Mujercitas

Por Àngels S. Amorós

Louise May Alcott. Mujercitas. Barcelona: Alma editorial, 2019. 496 pp. A partir de los 16 años.

A pesar de lo mucho que le gustaba disfrutar de su entorno social y de lo ocupados que estaban sus días desde que se ganaba el pan, que resultaba más dulce porque lo conseguía con su esfuerzo, Jo siempre encontraba tiempo para sus trabajos literarios.

Esta obra mundialmente conocida y escrita por la norteamericana Louise May Alcott y convertida en un clásico contemporáneo que personas de todas las edades leen a lo largo del tiempo y que combinan con las diferentes versiones en la pequeña y gran pantalla. La autora tuvo que combinar la escritura de relatos y de novelas con otros escritos de ficción de corte dramático, gótico y tormentoso -que ella misma autodenominaba como “relatos de sangre y truenos”- no ya por necesidades económicas sino porque en verdad era el tipo de escritura que más le gustaba. Eso sí, para este tipo narrativa utilizaba el seudónimo de A. M. Barnard.

Mujercitas es mucho más que la historia de cuatro hermanas de mediados del siglo XIX que viven con su madre y una doncella mientras soportan como pueden su difícil situación económica, los pequeños trabajos para ayudar en casa y la separación del padre que se encuentra en la guerra. A través de la narración de diferentes situaciones cotidianas asistimos a la maduración y la construcción de la identidad de estas jóvenes del siglo diecinueve. Los estudios de la pequeña y vanidosa Amy con la peleas, algunas fiesta, los juegos y la ayuda al prójimo del resto de hermanas: la mayor Meg, que desea ser madre nada más que en el mundo, la rebelde y valiente Jo en torno a la cual parece pivotar la historia y la dulce Beth que aspira a otra cosa que estar junto a su familia.

En esta versión íntegra y bellamente ilustrada con dibujos de trazo suave y colores delicados que más que situaciones y personajes nos muestran emociones y lo más destacado de cada capítulo, asistimos al proceso de maduración de estas cuatro jóvenes. Cada capítulo, en fin, se centra en un episodio clave de crecimiento de las hermanas protagonizado por una de ellas cada vez. La autora no quiso destacar ninguna de las chicas sobre las otras pero ya que la novela está inspirada en su propia familia es Jo y su pasión por la escritura la que consigue atraer su atención sobre el resto de hermanas.

Lo más destacado del libro y que lo hace atemporal es que a pesar de que los personajes protagonistas se mueven en escenarios cerrados y con pocos personajes secundarios, la poca acción hace que la trama se centre en las emociones y el realismo acentúe la empatía del lector. Numerosas versiones edulcoradas de este libro silencian hechos dramáticos como el castigo físico que sufre Amy en la escuela o la muerte de Beth. El feminismo representado en la figura de Jo por el hecho de querer vivir de la escritura y viajar al extranjero para alimentar sus ansias de conocimientos y experiencias hacen que los lectores -también los masculinos- obvien el contenido romántico y a veces juvenil de las conversaciones de las hermanas y consideren la historia de calidad. Porque lo es. Recordemos que Louise May Alcott fue una mujer adelantada a su tiempo.

Por eso, es necesario leer o releer Mujercitas en esta versión íntegra que recopila el primer y el segundo libro: Mujercitas y Aquellas mujercitas porque su personalidad carismática alejada de las normas de conducta de la época que reducían las aspiraciones de las jovencitas hacia el matrimonio, el cuidado de los hijos y el aspecto físico. Las hermanas son el símbolo de la libertad, la ilusión de vivir, la importancia de la familia como vínculo de unión y la oportunidad de cumplir nuestros sueños.

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