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Antonio Díaz, El Mago Pop en un show donde asegura que «Nada es imposible»

Por Horacio Otheguy Riveira

Un hombre con gran éxito internacional, televisivo y teatral a través de un uso fantástico del arte de la magia. Esto sucede ahora mismo llenando el Nuevo Teatro Apolo con 1161 butacas. Su espectáculo: Nada es imposible. Broadway edition. Ya estuvo en Nueva York, la capital mundial del mundo del show, cualquiera sea el estilo, y triunfó. Triunfará más porque tiene talento, simpatía, buenas dotes de comediante, facilidad para seducir con puros toques de gran ilusionista, en pequeña y gran escala con un montaje en el que todos los elementos se han cuidado, técnica y humanamente.

Es una delicia ver que las jóvenes que colaboran en escena tienen vestuario y peluquería acordes con el montaje del artista principal. Junto a dos colaboradores de sexo masculino conforman una singular expresión escénica, pues con solo mover objetos, aparecer y desaparecer —lógicamente por arte de magia—, asemejan un elegante ballet surgido de la imaginación y el poderío del catalán universal Antonio Díaz, El Mago Pop, así, con nombre de juego infantil. De hecho en su merchandising, junto a camisetas variadas, llavero, mechero y demás, se ha creado un juego para que los niños empiecen con el oficio, tal y como él hizo de chaval. La caja se vende en el hall del teatro, y su infancia se retrata con un niño actor (y Carmen Maura en el fugaz papel de su madre) en una serie de secuencias proyectadas en pantalla, así como otras con otro niño, el de la película Forrest Gump con el afán de insistir en que hay que educar a los críos con ese afán napoleónico del Nada es imposible.

Dentro y alrededor del gran espectáculo se producen valiosas secuencias mágicas con encantadores guiños humorísticos y participación de algunos espectadores escogidos al azar. El mago tiene una predisposición de fábula para encantar y dominar cuadros de cartas como de teletransporte de gente bajo un diseño de iluminación extraordinario y un montaje general muy costoso bien dirigido por un equipo de producción también a la altura del talento del creador principal.

Con todo esto, lo que cuesta comprender es que necesite un autobombo embarullado e insistente al principio y al final, y entre medias también, en torno a sus éxitos, alrededor de lo importante que es este hombre de 35 años con figura, expresión corporal y sonrisa de chiquillo travieso. Esta sobrecarga de «nada es imposible y soy la hostia» empobrece el resultado final de un estupendo espectáculo que él mismo al final asegura que quiere incorporar a las artes escénicas, sobre todo porque puede aportar algo único: «el asombro». Una confesión en toda regla porque sabido es que, entre los prejuicios del mundo de la cultura, se desprecia bastante el circo de carpa, y a los magos no se les tiene mucho respeto que digamos. En esto lleva razón y es digno de aplauso, ya que sin duda su producción entra en el pleno dominio del apasionante mundo escénico. Donde se equivoca es en creer que él es el portador del asombro, pues desde su origen cualquier experiencia teatral conlleva esa posibilidad, desde el saltimbanqui medieval a los trapecistas de última generación o los funambulistas sin red, pero también es digno de asombro el notable teatro intimista con pocos personajes que mantienen situaciones inquietantes… o los numerosos musicales que dejan boquiabiertos a millones de personas. Asombro y artes escénicas son sinónimos, hermanos gemelos del que no puede apropiarse ningún artista.

El autobombo de pronto se le sube demasiado y empobrece una función con hallazgos extraordinarios como cuando cuando a la distancia, a mucha distancia, una de sus manos se mueve y refleja en una tela, para tocar el cabello de una espectadora o hacerla levitar con los ojos tapados… a varios metros.

Con excesos abundantes compartiendo campo con fascinantes escenas, Antonio Díaz, El Mago Pop continúa una trayectoria olímpica que mejorará cuando deje de necesitar autoelogiarse reiteradamente ante un público que ya tiene ganado desde el principio.

Atención al staff más abajo transcrito donde queda constancia del numeroso equipo que rodea al protagonista quien se mueve como pez en el agua como si todo lo hubiese creado él solo. Sin duda reconoce la imprescindible participación de toda esta gente, claro que sí, pero para la mayoría de sus entusiastas seguidores queda la impresión de que todo es producto de su pura creatividad, que en gran medida está no solo en la ejecución sino en la eficaz puesta en escena de todo el tinglado, ciertamente muy complejo.

Dirección:
Josep Maria Lari

Reparto:
Antonio Díaz, El Mago Pop
Carla Capellas
Lorena Martínez
Jordi Sanosa
Èlia Solé
Adan Redondo
Lydia Real
Celia Villora
Mario Silva

Autor:
Antonio Díaz, el Mago Pop

Idea original:
Antonio Díaz

Dirección tècnica:
María de Frutos
Rafa Egea
Efrén Fuente
Víctor Moreno
Simon Stassart

Escenografía:
Pablo Paz

Iluminación:
Dani Bartomeu

Audiovisuales:
Rubén Gómez
Paula Carrizo

Diseño ilusiones:
Antonio Díaz
Joan Grané
Víctor Sanz
Mike Michaels
Edgard Mauri
Joao Miranda

Vestuario:
Nuria Soley
Juan Ortega

Música:
Jesús Díaz
Antonio Díaz

Diseño gráfico:
Ingrid Picanyol
Marta Mir

Fotografía:
Javier Naval
Marta Pich

TEATRO NUEVO APOLO

One thought on “Antonio Díaz, El Mago Pop en un show donde asegura que «Nada es imposible»

  • Ayer no vi nada de bombo hacia si mismo sino un mensaje constante para todos de que los éxitos se consiguen a base de muuuucho esfuerzo y trabajo, mensaje muy necesario en estos momentos. Me encantó, me ilusionó y mi felicitación absoluta a él y a todo su equipo que dejó bien claro necesita.

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