Viajes y libros

El impulso nómada

El impulso nómada

Jordi Esteva

Galaxia Gutenberg

Las raíces profundas del nómada irreductible.

 

«Un día me iré y no me veréis más.» De niño, pronunciaba estas palabras como si a fuerza de repetirlas lograra elevarme por encima del angosto valle. Gracias a los atlas, a los libros de geografía y a los mapas, me aislaba del mundo gris que me rodeaba y viajaba sin salir de la habitación. No sabía entonces que, al igual que los insectos que me fascinaban, un día conseguiría romper la cárcel de seda que me atrapaba para desplegar las alas y volar lejos siguiendo el impulso nómada que había germinado en mí y que se haría añicos la noche en que la policía secreta egipcia irrumpió en mi habitación de los Oasis poniendo fin a mi sueño. 

 

Jordi Esteva es sin duda uno de los escritores de viajes más destacados de la literatura española. Con El impulso nómada nos ofrece las claves para entender las razones íntimas del viaje, del movimiento, de la necesidad ineludible de partir.

Libro de cariz memorialístico, El impulso nómada narra la infancia y la adolescencia del autor durante las que, impelido por la aridez de los años del franquismo, se despierta en él la curiosidad por lo diferente y la fascinación por lo lejano. “Un día me iré y no veréis más”, pronunciaba de niño una y otra vez, mientras se enfrascaba en los libros de geografía, los atlas y los mapas.

Más adelante, el libro se detiene en el descubrimiento de la homosexualidad y la descripción de la Barcelona underground de los años setenta, un tiempo de una gran creatividad y a la vez marcado por la capacidad destructiva de la droga. Se narran los primeros viajes a Sudán y la India, y principalmente la estancia de cinco años en Egipto, país en el que el Jordi Esteva llegó a integrarse en los círculos intelectuales y artísticos, con la inevitable implicación en política, hasta que las amenazas de la policía secreta egipcia, con períodos de prisión incluidos, le obligaron a salir del país.

Se había roto el sueño del nómada, la posibilidad de vivir en Egipto y formar parte de un mundo distinto. Y la Barcelona a la que Esteva regresó era ya presa del desencanto a medida que la ciudad se encaminaba a la especulación postolímpica y a la banalización turística, mientras el sida iba haciendo estragos entre los amigos.

Todo ello conforma, en palabras de Jacinto Antón en El País, “unas memorias emocionantes y conmovedoras en las que Jordi Esteva pasa revista sin tapujos a su vida, sus extraordinarios viajes, su sexualidad y sus sueños.”

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