IN MEMORIAM: Jean Paul Belmondo, El Profesional (1981)

Por Gerardo Gonzalo.

El pasado 6 de septiembre fallecía en París a los 88 años el actor francés Jean Paul Belmondo. Sin duda uno de esos actores que trascienden su profesión y que alcanzan la dimensión de mito o icono de toda una época.

En lo estrictamente cinematográfico, es inevitable referirnos a su presencia, muy al inicio de su carrera, en Al final de la escapada ( Ábout de soufflé, 1960)  de Jean-Luc Godard. Obra fundacional de la nouvelle vague, es uno de esos pocos films que en un momento determinado han hecho virar la historia del cine hacia nuevos caminos. Su imagen en esta película, junto a Jean Seberg, sigue siendo uno de esos momentos imborrables en la historia del cine que trascienden el paso del tiempo y que dejan una huella indeleble en quienes la hemos visto.

Pero por supuesto su carrera va mucho más allá, de hecho ese mismo año 1960, interpretaba a las órdenes de Vittorio de Sica Dos mujeres (La ciociara) junto a una Sophia Loren superlativa, en otra obra referencial del cine europeo. Posteriormente participó en innumerables films, destacando sus interpretaciones con Jean Pierre Melville en León Morin, sacerdote (1961), El confidente (1962) o El guardaespaldas (1963) o con Jean Luc Godard en Una mujer es una mujer (1961) y Pierrot el loco (1965). También protagonizó películas consideradas hoy auténticos clásicos como ¿Arde París? (1966) de Rene Clement o La Sirena del Mississippi (1969) de Francois Truffaut, además de multitud de colaboraciones con directores como Henri Verneuil, Philippe Broca o Jean Becquer. En cualquier caso, una filmografía inabarcable de más de 90 títulos, muchos de ellos sustentados, casi en exclusiva, por su presencia y su carisma, muy taquilleros y especialmente populares sobre todo en Francia, pero también en el resto del mundo.

De ahí que me decante a la hora de glosar la figura de Belmondo, por una de sus presencias más icónica y populares en la gran pantalla y que conecta su figura con la de otro grande recientemente fallecido, el músico Ennio Morricone, me refiero a El profesional (Le Professionnel, 1981) de Georges Lautner.

No es casual que en el Funeral de Estado que se le rindió, una orquesta interpretara la banda sonora de esta película para despedirle, por cierto, una de las mejores de Morricone. Parece lógico, ya que ese film es un resumen de todo lo que ha convertido a Jean Paul Belmondo en un mito. Aquí encarna a un granuja encantador, un espíritu libre, seductor, con sentido del humor y desparpajo, pero mostrando a la vez intensidad y hondura ante la magnitud del reto al que se enfrenta.

En esta película, Belmondo interpreta a un agente secreto capturado en un país africano, con la misión de matar a su dictador. Pero la situación política cambia y el protagonista es traicionado y detenido. Dos años más tarde consigue escapar y vuelve a París con el objetivo de acabar su trabajo.

En El Profesional, Belmondo estaba en un periodo de madurez, que le hacía idóneo para interpretar a este agente secreto francés traicionado y desengañado, no exento de encanto, que busca terminar una misión y sobre el que sobrevuela la soledad y la tragedia.

El film lo podríamos encuadrar dentro de lo que se llamó el Polar Francés, películas que eran una versión francesa del cine negro hollywoodiense, que tanto cultivaron Alain Delon como el propio Belmondo y que alcanzaron una cotas de popularidad notabilísimas.

Belmondo es la estrella de una trama de traiciones, agentes secretos, venganza, amor y acción en la que el actor, ya cercano a cumplir 50 años, demuestra estar en plena forma física y actoral, desplegando una versatilidad que le lleva a deambular por la tragedia y el drama, con algún punto de comedia, en un film emocionante, entretenido, efectivo, con un punto existencial que le hace especial y que se sustenta en la interpretación de Belmondo y la extraordinaria y mítica banda sonora de Morricone. Todo esto hace de El profesional un film icónico dentro del policiaco francés.

No creo que podamos dar mayor homenaje a este actor que alternó el cine de autor con el más popular, que ver este espléndido ejemplo. Una película que aúna calidad y entretenimiento y que coloca a Belmondo exactamente en la literalidad de las palabras con las que el Presidente de la República, Emmanuel Macron, despedía al actor. Queríamos a Jean Paul Belmondo porque se nos parecía. Lo admirábamos, nos hacía reír. Belmondo era un poco nosotros, pero en mejor.”

 

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