Un sangriento recorrido por uno de los mutantes más importantes del cómic estadounidense
Lobezno es joven, si lo comparamos con otros personajes destacados de la historia del sector en los Estados Unidos de América. De hecho, nació en la denominada Era del bronce de los cómics de esa región. Es decir, en la década de los setenta. Concretamente, su primera aparición fue en 1974 dentro de las Aventuras del increíble Hulk. Curiosamente, y eso puede explicar algunos rasgos de su carácter, fue concebido como antagonista de Hulk.
Como suele suceder en las grandes editoriales, el personaje ha sufrido una serie de cambios en su concepción y en su origen. Wolverine (Lobezno) es un mutante relacionado con la Segunda Gran Guerra y fue concebido como un arma mutante. Esta idea es la nos presenta este sugerente recopilatorio de historias en las que se nos muestran diversos elementos fundamentales del personaje.
En primer lugar, y como no puede ser de otro modo, Lobezno es un mutante. Tiene una gran capacidad de curar sus heridas, lo que lo convierte en un ser cercano a la inmortalidad. Esta característica hace que se enfrente a sus enemigos de un modo poco o nada prudente. Sus luchas son, por eso, sangrientas y descarnadas. Algo que, precisamente, se quiere resaltar en este volumen que estamos comentando: Lobezno. Blanco, negro y sangre.
Lobezno ha estado vinculado al mundo animal en una interpretación violenta del mismo. De hecho, se muestra a un humano con limitaciones para controlarse y con una agresividad bastante acentuada. Esto hace que, la mayor parte de sus historias sean un completo baño de sangre. En la obra este aspecto es el que más sobresale. De hecho, su relación con los mutantes no es demasiado notoria y tampoco su vida personal.
Un tercer aspecto que resulta interesante es la relación del personaje con la denominada “América profunda”. Lobezno aparece contextualizado en uno de los pueblos del corazón de los Estados Unidos y, ahí, muestra la capacidad de cuidar, pese a haberse comportado como un brutal asesino. Una paradoja llamativa.
Lobezno. Blanco, negro y sangre es una obra publicada originalmente en los primeros meses de 2021. Recientemente ha llegado a España, publicada por Panini, en una edición con un tamaño francamente grande (23,4×33). Ello permite disfrutar de las impactantes imágenes de algunas de las doce historias contenidas en este volumen. En la obra nos encontraremos guiones de Gerry Duggan, de Matthew Rosenberg, de Declan Shalvey, de Greg Land, Saladin Ahmed, Chris Claremont, John Ridley, Donny Cates, Jed MacKay, Kelly Thompson, Ed Brisson y Steven S. DeKnight. Así mismo, veremos dibujos de Adam Kubert, Joshua Cassara, Declan Shalvey, Greg Land, Kev Walker, Salvador Larroca, Jorge Fornés, Chris Bachalo, Jesús Saiz, Khary Randolph, Andress Mossa y Paulo Siqueira.
El carácter coral de la obra hace que podamos disfrutar de diferentes narrativas en las que se va acentuando alguno de los elementos de los que hemos hablado antes. Del mismo modo, veremos unas narrativas gráficas muy diferentes. Unas con un corte más comercial, como la de Jesús Saiz, mientras que otras tienen un carácter más “sucio” (permitidme decirlo así), como la de Chris Bachalo. Todo ello en blanco, negro y sangre. En la imagen de la portada vemos claramente lo que pretendo decir.
En definitiva, estamos ante una obra en la que tenemos historias con niveles de profundidad emocional y psicológica, diferentes. También veremos unas imágenes que nos van a atrapar más que otras. Además, y como ya hemos indicado, es una obra sangrienta, violenta. En sus páginas veremos a un Lobezno poco amable, capaz de matar sin dudarlo y, claro, matar de esa manera peculiar que él posee. En resumen, estamos ante una obra que tiene gran interés potencial para aquellos interesados en este personaje y que deseen encontrar al Lobezno más intratable.
Por Juan R. Coca