“Lo que un día fue nieve”, Vicente Picó Galache

Por Isabel Alamar.

Lo que un día fue nieve (Devenir, 2021), de Vicente Picó Galache, nos propone un viaje muy personal por la herida, en particular; y, en general, por la soledad y todo lo que nos cause dolor. De este modo, el desamor, el fracaso, la incertidumbre, la muerte poblarán temáticamente este poemario de corte elegiaco dejando en cada uno de nosotros su impronta.

Con un lenguaje cuidadosamente cuidado a la vez que cadencioso el poeta se apoyará en un universo totalmente líquido: nieve, ola, lava, sangre, lágrima…, para reflejar el paso del tiempo por su vida, y cómo el famoso tópico del tempus fugit impone a través de su camino limpieza y purificación, aunque algunas de sus ondas expansivas nos arrastren a veces hasta el mismo lugar de origen como en un bucle cerrado que nos demuestra que hay cosas en la vida que nunca cambian como bien nos deja entrever la siguiente estrofa:

La vida se repite
como el tañir de las campanas,
amanece el mismo cielo,
el amor no rectifica
y siempre lloramos a destiempo.

En otras partes del libro el poeta se lamenta de la ausencia del ser amado y del dolor que esta ausencia provoca en él. Y la voz del poeta nos manifiesta expresamente su deseo de huir para olvidar, pero eso sí con la esperanza de que en un futuro no demasiado lejano pueda ser capaz de amar y sentir con igual ímpetu que el de la primera vez, véanse si no los siguientes versos del libro:

Huir por no ser dolor
no supone traición alguna,
es llevar el caudal a otro río
que ofrezca una orilla respirable.

Esta idea de volver a vivir el amor con total intensidad surca en más de una ocasión las páginas de este libro de versos. Y nos deja a veces versos verdaderamente luminosos escritos desde la autenticidad y el erotismo. De hecho, podremos leer, por ejemplo, esta llamada contundente a gozar de la vida con total vehemencia:

Quiero que mi boca
sea algo más que labio o cárcel,
añoranza de besos y dientes,
y ría porque yo lo ordeno
con una fuerza inusitada,
con la intensidad del pecado.

Lo cierto es que este poemario recoge, en definitiva, todo aquello que es primordial para el poeta, por eso, también hay poemas dedicados a la poesía, otro ítem fundamental en la poética de Vicente Picó, una poesía que el poeta reconoce, además, necesitar para ser feliz: “Fuiste el árbol olvidado. / Llegas muy tarde a estas líneas, / como el perdón y mis padres”.

En suma, un libro meditativo que nos sobrecogerá porque transmite serenidad, belleza y misterio. En una palabra, plenitud. Unos versos para degustar con tranquilidad y desde la calma con calma. En Lo que un día fue nieve podremos, además, observar, entre otras cosas, cómo la nieve se convierte en lluvia o en lágrima o en ola brava, o en lo que pase en cada instante por la mente del poeta, dado que sus versos, un tanto pesimistas, fluyen desnudos y fieramente humanos, demostrándonos que todo es posible dentro y fuera de la poesía.

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