la que Luis Luque —con un equipo técnico de muy alta calidad— crea una atmósfera poética que conmueve de tal manera que, conociendo texto y otras puestas en escena, el espectador más atento puede llegar a esperar y desear otro final, como si fuera el primer contacto, la primera vez.
Pero el crimen de las hermanas Papin (sirvientas que mataron cruelmente a señora e hija en 1933) aquí no es más que inspiración para una obra que se desenvuelve muy alejada de aquel suceso. Así lo quiso su autor, un extraño hombre con muchas temporadas en la cárcel, donde se enfrascó de muchos libros y escribió novelas y teatro. De 1947 data Las criadas, y al año siguiente salió de prisión para no volver y vivir confortablemente como autor muy admirado internacionalmente y militante activo de causas como la del pueblo palestino.
Al principio Las criadas fue repudiada por la crítica y el público. Estaba claro, ¡dónde se ha visto que dos malditas criadas hablen de ese modo y desprecien y envidien de tal manera a La Señora que las ha sacado del vagabundeo y les ha dado una miserable buhardilla donde dormir después de servirla a todas horas! En cuanto se rompió la frontera del público burgués, recorrió mundo en múltiples versiones que oscilaron entre el discurso realista, lírico o esperpéntico.
Lo extraordinario de esta producción consiste en la creación de una atmósfera de angustia existencial que no descuida la creciente intriga policiaca, además de potenciar el carácter fantástico de la propuesta como no recuerdo haber visto en las versiones que presencié, aunque el autor siempre supo lo que quería:
Incapaz de decir lo que es el teatro, sé muy bien lo que yo le niego que sea: la descripción de los gestos cotidianos vistos desde el exterior. Yo voy al teatro para verme en escena, […] tal y como yo no sabría —o no osaría— verme o soñarme y, sin embargo, tal y como sé que soy. (Jean Genet, Cómo interpretar Las Criadas).
Al estrenarse la obra, un crítico de teatro observó que las criadas no hablan como las de mi obra. ¿Y usted qué sabe? Yo pretendo que por el contrario sí, pues si yo fuera chacha hablaría como ellas. Algunas noches. Pues las criadas no hablan así más que algunas noches. Hay que sorprenderlas, ya sea en su soledad, ya sea en la de cada uno de nosotros. (Jean Genet, Cómo interpretar Las criadas).
De: Jean Genet
Traducción y versión: Paco Bezerra
Dirección: Luis Luque
El día que me llamó Luque para proponerme la versión de este texto, yo estaba en Lille —una ciudad del norte de Francia, muy cerca de Bélgica—, y recuerdo que lo primero que le dije es que aquello necesitaba una nueva traducción. Tenía el tiempo suficiente para hacerla, ya que iba a quedarme en Lille una temporada, pero, al poco de comenzar, por cuestiones que no vienen al caso, me vi forzado a coger un tren y marcharme de allí. ¿Adónde? No lo sabía. De lo que sí estaba seguro es de que, si volvía a España, el resultado de la traducción/versión no iba a ser el mismo. Así que, sin saber en qué sitio iba a terminar durmiendo aquella noche, escogí como destino París. Y allí me las ingenié, durante mes y medio, para, mientras vagaba de un sitio a otro, terminar el trabajo tal y como se merecía. Escribí en bibliotecas, museos, cafeterías, casas ajenas y bancos de jardines y parques públicos. Un día se puso a llover y tuve que
meterme debajo de un puente. Allí escribí una escena preciosa, quizás la mejor de la obra. Trabajaba, sin falta, todos los días. Y creo que mis esfuerzos fueron recompensados. Piropear el trabajo de uno mismo es algo bastante indecente, que no se debe hacer, pero mentiría si no confieso que quedé enamorado del resultado. (Paco Bezerra, Revista Espiar a los árboles del Teatro Español. Número 1, octubre 2020).
Intérpretes: Alicia Borrachero, Solange; Jorge Calvo, La señora; Ana Torrent, Claire
Diseño de iluminación: Felipe Ramos
Diseño de vestuario: Almudena Rodríguez Huertas
Composición música original: Luis Miguel Cobo
Creación de videoescena: Bruno Praena
Diseño de espacio escénico: Mónica Boromello
TEATRO BELLAS ARTES DESDE EL 1 DE DICIEMBRE 2021
Una producción de Teatro Español y Pentación Espectáculos