«A Chorus Line», un gran musical donde los bailarines son la auténtica estrella
Por Horacio Otheguy Riveira
Cuando A Chorus Line se estrenó en Broadway, corría 1975. Fue un bombazo que duró nada menos que 15 años, aportando la gran novedad de que los coristas (a que hace referencia el título) llenaban el escenario no para dar lucimiento especial a una o más estrellas, como suelen, sino para ser ellos y ellas las auténticas estrellas bailando, cantando, e interpretando sus propias vidas, bien protegidas por monólogos y situaciones de ficción, inspirados en sus vidas. ¡Al fin un musical en el que dejaron de ser los que más duro trabajan para que las ovaciones las reciban los protagonistas!
Comenzó discretamente, con un estreno en el Off-Broadway (el circuito alternativo) el 15 de abril de 1975. Pero corrió la voz y se produjo tal éxito que tres meses después, el 25 de julio de 1975, el musical daba el salto a la escena principal, al Shubert Theatre de Broadway, donde permaneció hasta el 28 de abril de 1990.
Las chicas y chicos de un gran musical, que rara vez van más allá de los 18 a los 30 años, entran en este show de creación española por la puerta grande y olvidan durante más de dos horas que su fantástica preparación tendrá que avanzar por otros cauces cuando ya se les considere “demasiado mayores”. Así las cosas, en A Chorus Line tienen ocasión de mostrar sus habilidades innatas en una audición con público. Los espectadores nos emocionamos, asombramos y aplaudimos a medida que se desarrolla la función mientras un excelente actor como Manuel Bandera (aquí con un personaje menor en relación con su talento) asume el papel del coreógrafo que elegirá a los ocho mejores para un futuro espectáculo. Él está en escena al comienzo y al final y entremedias en una escena capital, pero durante gran parte de la función le escuchamos hablar sin verle, a espaldas del patio de butacas, interrogando, animando o criticando sin excesiva dureza a los bailarines. Su voz resulta carismática y el espectáculo no se detiene nunca en el cuerpo a cuerpo de todos los integrantes de altísima calidad con algunos que destacan de modo sobresaliente, pero sin alterar el carácter coral de esta revista musical sentimental en la que quizás los textos de las historias personales resulten un tanto trasnochados, con escasa fuerza para la dramaturgia actual. Pero en realidad esto carece de importancia porque el alto grado de emoción y belleza está en el bien medido esfuerzo de cantantes-bailarines-actores que se entregan con tanta fuerza como conocimiento y excelente formación.
En esta ocasión, Antonio Banderas coproduce con varios y codirige junto a la neoyorquina Baayork Lee el formidable espectáculo que, incluso con película de 1985, año tras año luce en escenarios internacionales. Ahora en el Teatro Calderón de Madrid incluye una orquesta en riguroso directo interpretada por quince notables profesionales que se ocupan de enriquecer el esplendor de una partitura muy pegadiza que nos deja con un gran final del que salimos tarareándolo… contentos de haber compartido la difícil odisea del mundo de la danza.
Concepción, dirección y coreografías originales: Michael Bennett
Libreto: James Kirkwood, Nicholas Dante
Música: Marvin Hamlisch
Letras: Edward Kleban
Co-coreografía: Bob Avian
Reposición de la dirección y coreografía originales: Baayork Lee
Codirección: Antonio Banderas
Dirección musical: Pau Baiges
Reparto: Manuel Bandera, Angie Alcázar, Lucía Castro, Alex Chavarri, Aaron Cobos, Anna Coll, Fran del Pino, Daniel Délyon, Sonia Dorado, Roberto Fracchin, Víctor González, Bealia Guerra, Pep Guillem, Fran Moreno, Ivo Pareja-Obregón, Estíbalitz Ruiz, Lorena Santiago, Sarah Schielke, Cassandra Hlong, Javier Cid, Daniel Garod, Ariel Juin, Juan José Marco, Graciela Monterde, Lucrecia Petraglia, Aida Sánchez, Tomy Álvarez, Flor Lopardo, Marcela Nava, Joan López-Santos, Fernando Mariano.
Una producción de Antonio Banderas, Teatro del Soho CaixaBank y John Breglio
TEATRO CALDERÓN DE MADRID