Sclavi y Mammucari nos ofrecen una obra abierta y chocante

Portada de Zardo.

Zardo es una obra en la que una pareja de novios termina relacionada con un asesinato. El exnovio de la chica (Zardo) ha aparecido muerto. A raíz de este suceso se van a ir concatenando diferentes intereses que llevarán al límite a los personajes principales.


Panini Cómics, además de publicar las exitosas obras de Marvel, también publica obras europeas de gran interés para el público nacional. Zardo, de hecho, es una obra de marcado carácter italiano publicada inicialmente por la editorial Sergio Bonelli, que ahora tenemos a nuestra disposición.

Sclavi nos explica en una breve introducción a la obra que, inicialmente, este trabajo se titulaba “Nardo.”, con punto. Una obra abierta, sumamente abierta, diría yo, pensada para que tuviera una secuela futura. Este aspecto, precisamente, es el que le otorga riesgo y virtud a este trabajo. Riesgo puesto que es una obra que te deja desconcertado en algunos giros del guion. Lo cual, en función de cada lector, puede llamar la atención o puede resultar desmotivador. Virtud, ya que la obra ofrece opciones para que la persona que se acerque a la obra piense sobre lo que ha sucedido o sobre lo que podría llegar a pasar.

Zardo es una novela de suspense, con un toque irónico muy marcado. Sclavi trabaja con el absurdo de una manera magistral. Ahí esta el carácter italiano del que hablamos antes. En este sentido, considero que hay que acercarse a la obra con la mente abierta a las posibilidades, a la ironía negra, a un juego de realidades donde la novela gráfica no te va a aclarar muchas cosas. En este sentido, el guionista nos ayuda a entrar en ese absurdo gracias a la introducción de elementos desconcertantes que no terminas de encajar en la narración.

Estamos, por lo tanto, ante una obra propia de nuestro tiempo. Una narración escrita rápida y ágil, en la que se transita de un elemento narrativo a otro sin demasiada explicación. Un trabajo planteado como un conjunto de fragmentos narrativos hilados en esa configuración irónica del mundo, lo que permite definirla como posmoderna, al tiempo que también está asentada en elementos clásicos. De hecho, creo que esa ironía la percibirá aquel que disfrute del humor negro.

Tiziano Sclavi nos muestra un trabajo que logra resultar entretenido, siempre y cuando uno sea capaz de eliminar los juicios previos que nos ofrece la obra antes de abrirla. Es decir, se nos muestra una obra cercana a la novela negra, al suspense serio y profundo de las obras clásicas. En cambio, con el paso de las páginas nos acercamos más a una obra con elementos de la ironía tradicional donde el malentendido se convierte en un personaje principal de la obra. En este sentido, el trabajo nos recuerda a ciertos aspectos de las novelas de Bufalino o Sciascia, entre otros.

Página interior de la obra

Pues bien, si aceptamos todo esto, la obra se comprende mejor, fluye y nos entretiene. Ahora bien, si nos cuesta acepta todo esto, el carácter tan abierto de esta novela gráfica puede jugar en nuestra contra, ya que esta misma apertura supone la asunción de que la obra puede resultar demasiado absurda y anodina. Recordemos que la obra está pensada para que exista una secuela. De acuerdo. El problema es que esa secuela debería lograr mantener el interés del lector de una manera sobresaliente, puesto que este trabajo, en cambio, lleva al límite a la capacidad interpretativa del lector.

Emiliano Mammucari, en el apartado artístico, nos presenta un trabajo diáfano y definido. El uso de los colores está bien pensado, puesto que este aspecto acompaña de manera sutil y adecuada a la narración escrita. En este sentido, el planteamiento narrativo está centrado en la viñeta en sí, no en la obra general. Las viñetas van narrando la historia y se estructuran en función de tonalidades diferentes que, de manera elegante, nos muestran los elementos emocionales y los sucesos de la obra.

En definitiva, estamos ante una obra entretenida, irónica, con un marcado aire italiano, alejada un poco del canon de las novelas gráficas negras, aunque está muy bien planteada y diseñada. Un trabajo interesante que será del gusto de aquellos que adoren la cultura italiana.

 

Por Juan R. Coca

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