El infierno de la fama en «Dribbling», con Nacho Fresneda y Álvaro Rico

Por Horacio Otheguy Riveira

El vertiginoso descenso a la pérdida de conciencia moral y social se reviste de esplendor cuando se trata de jóvenes convertidos en estrellas. Baile de millones, fama incomparable, y necesidad imperiosa de no dar un solo paso en falso, ya que cuando sucede sus fans debilitan ovaciones o hacen que no les molesta, les perdonan cualquier desvarío porque los consideran seres superiores, por el contrario hacen más humanos a sus héroes, pero algunos medios de comunicación se encarnizan para vender y destruyen sus vidas.

Así, atormentados por desear ser como cualquiera, en la feliz turbamulta de juergas imparables, algunos viven con terror a no dar la talla en cada ocasión; sucede con prematuros triunfadores en la gran industria del cine y la televisión… y en España y Latinoamérica fundamentalmente con determinados futbolistas. Precisamente de este ambiente con su página de sucesos toma prestado Ignasi Vidal a su protagonista, Javi Costa, quien con 25 años es considerado uno de los más grandes, trasladado a París pero con imperiosa necesidad de volver a casa, junto a su padre, también en su juventud acusado de abuso sexual, como ahora la pasa a él, tras una fiesta desbordada de alcohol y coca se lleva a una chica a un hotel: «primero subo yo para no dar la nota, te paso el número de habitación por el móvil y subes sola»… Pero ella le acusa de haberla forzado…

La contienda de la función se da entre el representante y el ídolo. En medio, un antiguo conflicto legal que se resolvió drásticamente: «No sé si fue un accidente o solo lo pareció. No me interesa. Como dijo un amigo, la verdad es que se mata poco». De pronto, todo se nubla y aquella noche fastuosa lleva a un lento descrédito y enfrenta a posible cárcel a un crack descontrolado que quiere triunfar más al mismo tiempo que no quiere triunfar nada, harto de tanta responsabilidad. Así, el Dribbling (regate) ya no es lo que era y se va convirtiendo en un círculo del que resulta difícil escapar, y más bien tiende a empeorar.

La escenografía de Alessio Meloni y la iluminación de Felipe Ramos aportan el lado más lúdico de la dramática trama que avanza como una buena línea de género negro, un noir teatral que crece en torno a las huellas funestas que va dejando el exceso de privilegios que acompaña esta clase de éxito, a tal punto que enferma a su protagonista, en este caso un adulto-niño con una rodilla que no le permitirá permanecer en lo alto porque no sigue las indicaciones del fisio, pero sobre todo porque duda obsesivamente entre avanzar o retroceder.

La dirección del autor, Ignasi Vidal, logra unificar con estupendo criterio dos generaciones de actores. La abundante trayectoria de Nacho Fresneda le da una seguridad imponente frente a la vulnerable juventud de Álvaro Rico, con muy poca experiencia teatral. Entre ambos, un duelo de complicidad afectuosa que va deformándose a medida que se desarrolla el drama. Sus voces y actitud física entablan ese enfrentamiento con muy lograda disciplina. Han conseguido una armonía muy difícil de lograr que permite seguir muy de cerca una historia que cada vez nos atañe más a todos.

Texto y dirección Ignasi Vidal

Escenografía y vestuario Alessio Meloni

Diseño iluminación Felipe Ramos

Ayudantía de dirección Roberta Pasquinucci

Dirección de producción Nadia Corra

Distribución Fran Ávila

Diseño gráfico y fotografías Javier Naval

TEATRO MARQUINA. HASTA EL 3 DE OCTUBRE 2021

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